La hinchazón y aumento de la sensibilidad en los senor suele ser uno de los primeros síntomas del embarazo que experimentan las mujeres. Aunque también lo pueden ser la fatiga, las náuseas, un incremento en la sensibilidad a los olores, el aumento o pérdida del apetito, etc. Sin embargo, como cada mujer es distinta, no hay manera de predecir con certeza qué es lo que va a sentir cada embarazada.
Volviendo al aumento o pérdida del apetito, muy asociado al embarazo, muchas mujeres suelen tener ganas repentinas de comer algún alimento en particular. Esto es producto del cambio hormonal que se produce en la gestación y del periodo de adaptación que debe atravesar el cuerpo para acostumbrarse a ese aumento de hormonas.
Pero también puede ocurrir que la mujer sienta una pérdida de apetito, en especial durante el segundo trimestre de gestación. En dicho período, el feto ya posee la totalidad de sus órganos formados y se dedicará a crecer y ganar peso hasta el final del embarazo, esto hará que el útero presione demasiado el intestino grueso pudiendo llegar a ocasionarle a la futura madre estreñimiento. Al mismo tiempo, las hormonas del embarazo tornan lenta a la digestión, lo cual puede devenir en una pérdida de apetito.
De todo esto, podemos deducir que las alteraciones en el apetito de la embarazada se deben básicamente a los cambios hormonales y la adaptación del organismo a los mismos; los cambios en el olfato y gusto por los alimentos, que llevar a que una mujer rechace o desee un alimento en particular; y alguna causa psicológica. Por lo que en caso de experimentar un aumento o pérdida de apetito, la embarazada debe consultar con su ginecólogo para que establezca cuáles son las posibles causas y ofrezca una solución para que esta situación sea lo menos incómoda posible. También, es importante contemplar el peso de la madre y el del bebé, dado que un aumento desmedido del peso corporal no es recomendable en el embarazo.