Por desgracia, la depresión durante el embarazo es más común de lo que se cree, pues muchas mujeres padecen este problema durante la gestación, y es frecuente que se extienda también tras el parto, siendo muy perjudicial para la madre y el bebé.
Son múltiples los peligros de la depresión en el embarazo, pues la angustia es un sentimiento constante en las mujeres que padecen este problema y es usual que posean pensamientos suicidas, tal como lo ha revelado un estudio efectuado en el Reino Unido. Los resultados de este sondeo conforman un alerta a nivel mundial.
La investigación, que estuvo a cargo del Colegio Real de Parteras y la página web Netmums, fue realizada en base a los casos de 260 mujeres que padecieron depresión prenatal. De este modo, se logró descubrir que la enfermedad mental puede dejar secuelas mucho más serias que las de la depresión postnatal.
Cabe destacar que la depresión prenatal, la cual afecta a aproximadamente el 10% de las embarazadas, no es tan conocida como la depresión postnatal, que se presenta luego del parto. El sondeo arrojó que el 35% de las mujeres que sufrieron depresión en el embarazo afirmaron haber tenido con frecuencia pensamientos suicidas. En el informe se señala a mujeres como las que más riesgo corren de desarrollar a posteriori problemas de salud mental serios, pues en la mayoría de los casos el cuadro se agrava por falta de control. De hecho, de las mujeres encuestadas tan solo el 22% reveló haber realizado una consulta médica por este problema o que buscó un tratamiento para dicha enfermedad.
El problema se suscita cuando las embarazadas, en vez de estar felices y plenas con la llegada de su hijo, empiezan a sentirse tristes y deprimidas. Los pensamientos negativos más comunes que suelen experimentar son confusión, cualpabilidad, angustia y tristeza, dado que se sienten descontentas por no tener una expectativa sana ante la espera de sus bebés.
Por otro lado, el 80% de las mujeres encuestadas afirmó haber tenido depresión postnatal después de haber padecido depresión en la gestación. Además, el 56% tuvo el problema en su primer embarazo, mientras que el 66% lo padeció en su segundo embarazo. Al mismo tiempo, la mitad de las mujeres reconocieron que la enfermedad influyó de manera indefinida en el vínculo con sus bebés. Incluso, y el 38% manifestó que tras el nacimiento tuvieron problemas para establecer un vínculo emocional con sus hijos.
La importancia de este estudio reside en que cuanto antes se diagnostique y trate este problema, mejor podrán prevenirse los problemas de salud mental más graves.
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