La anemia en el embarazo

La anemia es la disminución de hemoglobina en la sangre. La hemoglobina se encarga de transportar el oxígeno desde los órganos respiratorios hasta los tejidos. De este modo, su baja concentración hace que el organismo no reciba el oxígeno necesario, por lo que la persona con anemia habitualmente se siente cansada y con una sensación de que le falta el aire.
Las mujeres son más propensas a padecer un cuadro de anemia, en especial durante el embarazo. Por lo general, este problema se produce por falta de hierro, hemorragias o poca ingesta escasa.
En el caso de las embarazadas, estas son proclives a sufrir anemia, en especial la ferropénica, producida por la escasez de hierro. Durante la gestación, la placenta toma de la madre todo lo que requiere el feto, en detrimento de ella. Generalmente, la nutrición del bebé conlleva a que el cuerpo de la madre realice un mayor esfuerzo, ya que el organismo tiene que trabajar más para la distribución del oxígeno, por lo que esto se manifiesta en irritabilidad y profundo cansancio.
Según los datos estadísticos, alrededor de la mitad de las embarazadas padecen anemia, razón por la cual es habitual que se les indique tomar suplementos de hierro a partir de la semana 15 de gestación. El tratamiento depende exclusivamente de cada mujer, así como de sus necesidades dietéticas.
Los síntomas más comunes de la anemia son: piel pálida, mareos, sensación de debilidad y mucho cansancio, dificultad de concentración, taquicardia y problemas respiratorios.
La anemia durante el embarazo no es un problema grave, puesto que no afecta al bebé sino todo lo contrario dado que el niño se queda con todos los nutrientes de la madre, y como el tratamiento adecuado se soluciona fácilmente. En caso de que no sea tratada, puede existir riesgo de parto prematuro o bajo peso al nacer.
Además de los suplementos vitamínicos, las embarazadas deben cuidar su alimentación, procurando aumentar la ingesta de carne roja, sobretodo el hígado y la morcilla. En el caso de las vegetarianas, estas pueden incrementar sus reservas de hierro mediante el consumo de frutos secos y verduras de hoja verde.

Calidad de la alimentación en el embarazo

En el imaginario popular de las embarazadas, ronda la idea de que hay que comer el doble, pues un nuevo ser se aloja en su cuerpo. Pero en verdad, la cantidad no garantiza la calidad de lo que se come, de modo que es preciso observar muy bien qué es lo que se elige para alimentarse, más allá de las cantidades.
Más allá de que el cuerpo necesitará aproximadamente 300 calorías diarias adicionales, sobre todo en el último trimestre de la gestación, estas tienen que proceder de alimentos nutritivos y básicos para el desarrollo del bebé.
Lo que se consume se encuentra íntimamente ligado al desarrollo  pequeño, por lo que es muy importante respetar las indicaciones del médico.
En efecto, tanto el hierro como el calcio son básicos, y deberá consumirse en una dosis prescripta por el profesional médico para que el bebé pueda contar con qué abastecerse y no tomarlos de las reservas de la madre.
Para que el bebé pueda desarrollarse de forma adecuada, son necesarias  proteínas, vitaminas, minerales y carbohidratos.
En el caso de las proteínas, vitales para el crecimiento, las encontramos en alimentos como la carne, pescado, pollo y huevos.
Por su parte, los carbohidratos, que están presentes en pan, cereales, papas y arroz,  resultan esenciales para la energía.
Mientras que el hierro, que es básico para la producción de glóbulos rojos, se encuentra en alimentos tales como las lentejas, las carnes rojas y espinacas. En tanto que las vitaminas se hallan en todas las verduras y frutas.
Por último, es fundamental beber mucha agua y seguir a rajatabla las indicaciones del médico.

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