El tercer mes de embarazo

Al cumplir el tercer mes de embarazo, tras haber ya casi superado la etapa de las náuseas y los vómitos, el embrión se convierte en feto. Es el momento de realizar la primera ecografía, a través de la cual es posible determinar la fecha de la concepción y localizar si existen o no malformaciones en el feto.

Durante el tercer mes de gestación, el bebé triplicará su volumen, llegando a medir doce centímetros y pesar aproximadamente 65 gramos. Además, continúa formándose el esqueleto, funcionan las articulaciones y comienzan a desarrollarse las células nerviosas.

En lo que respecta a los órganos sensoriales, los ojos alcanzan su posición final y se cubren los párpados. La boca se empieza a articular, comienzan a dibujarse los labios y se forman los orificios nasales.

En cuanto a la salud de la mujer, es importante que ésta mantenga hábitos saludables, suprimiendo por completo el consumo de tabaco y alcohol. Si se trata de un embarazo complicado, con amenaza de aborto o parto prematuro, el ginecólogo realizará un seguimiento intensivo de la mujer. A la vez que recomendará guardar reposo y evitar realizar esfuerzos.

Con respecto a la alimentación durante el tercer mes de embarazo, los especialistas aconsejan comer de manera saludable y equilibrada para que el bebé no sufra carencias de nutrientes. Lo ideal es ingerir al menos una fruta y una verdura por comida, cuidando que siempre estén bien lavadas.

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Síntomas de problemas de vesícula en el embarazo

Las hormonas del embarazo, sobre todo la progesterona, relajan los tejidos musculares y afectan a la vesícula, pues como la misma no logra contraerse lo suficiente, parte de la bilis queda almacenada en su interior, favoreciendo la formación de sedimentos o cálculos.
La enfermedad de la vesícula biliar en ocasiones es complicada de detectar en el embarazo porque sus síntomas, náuseas y vómitos, son similares a los de la gestación. No obstante, si tales síntomas no cesan luego del primer trimestre y el médico sospecha que el problema podría ser la vesícula, la forma más sencilla de detectarlo es mediante un ultrasonido.
En general, las mujeres tienen mayor predisposición que los hombres a tener problemas de vesícula. Aunque existen otros factores que influyen como la herencia genética,  el sobrepeso, colesterol alto, consumo elevado de grasas y diabetes.
En la mayoría de los casos, los síntomas de la enfermedad suelen aparecer durante el tercer trimestre del embarazo o después del parto. Aunque también se pueden presentar al comienzo de la gestación, en aquellas mujeres que son más propensas a esta enfermedad.
Es bueno saber que la presencia de sedimentos o piedras en la vesícula no afecta directamente en el bebé. Sin embargo, sí pueden afectarle las consecuencias que la inflamación le genera a la salud de la madre, como puede ser la imposibilidad de alimentarse bien por los constantes vómitos o náuseas.
Durante el embarazo, una forma de reducir los síntomas y potenciales complicaciones es variando la dieta, evitando sobre todo la ingesta de grasas. Hacer ejercicio con regularidad tambien puede ser de ayuda.
En última instancia, el médico será quien valorará los efectos que está provocándole a la madre la enfermedad, ante a los riesgos de someterse a una cirugía. Pero, por lo general, la operación en embarazadas suele tomarse como última opción.

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