Etapa del babeo en los bebés

A partir de los seis meses de vida los bebés, por diversos motivos, comienzan a babear más.
Una de las razones que explican esta situación es que se activan las glándulas salivares de los niños para permitirles deglutir los nuevos alimentos que van incorporando a su dieta.
A ello se le suma el hecho de que aún no está acostumbrado a tragar tanta saliva, por lo que la expulsa en forma de baba a través de las comisuras de los labios, para evitar atragantarse con ella.
Además, dicha etapa coincide con  la salida de los primeros dientes. La producción de saliva es propiciada por el roce constante de la lengua con la encía, producto de las molestias que sienten los pequeños durante el periodo de dentición. Incluso, cuando se meten los dedos en la boca, la cantidad de saliva producida aumenta.
En definitiva, si bien el babeo es un indicio de que el bebé está creciendo, éste le puede producir molestias, tales como constipación, irritación de la piel en la zona de la barbilla, gases y escoceduras en la cola.
Durante la etapa de babeo es necesario colocarle siempre al pequeño un babero de algodón suave forrado de plástico. De ese modo, evitarás la irritación en el mentón y el bebé permanecerá con su ropa seca.
También, es importante cambiarle el pañal seguido para evitar las escoceduras, que de aparecer pueden ser tratadas con una pomada.

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Proceso de sueño de los bebés

Durante sus primeros meses de vida, los bebés suelen pasar despiertos toda la noche y durante el día duermen plácidamente. Acostumbrar al bebé a dormir de noche no es algo que ocurrirá fácilmente, pues representa todo un proceso que puede extenderse entre uno a tres meses.
Lo que toda madre debe saber, especialmente las primerizas, es que los horarios de sueño del bebé, que se dividen durante el día en tiempos distintos, son mayores que el nuestro.
Se estima que un recién nacido duerme alrededor de entre 16 y 18 horas diarias, distribuyendo el sueño  en 6 o 7 intervalos de aproximadamente unas 2 o 3 horas.
Una de las cuestiones principales que hace que los bebés posean el sueño interrumpido es el hambre, pues los bebés precisan alimentarse a cada momento ya que sus estómagos son muy pequeños, y sus necesidades de vitaminas, proteínas y minerales son amplias porque se encuentran en constante crecimiento y desarrollo. Además, al alimentarse de forma exclusiva con leche materna,  como ésta se digiere rápidamente,  los recién nacidos precisan alimentarse cada un espacio de entre dos y cuatro horas.
Por otro lado, vale señalar que los bebés no diferencian el día y la noche, de modo que no saben que la noche es para dormir, sino que siguen los mismos patrones de sueño que tenían en el vientre materno.
También, influyen bastante las condiciones ambientales. De modo que si hace mucho calor o frío en el cuarto del pequeño, esto no le molestará al momento de dormir, propiciando que despierte con llanto. Es importante no abusar con el abrigo pero tampoco dejarlo muy desprotegido.
Las molestias por tener el pañal sucio, son otros de los factores que suelen interrumpir el sueño, puesto que hay que cambiarlo.
Los gases, a la vez, pueden ocasionar también problemas a la hora de dormir, porque propician la aparición de molestias e incluso cólicos.
El proceso de la dentición influye mucho también en el proceso de sueño de los pequeños, debido a que puede generar inflamaciones en las encías o escozor.
Incluso, demasiada luz o demasiada oscuridad en la habitación del bebé puede llegar a generar trastornos en el sueño del pequeño, por lo que resulta recomendable utilizar una lámpara pequeña de luz tenue por las noches.

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La dentición en los bebés

La dentición representa para los bebés un proceso arduo y doloroso, siendo a su vez bastante  trabajoso para los padres. De modo que es importante conocer cómo es el proceso para saber como actuar en ese momento.
La dentición puede empezar a los 3 meses de edad de los pequeños y continuar hasta los 3 años. Por lo general, los primeros dientes en asomarse son los dos dientes frontales inferiores, denominados incisivos centrales. A ellos, les siguen los 4 dientes superiores. Las muelas salen más tarde y los colmillos, por último.
Aproximadamente, a los 3 años es cuando los niños poseen la dentadura casi completa, con 20 dientes de leche. De todas maneras, hay algunos casos en los que los bebés ya nacen con uno o dos dientes.
Cuando los bebés comienzan el proceso de dentición, pueden mostrarse irritables y con mal humor durante. Lo cual puede acarrear alteraciones del sueño y falta de ganas de comer.
En la etapa de dentición, es normal que los bebés tengan fiebre, pues las encías, al estar sensibles o hinchadas, pueden producir la elevación de la temperatura corporal.
Otra de las cosas que pueden notar los padres es la excesiva baba del pequeño al morder cosas. Por lo que es aconsejable controlar con un paño la baba para evitar erupciones en la piel. También, es importante el uso de mordillos para ésta etapa.
Los padres, fundamentalmente, deben tener mucha paciencia y saber que se trata de una etapa normal de los niños. Ante cualquier duda, no hay que dejar de consultar con el médico.

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Desaconsejan el uso de mordedores con vibración

En el mercado español comenzaron a circular unos novedosos mordedores para niños cuya particularidad reside en que vibran para adormilar la boca de los bebés y disminuir así el dolor que padecen a lo largo del proceso de  erupción dental.
Si bien los mordedores con vibración son muy semejantes a los ya tradicionales, se diferencian de ellos que al morderlos empiezan a vibrar, estimulando de ese modo la circulación de la sangre de las encías en la boca del pequeño, aliviándole el dolor y la ansiedad. En tal sentido, a pesar de que no existe una investigación directa al respecto que de cuenta de las ventajas reales que entraña su uso, hay ciertos indicios que demuestran que puede ser desaconsejable su empleo.
Según creen los especialistas, el nivel de vibraciones que alcanzan los mordedores pueden llegar a producir algunas lesiones en el esqueleto del pequeño, ya sea a la altura del cuello como de la columna, lo cual puede acarrear graves consecuencias en su desarrollo.
De esta manera, si bien es importante tener en cuenta que la dentición puede ocasionarle al bebé dolor y, sobre todo, molestias, lo más recomendable es intentar calmarlo mediante recursos más naturales.
Incluso, los especialistas coinciden en que como no han sido comprobadas las ventajas del uso de este tipo de mordedores y, siendo que existen algunas dudas acerca de su probable peligrosidad, lo mejor es no usarlos o reducir su uso al mínimo, en tanto y en cuanto no se disponga de mayor información al respecto.

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Mitos y verdades sobre la dentición en los bebés

Uno de los grandes mitos que existen en torno a la dentición es el padecimiento de  fiebre alta. Se acostumbra creer que un ascenso de la temperatura se halla vinculado al brote de los primeros dientes en los bebés. Entonces, cabe preguntarse si es o no la fiebre un síntoma de la salida de los dientes.
Según los expertos, la respuesta es no. Un estudio, que fue realizado recientemente en Brasil, revela que aunque la temperatura de un bebé sube de manera ligera el día en que le sale un diente, la fiebre no constituye un síntoma de la dentición, aunque el babeo y la irritabilidad sí pueden serlo.
La salida del primer diente se produce aproximadamente entre los cuatro y los ocho meses de vida. Por lo general, se asoman primero los dos centrales inferiores y poco tiempo después comienzan a salir los centrales superiores.
Los dentistas brasileños, realizaron un seguimiento a 47 bebés, de entre 5 y 15 meses de vida, a lo largo de 8 meses, para poder estudiar a fondo las señales y síntomas de la dentición.
Según pudieron observar el día en que salió el diente, los niños eran más proclives a padecer escurrimiento nasal, diarrea, sarpullido y falta de apetito, además de irritabilidad, dormir mal, mayor salivación y babeo.
Respecto a la temperatura corporal de los bebés, han notado que ésta tendía a aumentar unas décimas el día en que salía el diente y al día siguiente, pero continúa siendo considerado dentro del rango de lo normal.
En tal sentido, si el niño posee más de 38 Cº de fiebre es un claro signo de enfermedad, más allá de la salida de los dientes, por lo que es necesario buscar la causa y tratarla adecuadamente.
Es preciso señalar que cada bebé reacciona de modo diferente a la salida de los dientes. Algunos niños casi no presentan síntomas, en tanto que otros lo pasan en verdad mal. De manera que para aliviar las molestias de la dentición siempre es bueno ofrecerles bebidas frías, un mordedor, trocitos de manzana o zanahoria fría  y propinarle un delicado y suave masaje con los dedos.