La lactancia materna puede ser nuestra mejor aliada, en este caso. El niño que está siendo alimentado con la leche materna, tiene muchas menos posibilidades de padecer diarrea. La razón es que es la leche de más calidad y no está contaminada, además, no ha sido manipulada. Por otro lado, la leche materna posee sustancias que protegen al bebé, lo que hace que sea más fácil prevenir las infecciones intestinales. También, debemos lavar muy bien, tanto frutas como verduras y cocinar lo mejor posible, tanto las carnes como los huevos.
Las hamburguesas, por ejemplo, deben estar bien cocidas y, en el interior, debemos asegurarnos de que no están de color rosado. Además, no debemos usar la misma tabla a la hora de apoyar la carne cruda, si no la hemos lavado con agua y con algún tipo de desinfectante. Y, si comemos en un local, debemos asegurarnos de que todo está bien cocido.
Si nuestro bebé sufre diarrea, lo mejor es seguir amamantándolo, y si hace mucho calor, lo mejor es bañarlo y ponerlo en un lugar fresco, ya que a una temperatura alta hará que aumente el riesgo de deshidratación, y si vomita, debemos darle agua hervida templada, por cucharadas.
En la mayor parte de las diarreas, no es necesario el uso de medicamentos. Si nos aseguramos de que tenga una buena hidratación y una alimentación correcta, nuestro bebé se pondrá bien en 5 o 10 días.