Buena parte de las madres primerizas, desconocen las causas por las cuales sus bebés poseen el cuerpo cubierto de vellos, lo cual les genera preocupación ya que tal vez para algunos represente una característica poco estética. La inquietud mas habitual es la de saber si ese vello irá disminuyendo en abundancia. En verdad, todos los bebés poseen esa clase de recubrimiento en la piel y recibe el nombre de lanugo, y algunos lo sueltan más rápidamente que otros.
Durante la gestación, el cuerpo del bebé se recubre de vello, siendo una protección natural que aparece en la segunda mitad del embarazo y que cumple la función de pegar al cuerpo el manto graso que recubre la piel del bebé recién nacido en pos de darle mayor protección pues, a la hora de nacer y a lo largo de sus primeros años de vida, la piel de los pequeños es por demás delicada.
La función del lanugo es de suma importancia ya que protege el cuerpo del bebé, impidiendo que la piel se ablande al permanecer constantemente contacto con el líquido amniótico. Asimismo, contribuye a modo de lubricante en el parto ya que el vello posee textura aterciopelada para impedir que la piel del bebé se adhiera a la de la madre, lo que produciría mayor dolor y fricción al nacer.
Lo más común es que la mayor parte del vello se pierda, pero existen casos en los que el vello puede acompañar al pequeño un tiempo más.
Los bebés prematuros, son los que en general nacen con su lanugo intacto, puesto que al nacer fuera de término lo hacen dotados de esa protección, En esos casos, el vello puede durar hasta que el niño vaya creciendo.
Gran cantidad de vello puede observarse en la espalda, la nuca y los hombros, y como no posee raíz el vello se irá desprendiendo al ponerle o sacarle la ropa o al higienizarlo, desapareciendo completamente en las primeras semanas de vida.
Imagen:
http://www.atencionycuidadosdelbebe.com/2011/12/la-piel-del-recien-nacido.html