Causas y síntomas del embarazo psicológico

Aunque suene difícil de creer, un embarazo psicológico conlleva los mismos síntomas de un embarazo real. En estos casos, el ciclo menstrual se detiene, comienzan los mareos, antojos, náuseas, e incluso en una etapa más avanzada pueden crecer el vientre y los pechos, y hasta se pueden suscitar aparentes movimientos del bebé y contracciones uterinas.
Entre las mujeres más propensas a desarrollar un embarazo psicológico se encuentran aquellas con problemas de esterilidad y las que se encuentran en la etapa de la menopausia. Al mismo tiempo, el temor puede llegar a paralizar las mentes de  las jóvenes que recién inician su actividad sexual y viven permanentemente con miedo de embarazarse.
Otro de los factores que influye en estos casos es la presión social, según la cual se dice que el ser madre es sinónimo de MUJER y que, por lo tanto, estamos incompletas si no conseguimos realizarnos en esta área. De modo que pensamientos colectivos o personales, como la necesidad de amar y de afianzar las relaciones de pareja, suelen ser disparadores que ocasionan su aparición.
Un signo alarmante se suscita cuando la mujer cambia de forma constante de médico en búsqueda del diagnóstico anhelado. Por ello, los profesionales en la salud deben comprender el dolor de la paciente y brindarle la ayuda necesaria puesto que con una actitud contraria se podrían profundizar en la mujer los sentimientos depresivos.
Si las pruebas caseras arrojaran un resultado negativo, para estar completamente segura de que el embarazo es real lo mejor es confirmar el diagnóstico mediante un análisis de sangre y, si todavía existen dudas, un ultrasonido es la opción más conveniente para demostrarle a la paciente que no esta gestando.

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