La elasticidad de los pies aumenta durante la gestación

Durante el embarazo, las mujeres suelen sufrir molestias, edemas o dolores en los pies, situación que las obliga a cambiar de calzado, en especial en la última etapa de la gestación. Por lo general, los pies vuelven a la normalidad luego del parto; sin embargo, en muchos casos tales alteraciones persisten, tal como lo demuestra una investigación de la Universidad de Iowa (EEUU), publicada recientemente en la revista ‘American Journal of Physical Medicine and Rehabilitation’. En efecto, se ha comprobado que, después del primer embarazo, hasta en el 70% de las mujeres los pies se vuelven más anchos y largos. Aunque dichos cambios pueden pasar desapercibidos para la mayoría de las madres.

Los investigadores, descubrieron que los pies pueden crecer entre 2 y 10 mm de longitud, el equivalente a medio número convencional. Esto se produce debido a que los ligamentos y las conexiones óseas de las mujeres se tornan más laxas y flexibles por acción de las hormonas propias del embarazo, las cuales también pueden provocar una disminución de la altura del arco o ‘puente’ del pie.

Para comprobar su hipótesis, los expertos efectuaron un seguimiento a 49 embarazadas, a las cuales les midieron sus pies en dos ocasiones, durante el primer trimestre de gestación y cinco meses después de que dieron a luz. Según los autores del estudio, los cambios se evidenciaron en un alto porcentaje de las mujeres, aunque sólo en las que eran primerizas.

Para los especialistas, esta alteración podría explicar por qué ciertos problemas, como por ejemplo el pie plano, se dan con mayor frecuencia en mujeres que en varones. De todos modos, es necesario continuar investigando para determinar con exactitud si el aumento de la elasticidad en el pie durante la gestación puede llegar a tener alguna trascendencia a futuro.

Sensibilidad e hinchazón de los senos en el embarazo

Uno de los síntomas característicos del embarazo es el aumento de la sensibilidad e hinchazón en los senos, que se produce por los cambios hormonales propios de la gestación, generando molestias que se asemejan bastante a las que experimentamos las mujeres durante la menstruación o cuando ovulamos.  Dichas molestias van cesando a medida que el organismo comienza a acostumbrarse a los niveles altos de hormonas, que por lo general es luego del primer trimestre.
Este tipo de molestias, como cosquilleos, hinchazón o mayor sensibilidad, además del aumento de hormonas, pueden producirse ante a cambios de temperatura.
Uno de los cambios que más notan las embarazadas es el aumento del tamaño de los senos, sobre todo en los primeros tres meses del embarazo.  Esto es producto de la acumulación de grasa en los senos, que hace que las glándulas mamarias vayan incrementado su tamaño de a poco.  A causa de ello, y sumado a la sensibilidad, no solo es probable aumentar de talla de sujetador sino que también  es posible sentir picazón o que aparezcan estrías, lo cual está asociado al estiramiento que sufre la piel por el incremento del volumen de los senos.
También puede suceder que las mujeres observen que las venas de sus senos se tornan más grandes, debido al aumento del flujo sanguíneo durante el embarazo. Al mismo tiempo, es común que se oscurezcan los pezones y se vuelvan arrugadas las aureolas, pudiendo dar lugar a la aparición de pequeños bultitos, que son  pequeñas acumulaciones de grasa producidas por el cuerpo con el fin de evitar que los pezones se agrieten o resequen.

Las embarazadas pueden sufrir una leve pérdida de memoria

Todavía existen muchas mujeres que desconocen bien cuáles son los cambios que se producirán en su organismo durante el embarazo, los cuales pueden llegar a producir preocupación si se ignoran los efectos de los mismos. El cerebro no está exento a tales cambios, pues el sistema nervioso prepara a la futura mamá para esa nueva etapa en su vida.
En tal sentido, el cerebro empieza a cambiar desde el preciso momento en el que la mujer queda embarazada, quien comienza a interpretar a nivel psicológico su nuevo rol, aumentando su capacidad empática para crear el vínculo con su futuro hijo, el cual se intensifica cuando el niño nace. Es precisamente desde el momento del nacimiento, cuando el pequeño es un ser aparte en sí mismo, cuando el cerebro lo empieza a interpretar como una prolongación de vida.
Pero esa no es la única forma en la que el cerebro atraviesa por ciertos cambios. Además, a nivel concreto este órgano se va modificando puesto que algunas regiones cerebrales se empiezan a modificar de manera automática. Tal como ocurre con aquellas que se ocupan de manejar los niveles de estrés. De ese modo, el cerebro intenta, dentro de lo posible, reducir la ansiedad durante la gestación, lo cual puede traer en algunas mujeres una consecuencia, que las lleva a sufrir una leve pérdida de memoria, que se suele exteriorizar, por ejemplo, mediante la dificultad para recordar datos comunes y conocidos, problemas de concentración, olvido temporal de sucesos del pasado y pérdida de memoria a corto plazo.
A pesar que sólo es un estado temporal, la falta de memoria puede llegar a ocasionar diversos problemas en de la rutina cotidiana de cada embarazada. Por consiguiente, resulta aconsejable que la mujer que presente tales síntomas consulte con su médico. De todos modos, para evitar que estos síntomas provoquen temor o incidan negativamente en la mujer, es sugerible que la misma lleve una agenda para que le sirva como una suerte de ayuda memoria.

Imagen:

http://www.gacelacardona.com/wp-content/uploads/2012/07/mala-memoria-embarazo.jpg

Mareos en el embarazo

A los mareos que suelen producirse durante el embarazo se los conoce bajo el nombre de “enfermedad de la mañana”, debido a que en más de la mitad de los casos se presentan en ese momento del día.
El mareo constituye un método de defensa del organismo y se produce cuando no llega la irrigación necesaria al cerebro. Junto con las náuseas, es uno de los síntomas más comunes del embarazo, y generalmente tienden a desaparecer luego del primer trimestre, pues es en ese momento cuando el organismo de la mujer se ha logrado adaptar biológicamente a su nuevo estado, por lo que calma el malestar.
Los mareos se pueden producir por diferentes motivos, como por ejemplo por una mayor compresión tanto de las arterias como de la vena cava producto del aumento de peso.
También, pueden deberse al incremento del ritmo respiratorio de la embarazada. Vale decir que tanto el exceso como la falta de oxígeno en el cerebro pueden llegar a provocar sensación de mareo y hasta desmayos.
Al mismo tiempo, la asimilación rápida de los carbohidratos en la futura madre o el ayuno por varias horas, le pueden producir una baja en los niveles de azúcar en sangre.
La anemia, ocasionada por la falta de hierro, así como  el aumento en sangre de la hormona gonadotropina coriónica y el exceso de calor, entre otras cosas, también pueden desembocar en mareos.

Imagen:

http://www.bebesymas.com/images/2008/05/dolor-de-cabeza.jpg