La higiene dental en los bebés

A los bebés, desde que nacen, es importante realizarles un masaje de las encías y cepillarles los dientes, ni bien éstos comiencen a asomar, pues de ese modo se puede prevenir la aparición de caries a futuro. Recién cuando cumplan el año, es conveniente comenzar a enseñarles a lavarse los dientes solos.
Los primeros dientes, por lo general, comienzan a brotar en torno a los 4 y los 6 meses de edad. Para su limpieza, es recomendable que los padres utilicen una gasa humedecida con agua tibia, la cual deben enrollar en uno de sus dedos para, de ese modo, pasársela suavemente por la superficie de los dientes del pequeño. Las encías, también deben ser repasadas con un masaje suave.
Hay estudios sobre la higiene dental que indican la existencia de notables diferencias en la edad de aparición de las caries, en función de cuándo se le comienza a cepillar los dientes a los niños.  Por consiguiente, se recomienda iniciar el cepillado ni bien broten los primeros dientes
En el caso de los niños mayores de 3 años, es importante enseñarles una técnica apropiada de higiene oral, para que la puedan seguir durante toda su vida. Los cepillos tienen que ser blandos para evitar dañar las encías, al menos hasta que empiecen a controlar la presión que deben ejercer en el cepillado.  Se debe usar una pasta dental para niños, que contenga flúor. Lo ideal para inculcarles el hábito de la limpieza bucal, es enseñarles a cepillarse los dientes como si se trata de un juego.

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Las caries en los más pequeños

Si bien no es lo usual, puede ocurrir que los primeros dientes de leche se empiecen a picar desde bebés, lo cual constituye una verdadera preocupación para los padres. Siempre a los niños se les pican muchos más los dientes si los comparamos con los adultos.
A los bebés que tan sólo se alimentan con leche, se les pica los dientes cuando poseen el hábito de dormir con el biberón, pues esto hace que queden restos de leche en la boca que producirán bacterias que, a su vez, propiciarán la aparición de picaduras. En aquellos pequeños que toman jugos, la situación es peor porque las frutas contienen azúcares que se descomponen de forma rápida en  la boca, por eso es común poder sentir mal aliento en los bebés.
A medida que van creciendo, van incorporando sólidos a la alimentación, que suelen quedar con facilidad entre y sobre los dientes; y golosinas, que facilitan la aparición de  caries por la proporción de azúcares y harinas que contienen.
De todos modos, la principal causa de las picaduras o caries no es otra más que la mala limpieza de los dientes. Desde bebés, hay que limpiarles las encías con una gasa húmeda,  y luego sus primeros dientes con un cepillo dental después de cada comida.
Hay que tener en cuenta que las primeras muelas de los bebés poseen hendiduras profundas y fisuras en la superficie de masticación que, al ser demasiado  delgadas, los cepillos dentales no llegan a limpiarlas correctamente, por lo que es ahí donde se produce la acumulación de bacterias.
Teniendo en cuenta todo esto, es importante que los padres les cepillen los dientes a sus hijos durante los primeros 3 años de vida, y luego le creen el hábito de lavarse los dientes, monitoreando el cepillado al menos hasta los 6 años para asegurar una buena higiene y prevenir la aparición de las tan indeseadas caries.

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Mitos y verdades sobre la dentición en los bebés

Uno de los grandes mitos que existen en torno a la dentición es el padecimiento de  fiebre alta. Se acostumbra creer que un ascenso de la temperatura se halla vinculado al brote de los primeros dientes en los bebés. Entonces, cabe preguntarse si es o no la fiebre un síntoma de la salida de los dientes.
Según los expertos, la respuesta es no. Un estudio, que fue realizado recientemente en Brasil, revela que aunque la temperatura de un bebé sube de manera ligera el día en que le sale un diente, la fiebre no constituye un síntoma de la dentición, aunque el babeo y la irritabilidad sí pueden serlo.
La salida del primer diente se produce aproximadamente entre los cuatro y los ocho meses de vida. Por lo general, se asoman primero los dos centrales inferiores y poco tiempo después comienzan a salir los centrales superiores.
Los dentistas brasileños, realizaron un seguimiento a 47 bebés, de entre 5 y 15 meses de vida, a lo largo de 8 meses, para poder estudiar a fondo las señales y síntomas de la dentición.
Según pudieron observar el día en que salió el diente, los niños eran más proclives a padecer escurrimiento nasal, diarrea, sarpullido y falta de apetito, además de irritabilidad, dormir mal, mayor salivación y babeo.
Respecto a la temperatura corporal de los bebés, han notado que ésta tendía a aumentar unas décimas el día en que salía el diente y al día siguiente, pero continúa siendo considerado dentro del rango de lo normal.
En tal sentido, si el niño posee más de 38 Cº de fiebre es un claro signo de enfermedad, más allá de la salida de los dientes, por lo que es necesario buscar la causa y tratarla adecuadamente.
Es preciso señalar que cada bebé reacciona de modo diferente a la salida de los dientes. Algunos niños casi no presentan síntomas, en tanto que otros lo pasan en verdad mal. De manera que para aliviar las molestias de la dentición siempre es bueno ofrecerles bebidas frías, un mordedor, trocitos de manzana o zanahoria fría  y propinarle un delicado y suave masaje con los dedos.

¿Por qué hay niños que nacen con dientes?

No es algo muy frecuente; pero, no debemos asustarnos ante el hecho de que hay niños recién nacidos que nacen ya con algún diente -incluso, pueden nacer con dos dientes de leche. Lo normal es que tarden más en aparecer. En Reino Unido, pasó un caso curioso: el de un bebé, que a las dos semanas de nacer ya tenía dos molares, lo que le provocaba molestias a la madre, a la hora de dar el pecho, hecho que sorprendió a los médicos, pues sucedió tres semanas antes de los normal.

Los médicos han explicado que los dientes de leche se empiezan a formar durante la tercera semana de vida intrauterina, de forma que, cuando el niño nace ya posee dentro de sus huesos maxilares los brotes necesarios para que 20 dientes conformen la estructura dentaria de “leche”. Y, también, las células diferenciadas que crearán los 32 dientes definitivos, ya de adultos. Lo cierto es que al consultar al especialista, este nos explica que no es extraño que un niño nazca con uno o dos dientes, a los que se conoce como “dientes natales”.

No hay una causa que lo justifique. Los médicos piensan que puede ser por herencia genética, por una hipovitaminosis o por algún síndrome. El único problema es que pueden provocar molestias, o incomodidades, a la hora de dar el pecho.

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Cuidar la dentadura desde que le damos el pecho

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La cifra sorprende: el 90% de los problemas buco dentales que aparecen en adultos se pueden llegar a prevenir. Para esto, hay que emplear una buena higiene dental y una alimentación que haga que la salud de nuestro pequeño sea más favorable. Y, algunos de los consejos más importantes es que debe hacerse desde el momento de la lactancia; incluso, aunque nuestro bebé se alimente, de manera exclusiva, de leche materna; pues, ya pueden aparecer los primeros signos. Para evitar que los elementos azucarados de la leche materna disminuyen el esmalte de los dientes, hay que tomar una serie de medidas preventivas de higiene de la cavidad oral, tras cada toma, como son los enjuagues con agua. También, una de las tradiciones más comunes, como la de poner azúcar en el chupete, es mala para sus dientes.

La causa es que la destrucción que se produce, tanto en muelas como en dientes es muy rápida. Esto sucede, sobre todo, cuando añadimos alimentos de tipo edulcorado al biberón, como pueden ser los zumos de frutas, que se mantienen durante horas en la boca del bebé. Esto provoca lo que conoce como caries de biberón. Por tanto, debemos cuidar la dentadura de nuestro pequeño, desde el principio.