A partir de los seis meses de vida los bebés, por diversos motivos, comienzan a babear más.
Una de las razones que explican esta situación es que se activan las glándulas salivares de los niños para permitirles deglutir los nuevos alimentos que van incorporando a su dieta.
A ello se le suma el hecho de que aún no está acostumbrado a tragar tanta saliva, por lo que la expulsa en forma de baba a través de las comisuras de los labios, para evitar atragantarse con ella.
Además, dicha etapa coincide con la salida de los primeros dientes. La producción de saliva es propiciada por el roce constante de la lengua con la encía, producto de las molestias que sienten los pequeños durante el periodo de dentición. Incluso, cuando se meten los dedos en la boca, la cantidad de saliva producida aumenta.
En definitiva, si bien el babeo es un indicio de que el bebé está creciendo, éste le puede producir molestias, tales como constipación, irritación de la piel en la zona de la barbilla, gases y escoceduras en la cola.
Durante la etapa de babeo es necesario colocarle siempre al pequeño un babero de algodón suave forrado de plástico. De ese modo, evitarás la irritación en el mentón y el bebé permanecerá con su ropa seca.
También, es importante cambiarle el pañal seguido para evitar las escoceduras, que de aparecer pueden ser tratadas con una pomada.
Imagen:
https://mamateta.es/wp-content/uploads/2012/07/denticion2.jpg