Prueban con éxito el uso de testosterona en técnicas reproductivas

Comúnmente las mujeres con dificultades para quedar embarazadas se someten a tratamientos de fertilidad, como es el caso de la estimulación ovárica mediante las hormonas femeninas. Sin embargo,  un nuevo hallazgo está dando mucho que hablar entre la comunidad científica. En efecto, un nuevo estudio desarrollado por un grupo de médicos catalanes demuestra que la testosterona podría tener un efecto positivo en aquellas mujeres que no han tenido éxito con las técnicas de reproducción asistida, es decir, que no consiguen producir la cantidad de óvulos suficiente para procrear.

Los autores del estudio analizaron tres trabajos publicados anteriormente acerca del papel de la hormona masculina en la estimulación ovárica. Cabe mencionar que en los mismos participaron 225 mujeres, de las cuales 113 fueron sometidas al tratamiento con testosterona. Según lo que pudieron evaluar los investigadores, dichas mujeres poseían menos probabilidades de concebir mediante la reproducción asistida y no respondían a la estimulación ovárica con un tratamiento estándar a base de hormonas femeninas.

Se dice que las mujeres responden de manera insatisfactoria a la estimulación ovárica cuando en un ciclo sólo producen 3 ovocitos de buena calidad como máximo. Cuando esto sucede, los especialistas pueden intentar la fecundación in vitro, aunque en caso de fracasar el paso siguiente es  proceder con óvulos donados. No obstante, gracias a esta nueva investigación se considera que si se aplica testosterona por medio de la piel a las mujeres con infertilidad hay chances de lograr un embarazo.

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Esterilidad e infertilidad: tipos y causas

La esterilidad consiste en la imposibilidad de lograr un embarazo, luego de un año o más de realizar intentos.
Se dice que es esterilidad primaria cuando la pareja no ha podido conseguir jamás tener un hijo, mientras que la esterilidad secundaria es cuando tras haber tenido un hijo no se consigue un nuevo embarazo.
La esterilidad puede ser causada por disfunciones orgánicas o por diversos factores, como la alimentación, el estrés, determinados hábitos o por factores emocionales.
Por otro lado, se habla de infertilidad cuando una mujer ha quedado embarazada en una o más ocasiones, pero nunca llegó a término con el embarazo.
Al igual que la esterilidad, la infertilidad también puede ser primaria o secundaria. Se dice que es primaria cuando la mujer consigue quedarse embarazada pero el bebé muere de forma inmediata luego del parto o cuando el embarazo no llega a término.. En tanto que es secundaria cuando, tras haber tenido uno o más hijos, la mujer no consigue llevar un embarazo viable.
La infertilidad, puede ser originada por causas genéticas, anatómicas, endocrinas, inmunológicas, infecciosas o tóxicas.
En cualquiera de ambos casos, se trata de problemas que sufren un gran número de parejas.
Teniendo en cuenta esto, si llevas un año o más intentando conseguir un embarazo, es importante consultar con un médico especialista, para detectar cuáles son las causas que originan este problema a través de la realización de estudios de fertilidad. Claro que la consulta debes hacerla en pareja, porque es probable que la mujer, el hombre e incluso ambos presenten dificultades.
Cualquiera sea el origen del problema, resulta indispensable tratar el tema con la más absoluta serenidad, pues los factores emocionales pueden interferir a la hora de buscar un embarazo.

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La dieta mediterránea aumenta las posibilidades de concepción

La infertilidad es un problema que afecta a muchos hombres y mujeres, quienes para poder convertirse en padres deben recurrir a tratamientos médicos, aunque no todos pueden acceder a los mismos debido a que son muy costosos. En ocasiones, la infertilidad se debe a los malos hábitos de las personas. Por ejemplo,  tanto el alcoholismo como el tabaquismo afectan la fertilidad de hombres y mujeres, puesto que reducen la producción de óvulos y la calidad del semen, imposibilitando lograr un  embarazo.

Según los expertos, para conseguir un embarazo es necesario poseer buena salud, dejando a un lado las costumbres malas y cuidando la dieta. En efecto, investigadores del Centro Médico de Reproducción Asistida han descubierto que la dieta mediterránea incrementa las posibilidades de lograr un embarazo.

La dieta mediterránea consiste básicamente en la ingesta de legumbres, cereales, verduras, frutas, pescado y aceites, en grandes cantidades. De ese modo, la alimentación ayuda a solucionar diversos problemas disovulatorios, incrementando las chances de embarazo y mejorando el desarrollo del embrión. Al tiempo que permite mejorar las posibilidades de tener un bebé por vía natural, pero especialmente en aquellos que recurren a la reproducción asistida. Por lo que esta dieta, además de brindar beneficios para reducir el peso corporal de las personas, aumenta las posibilidades de concebir.

En el caso de la obesidad, esta enfermedad puede influir de manera negativa en las funciones del ovario, así como en la calidad ovocitaria y endometrial. Mientras que aquellas mujeres que poseen un peso menor al que le corresponde, son pasibles de sufrir retraso en la menstruación, además de una alteración de los ciclos menstruales y anovulación. De modo que es importante mantener una alimentación equilibrada, rica en nutrientes.

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Ser madre después de los 35

En los últimos tiempos, creció la cantidad de mujeres que conciben a su primer hijo luego de los 35 años.
Ciertas dificultades, como la estabilidad económica y la incorporación plena de las mujeres al ámbito laboral, influyen en dicho crecimiento.
A pesar de que comúnmente las mujeres aguardan hasta la madurez para tener un hijo, éstas se suelen cuidar mucho desde el comienzo del embarazo. Además, las mejoras en la sanidad y la alternativa de apelar a tratamientos de fertilización, hacen que disminuyan los riesgos durante la gestación.
De todos modos, los embarazos producidos en mujeres mayores de 35 años son considerados gestaciones especiales y precisan un seguimiento médico mayor.
Cabe señalar que alrededor del 2,8% de los nacimientos se producen en mujeres que superaron la barrera de los 40 años. A esta edad, son más frecuentes los embarazos de alto riesgo, al tiempo que aumentan las probabilidades de producirse abortos, así como partos prematuros y cesáreas.
La terminología médica, se refiere como «primeriza madura» o «madre mayor«, a las madres primerizas con más de 35 años.
Según investigaciones realizadas, a esta edad las mujeres se esfuerzan por seguir una dieta saludable, realizar ejercicio y evitar riesgos. Todo para aumentar el bienestar del bebé.
Si bien uno de los problemas fundamentales que afrontan las mujeres con 40 años o más es la infertilidad, puesto que las posibilidades de fecundación comienzan a disminuir hacia los 25, actualmente existen técnicas de reproducción asistida que hacen posible lograr un embarazo.

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