Espasmos del sollozo

Aproximadamente el 5% de los niños entre los los 6 meses y los 3 años de vida padecen “espasmos del sollozo”, es decir, que al llorar con mucha intensidad, cualquiera sea el motivo, dejan de respirar por unos segundos.
Aparte del llanto intenso y la apnea, los pequeños pueden presentar una coloración azulada de piel que es conocida como espasmo cianótico, pudiendo incluso llegar a desmayarse; o también  pueden verse pálidos, perder el sentido y sufrir convulsiones, episodio que se denomina “espasmo pálido del sollozo”.
Más allá de estos síntomas, los espamos no revisten gravedad y tampoco dejan secuelas en los niños.
En estos casos, los niños no pasan más de 20 segundos sin respirar y recuperan el sentido en  menos de un minuto, de modo que se descarta la posibilidad de que sufran daño cerebral o se asfixien.
Cuando sucede un episodio de este tipo lo más recomendable es procurar mantener la calma, verificar que no tenga nada en la boca y luego tumbarlo en el suelo, pues es la mejor posición para que la sangre se irrigue al cerebro.
Además, se aconseja frotarle las muñecas con un pañuelo húmedo y pellizcarlo suavemente tanto en los brazos como en las piernas. Bajo ningún concepto se lo debe zarandear ni soplarle en el rostro, pues eso no hará más que asustarlo y tardará más en volver a la normalidad.
Una vez que el pequeño se recupere, es importante no reñirlo y procurar distraerlo. Puede que luego de un episodio como este se muestre un poco cansado.
Es muy probable que la situación se vuelva a repetir en otras oportunidades, por lo que es conveniente anticiparse a las rabietas y distraer al niño para evitar que se ponga nervioso, reconfortándolo.
En casos excepcionales, los espasmos son una señal de que algo anda mal y es necesario llevar rápidamente al pequeño a urgencias. Por eso, si se producen cuando está durmiendo, se presentan en niños menores de 5 meses o mayores de 8 años, ocurren sin causa aparente, o el niño demora en recuperar el sentido, es necesario recurrir rápidamente al médico.

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Oír a sus madres ayudaría a los bebés prematuros para una recuperación más rápida

Recientemente, un nuevo estudio ha logrado demostrar que los bebés prematuros que oyen la voz de sus madres respiran mucho mejor.
De acuerdo a la información que se desprende del estudio, al oír la voz y el timbre de su madre se estimulan los latidos en el corazón del bebé prematuro, lo cual lo estimularía a tener una recuperación mucho más rápida, considerando que se trata de niños en situación de alto riesgo por haber nacido antes de la fecha prevista.
La información ha sido difundida por los investigadores de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal del Hospital Brigham en Boston, Estados Unidos, quienes señalaron que los bebés nacidos entre las 26 y las 32 semanas de gestación aumentaron notablemente su ritmo cardíaco y regularizaron su respiración al escuchar a sus madres.
Dichos resultados, se obtuvieron de un análisis realizado a 14 bebés prematuros que se encontraban internados en la unidad de cuidados intensivos del hospital. A cada bebé, se le hizo oír una grabación de la voz de sus madres o su frecuencia cardiaca, tras lo cual evidenciaron una clara mejoría en su desarrollo, siendo menos propensos a sufrir eventos cardiorrespiratorios serios durante su recuperación.
Vale destacar la importancia de dicho estudio, pues los bebés nacidos antes de las 35 semanas de gestación corren riesgo de experimentar un descenso en la frecuencia cardiaca, además de las posibilidades de sufrir cáncer de pulmón o trastornos del sueño, como es el caso de la Apnea.

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