Uno de los grandes mitos que existen en torno a la dentición es el padecimiento de fiebre alta. Se acostumbra creer que un ascenso de la temperatura se halla vinculado al brote de los primeros dientes en los bebés. Entonces, cabe preguntarse si es o no la fiebre un síntoma de la salida de los dientes.
Según los expertos, la respuesta es no. Un estudio, que fue realizado recientemente en Brasil, revela que aunque la temperatura de un bebé sube de manera ligera el día en que le sale un diente, la fiebre no constituye un síntoma de la dentición, aunque el babeo y la irritabilidad sí pueden serlo.
La salida del primer diente se produce aproximadamente entre los cuatro y los ocho meses de vida. Por lo general, se asoman primero los dos centrales inferiores y poco tiempo después comienzan a salir los centrales superiores.
Los dentistas brasileños, realizaron un seguimiento a 47 bebés, de entre 5 y 15 meses de vida, a lo largo de 8 meses, para poder estudiar a fondo las señales y síntomas de la dentición.
Según pudieron observar el día en que salió el diente, los niños eran más proclives a padecer escurrimiento nasal, diarrea, sarpullido y falta de apetito, además de irritabilidad, dormir mal, mayor salivación y babeo.
Respecto a la temperatura corporal de los bebés, han notado que ésta tendía a aumentar unas décimas el día en que salía el diente y al día siguiente, pero continúa siendo considerado dentro del rango de lo normal.
En tal sentido, si el niño posee más de 38 Cº de fiebre es un claro signo de enfermedad, más allá de la salida de los dientes, por lo que es necesario buscar la causa y tratarla adecuadamente.
Es preciso señalar que cada bebé reacciona de modo diferente a la salida de los dientes. Algunos niños casi no presentan síntomas, en tanto que otros lo pasan en verdad mal. De manera que para aliviar las molestias de la dentición siempre es bueno ofrecerles bebidas frías, un mordedor, trocitos de manzana o zanahoria fría y propinarle un delicado y suave masaje con los dedos.