Se han duplicado los casos de anomalías congénitas en bebés nacidos en partos múltiples

Cada vez son más recurrentes los partos múltiples en los países desarrollados. Este dato no es menor si se tiene en cuenta que los casos de anomalía congénita entre los niños nacidos en un parto múltiple se han duplicado entre 1984 y 2007. Dicha información se desprende de una investigación publicada en ‘BJOG: An International Journal of Obstetrics and Gynaecology’, la cual estuvo a cargo de Helen Dolk, profesora de la Universidad de Ulster (Irlanda).

El estudio fue realizado en base a los registros de nacimientos de 14 países europeos, que en total suman 5,4 millones. Tales datos fueron comparados con los de la red de vigilancia europea de anormalidades congénitas (EUROCAT).

Según los investigadores, el incremento del número de nacimientos múltiples está asociado con el aumento de la edad media de maternidad en Europa y con el empleo de técnicas de reproducción asistida.

Estudios anteriores ya habían dado cuenta del aumento de los partos múltiples. Incluso, otros trabajos demostraron de la existencia de riesgo de anomalías congénitas en los partos múltiples, en especial en gemelos monozigóticos. Sin embargo, esta nueva investigación es la primera en confirmar que dicho riesgo se va incrementando con el paso del tiempo y que también puede afectar a mellizos.

Al mismo tiempo, el trabajo revela que los nacimientos de fetos muertos, al igual que la muerte neonatal precoz, se producen más comúnmente en gestaciones múltiples con anomalías congénitas que en gestaciones simples con los mismos defectos.

De todos modos, vale aclarar que si bien el riesgo se ha duplicado, aún no constituye un dato alarmante. En específico, entre los años 2004 y 2007 fueron detectadas 10,7 anomalías congénitas por cada 10 mil nacimientos en partos múltiples. Dos décadas atrás, la cifra registrada era de 5,9.

¿Qué es el triple screening?

Para poder descartar enfermedades o la existencia de problemas genéticos en el bebé durante la gestación, existe el triple screening o triple test. Se trata de una prueba voluntaria, realizada en base a  una muestra de sangre de la madre, que permite conocer los niveles de hormonas y proteínas para determinar si el bebé padece anomalías congénitas.

Esta prueba, puede efectuarse voluntariamente entre las 14 y 18 semanas de embarazo. Los niveles de las proteínas y hormonas que se miden mediante el triple test son la Alfafetoproteína (AFP),  una proteína que en grandes cantidades puede indicar espina bífida mientras que en niveles bajos puede ser síntoma de mutaciones cromosómicas en el bebé; Estriol libre (uE3), una hormona sexual que en bajos niveles puede revelar que el niño padece síndrome de Down; y Gonadotropina coriónica (HCG), que también señala la presencia del síndrome de Down cuando aumenta sus niveles.

Si bien el triple screening es un examen de carácter voluntario, existen ciertos grupos de riesgo que deberían someterse al mismo para poder descartar que el bebé presente deficiencias cromosómicas u otras anomalías congénitas. Estos grupos de riesgo están conformados por las mujeres mayores de 35 años, pues el síndrome de Down se da con mayor frecuencia en los embarazos producidos a partir de esa edad.

También, resulta necesario conocer la historia familiar para establecer la existencia de antecedentes de alteraciones cromosómicas en la misma. Asimismo,  aquellas mujeres que hubieran abortado en dos o más ocasiones, deberían realizarse la prueba para reducir riesgos y posibles complicaciones.

De todos modos, este test posee una fiabilidad bastante discutida, por lo que no todos los médicos lo recomiendan, pues se han registrado casos de falsos positivos que revelan la presencia de anomalías inexistentes, al igual que falsos negativos que hacen que se ignoren probables afecciones. De manera que los resultados arrojados por el triple screening sólo deben ser tomados como referencia.

Una buena manera de validar o descartar los resultados del triple test es realizarse otros exámenes como la amniocentesis, una prueba invasiva que extrae con una aguja  muestras del líquido amniótico.

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