Los padres sabemos lo difícil que es tener que dejar a nuestro bebé llorando en su habitación, o tener que pasar la noche despiertos porque no quiere dormir solo. Si bien la mayoría de los bebés a partir de los tres meses de vida adoptan rápidamente el ritmo normal del sueño, a otros les toma bastante más tiempo, llegando incluso a rozar el año.
Por esta razón, muchas veces los papás suelen tomar la decisión de colocar al bebé en su cama, decisión que si bien puede parecer satisfactoria en el momento, debido a que el pequeño se duerme porque se siente seguro, no es lo más aconsejable con el paso del tiempo.
Dormir al pequeño en la cama de sus padres, es un tanto perjudicial, ya sea para el niño, que no logra acostumbrarse a las rutinas necesarias, como para los padres, que no sólo pierden intimidad sino que terminan cediendo un espacio propio, tan importante para que la pareja mantenga vivo su propio vínculo. No se debe olvidar que la cama de los adultos es un lugar privado y, por tanto, es solo para los padres.
Para evitar que esto suceda, siempre es más conveniente establecer las rutinas del sueño del bebé, acostándolo antes que los padres y respetando los horarios. También, es bueno acompañar al pequeño hasta que se duerma.
Recuerden que dormir junto a los padres no solamente influye negativamente en la intimidad de los adultos, limitándola, sino que a la vez puede ser perjudicial para el desarrollo y la buena salud del niño. Por más bello que pueda resultar dormir con nuestro pequeño, es importante saber que cada cual debe tener su propio espacio De ese modo, se evitarán problemas a nivel de la pareja y se favorecerá el crecimiento adecuado del niño como ser independiente.