En las semanas iniciales del embarazo, es común experimentar cierta ansiedad porque todo marche bien. Por esa razón, cualquier dolor o sensación extraña puede generar preocupación en las futuras madres. Un ejemplo de ello son los cólicos o calambres que se producen en la parte baja del vientre, los cuales pueden deberse a la implantación del embrión.
Es real que los calambres en la parte baja del vientre pueden indicar que se avecina un aborto espontáneo. Aunque también suelen producirse cuando el embrión se implanta en las paredes del útero. En efecto, los cólicos de implantación generalmente aparecen entre 6 y 12 días posteriores a la concepción y pueden ir acompañados por un leve sangrado.
Es importante señalar que no todas las embarazadas sufren estos cólicos, por lo que la no presencia de los mismos no es motivo de preocupación. Aquellas que sí los sienten, deben saber que éstos no duran más de dos días.
En caso que los cólicos sean severos y generen molestias por varios días, es necesario consultar con el médico para descartar la existencia de cualquier otro problema con el embarazo, pues también pueden ser síntoma de aborto espontáneo, embarazo ectópico (cuando el embrión se desarrolla fuera del útero), o embarazo molar (cuando un óvulo fecundado no se desarrolla como un embrión normal).
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