Nuevos estudios han logrado demostrar que es importante que los bebés descansen bien después de recibir una vacuna, debido a que es precisamente al dormir cuando mejor asimilan la inyección y existe menos riesgo de que sufran malestar o levanten fiebre.
En algunos casos, antes de aplicar la vacuna se suele inyectarles a los bebés acetaminofeno o paracetamol, con el propósito de disminuir las posibilidades de que levanten temperatura, a la vez que estos fármacos alivian cualquier tipo de dolor o molestia que puedan llegar a sentir, aunque no son de ayuda para prolongar el sueño en los pequeños tras la aplicación. Esta teoría ha sido comprobada en la investigación, de la que participaron especialistas de la Universidad de California, en San Francisco, para lo cual se les asignó al azar a unos 70 bebés de dos meses de vida el uso del fármaco previo a la inmunización.
Para el estudio, a algunos bebés se les inyectó dichos fármacos antes de la vacuna, mientras que otros los recibieron durante o después de la aplicación. Y para poder registrar el tiempo de sueño en cada pequeño, antes y después de las vacunas, se les colocó un monitor en el tobillo. En consecuencia, se determinó que la mayoría durmió bastante más tiempo en las 24 horas siguientes a haber recibido las vacunas, en comparación con el día anterior. Al tiempo que aquellos que fueron vacunados por la tarde descansaron más horas que los que recibieron las vacunas antes de las 13.30 hs.
Vale aclarar que los pequeños que formaron parte del estudio recibieron vacunas, recomendadas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, que están incluídas en los cronogramas de vacunación vigentes, como por ejemplo la del tétanos, neumococo, difteria, influenza tipo B, polio y la de la hepatitis B.
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