Hoy en día, el embarazo adolescente es una realidad recurrente. Por lo que hay que hacer especial hincapié en la educación sexual de los jóvenes para la prevención de enfermedades y embarazos no deseados.
Lo cierto es que en algunos casos los huesos de la pelvis no han terminado de desarrollarse, de modo que resulta muy doloroso soportar el peso del embarazo. Es por ese motivo que las jóvenes embarazadas son más propensas a presentar infecciones urinarias, problemas óseos por descalcificación de los huesos, anemias e hipertensión, lo cual hace que corran riesgo la salud de la mamá y el bebé. Los problemas aumentan en las mujeres menores de 15 años, cuyo riesgo de fallecer en el parto se cuadruplica en relación con las mujeres adultas.
Pero no sólo las jóvenes madres corren riesgo sino que sus bebés también, pues poseen más posibilidades de nacer prematuros, bajo peso o con malformaciones. Incluso, los hijos de mujeres menores de 15 pueden llegar a morir durante su primer año de vida a causa de enfermedades, muerte súbita o infecciones.
Por todo esto, es muy importante reforzar la educación sexual en los jóvenes, pues la desinformación es su peor aliado. Y si bien las mujeres desde la primera ovulación pueden quedarse embarazadas, su cuerpo y su mente aún no se encuentran preparados para la concepción, pues carecen de la madurez necesaria para afrontar la tarea de ser madres.
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