Durante el embarazo, puede ocurrir que la pelvis se vuelva inestable, lo que produce una sobrecarga en los ligamentos y la consecuente aparición de dolor en la madre.
En un comienzo, las molestias se sienten ligeramente en la parte del pubis y el coxis al realizar determinados movimientos, como sentarse, subir y bajar del auto, subir escaleras, etc. Pero a medida que la gestación avanza, se suelen intensificar, pudiendo llegar al extremo de hacer que las madres arrastren los pies al caminar o necesiten trasladarse en una silla de ruedas.
Si bien los dolores de espalda o piernas son muy comunes en las embarazadas, éstos pueden agudizarse hasta impedirles que lleven una vida normal. Es en estos casos cuando se habla del síndrome de inestabilidad pelviana, lo cual requiere de una consulta con el médico para que indique el tratamiento a seguir.
Es necesario identificar cuáles son los movimientos que mayores molestias ocasionan, eso permite corregir las posturas y aliviar el dolor.
Existen algunas recomendaciones para las embarazadas que sufren del síndrome de inestabilidad pelviana, como dar pasos pequeños al andar, para evitar tener que arrastrar los pies; doblar las rodillas cuando se está de pie, separar las piernas al sentarse, doblar las rodillas y conservar la espalda derecha al agacharse y evitar los movimientos asimétricos.
Para prevenir la inestabilidad de la pelvis, hay ciertos hábitos que se aconseja adoptar, como usar faja para sujetar el vientre y mantener firme la pelvis, moverse correctamente, no permanecer mucho tiempo sentada o inactiva y tomar vitamina C para favorecer la elasticidad y reducir la inflamación de las articulaciones.
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