¿Cómo se diagnostica la diabetes gestacional?

La prueba de la glucosa, también conocida como test de O’Sullivan, es realizada con el propósito de diagnosticar la diabetes gestacional, la cual afecta al 9% de las mujeres embarazadas.
La diabetes gestacional constituye una alteración en el metabolismo de la glucosa que suele ocurrir durante la gestación, sobre todo en la segunda mitad del embarazo, momento en que las hormonas propias de la gestación generan un aumento de los niveles de glucosa en la sangre, en especial luego de las comidas.
Dicha alteración se caracteriza por un mal uso del organismo de los hidratos de carbono y suele darse con mayor frecuencia en las embarazadas mayores de 30 o en aquellas que poseen antecedentes de diabetes en la familia, obesidad o que hayan tenido embarazos diabetógenos anteriores.
Este tipo de diabetes no presenta síntomas. Es por ese motivo que entre la semana 24 y la 28 de gestación se realiza esta prueba a todas las embarazadas, para de ese modo poder identificar si poseen posibilidades de presentar dicha patología.
Para el test, que siempre se realiza por la mañana, es indispensable que la mujer esté
en ayunas. Para la prueba se realiza una primera extracción de sangre, tras lo cual la embarazada debe beber un líquido a base de glucosa. Luego de transcurrida una hora,  se vuelve a tomar una muestra de sangre para verificar cómo ha reaccionado el organismo de la mujer a la glucosa.
Si bien los resultados del test de O’Sullivan no son en verdad determinantes, a aquellas embarazadas que sobrepasan el límite establecido se les practica la curva o prueba de la glucosa, para así poder confirmar el diagnóstico de diabetes.
Para la correcta realización de la prueba es necesario que, durante los tres días anteriores, la gestante siga una dieta de 2.100 calorías rica en hidratos de carbono. De esa manera, de confirmarse el diagnóstico de diabetes gestacional, será necesario efectuarle a la embarazada controles constantes de azúcar y orina, además de someterla a un tratamiento con insulina y seguir una dieta estricta.

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Lo que hay que saber sobre la diabetes en el embarazo

La diabetes se produce por una disfunción del páncreas, órgano que se encarga de regular los niveles de glucosa en el torrente sanguíneo. Durante la gestación, suele darse un aumento de los niveles de azúcar en sangre, lo cual es conocido como diabetes gestacional y desaparece luego del parto. Si eres diabética y estás esperando un bebé, debes prestar mucha atención a tus niveles de glucosa.
La diabetes surge cuando el páncreas no produce insulina suficiente, una hormona que ayuda a usar la glucosa que se necesita para que el organismo obtenga energía.
En el embarazo, se da un incremento de los niveles de azúcar en la sangre de la mujer con el propósito de satisfacer las necesidades del feto. En la mayoría de los casos, el organismo responde a este incremento fabricando más cantidad de insulina.
No obstante, las mujeres diabéticas o con tendencia a la diabetes no producen la insulina suficiente para metabolizar la elevación de los niveles de azúcar, que pasa a la orina y la sangre. Los síntomas de la diabetes son hambre y sed en exceso, ganas de orinar frecuentemente e infecciones vaginales, así como presión sanguínea alta o hipertensión.
Cabe destacar que el embarazo en mujeres diabéticas puede ser seguro, siempre que se realice un estricto control médico.
La diabetes puede ser anterior al embarazo o aparecer a lo largo del mismo, en cuyo caso hablamos de una diabetes gestacional.
La diabetes preexistente al embarazo, que es tratada generalmente con insulina, requiere un aumento de las dosis de insulina de acuerdo los controles de glucemia. La mujer diabética tiene tendencia a padecer más alteraciones durante la gestación por las variaciones en los niveles de azúcar. Por ello, es sumamente importante realizar un control estricto de la enfermedad a través de la dieta, el ejercicio y una dosificación apropiada de insulina.
Por su parte, la diabetes gestacional en mujeres resulta más sencilla de controlar y los riesgos son menores. No en todos los casos resulta necesario tratarla con insulina. Cuando se presenta de manera leve, se puede corregirla realizando ejercicio y haciendo una dieta de entre 2000 y 2300 Kcal. diarias. Luego del parto, el nivel de azúcar en la mujer suele regresar a la normalidad.
En cualquiera de los dos casos, por lo general, el parto se realiza por cesárea. Incluso, la madre diabética puede amamantar a su hijo sin ningún tipo de problemas, ya que la lactancia materna reduce las posibilidades de que el bebé desarrolle esta enfermedad, además de prevenir la hipoglucemia en el bebé después de su nacimiento.
Si una mujer diabética o con diabetes gestacional controla su enfermedad adecuadamente, se reducen los riesgos de infecciones renales y vaginales, hipertensión, aumento del líquido amniótico conocido como polihidramnios, parto prematuro, bebé demasiado grande, mayores probabilidades de malformaciones cardíacas, digestivas, nerviosas y esqueléticas en el feto, y exceso de fabricación de insulina por el páncreas del bebé.