Para poder prevenir ciertas complicaciones durante el embarazo existen pruebas diagnósticas, como el ultrasonido doppler para detectar trombos.
La trombosis en el embarazo se produce cuando se forma un coágulo en el interior del vaso sanguíneo, por lo general en las venas de las piernas. Puede ser un problema realmente serio, por lo que es importante que las mujeres se realicen todos los controles necesarios, en especial aquellas que son propensas a padecer afecciones circulatorias.
Es común que durante la gestación se produzca una hinchazón o edema causada por la acumulación en los tejidos de exceso de líquido, sobre todo en las piernas, aunque sin mayores complicaciones.
Pero una inflamación excesiva, enrojecimiento de la piel o dolor en las piernas, pueden ser síntomas de trombosis venosa. En efecto, la enfermedad tromboembólica venosa, que consiste en el embolismo pulmonar combinado con la trombosis venosa profunda, representa la mayor causa de muerte durante el embarazo.
Un equipo de investigadores de Canadá descubrió que, a pesar de que ninguna prueba diagnóstica da un resultado 100% efectivo, la realización de ultrasonografías seriadas durante una semana con la técnica doppler permite excluir el diagnóstico de trombosis venosa profunda en embarazadas sintomáticas. Por lo tanto, plantean la necesidad de emplearlo como método de diagnóstico durante la gestación para de ese modo poder reducir el riesgo de trombosis y cualquier complicación producida por ella.
No hay que alarmarse, ya que la hinchazón excesiva o el dolor en las piernas son muy frecuentes en las embarazadas. Por eso, siempre lo mejor es consultar con el médico.
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Causas y cuidados del parto gemelar
El parto siempre genera incertidumbre en las madres, sobre todo si se trata de un parto gemelar. Por eso, es necesario conocer qué precauciones deben tomarse tanto en el hospital como en casa.
Según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, actualmente existe un 27,8%, por ciento de incremento de la incidencia de embarazos múltiples. Mientras que si tomamos los datos de la última década el porcentaje alcanza el 70%.
Una de las causas del parto gemelar reside en la aplicación de técnicas de fertilización, como la fertilización in vitro y la inseminación artificial. Como no son cien por ciento eficientes, comúnmente en la reproducción asistida se coloca más de un embrión.
El aumento de la edad para ser madre constituye otro de los motivos del parto gemelar, pero su incidencia es más indirecta. Hoy en día, la edad de maternidad promedio se ha postergado hasta los 31 años, lo que incrementa la necesidad de apelar al uso de medicamentos para estimular la producción de óvulos.
El parto se encuentra entre una de las principales preocupaciones que poseen los padres que esperan gemelos, pues los bebés ocupan todo el útero, dificultando de ese modo la capacidad de contracción. De todos modos, lo que define si el parto gemelar será por via natural o por cesárea es la característica de los bebés y la posición en la que se encuentran. Los gemelos pueden nacer por parto natural, aunque éste será un poco más largo ya que los dos nacimientos generalmente se producen con un intervalo de entre 15 ó 20 minutos.
En la mayoría de los casos, el embarazo culmina antes de cumplir las 40 semanas de gestación debido a que el útero no puede tolerar el crecimiento de dos bebés. De manera que el peso de ambos suele acelerar la labor de parto.
Otra de las preocupaciones que poseen las madres es el nacimiento de bebés prematuros, pues en esos casos aumentan los riesgos de contraer enfermedades tales como ictericia, problemas respiratorios, infecciones graves, enfermedades neurológicas, entre otras. Por lo que si los gemelos nacen prematuros tendrán que permanecer en la Unidad de Cuidados Intensivos.
La visita regular al médico, quizás con mayor frecuencia que en el parto de un solo bebé, es fundamental en los embarazos múltiples. También, son muy importantes los cuidados prenatales, dado que hay mayores posibilidades de se presenten enfermedades en los embarazos múltiples.
La nutrición es otra cuestión que debe cuidarse. Es indispensable ingerir calcio y ácido fólico, además de llevar una dieta equilibrada y sana.
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Cuidado de la mollera del bebé
La mollera, a la cual se conoce también como fontanela, constituye una de las zonas más delicadas del cuerpo de los bebés, pues los huesos de la cabeza aún no se han cerrado completamente para permitir el crecimiento del cerebro. De modo que éste se halla tan solo protegido por una capa de piel. Por consiguiente los padres y familiares de bebés recién nacidos deben tener ciertas precauciones para el cuidado de los niños porque una mollera caída es riesgosa para la vida del bebé. Por ello, es de vital importancia tener extremo cuidado al manejarlos, para evitar golpes o problemas en ese punto tan frágil.
En los bebés calvos, la mollera puede apreciarse a simple vista y se nota que se trata de una zona sensible que se modifica cuando los pequeños respirar o lloran de manera intensa, pudiendo llegar a hincharse debido a la presión. En caso que la mollera del bebé se observe caída o hundida, es necesario consultar inmediatamente con el pediatra pues éste puede ser un síntoma de deshidratación o de alguna infección.
Es importante remarcar la necesidad de acudir al médico y evitar caer en tratamientos caseros que no hacen más que poner en riesgo la vida del bebé, pues hay familias que piensan que la mollera caída es producto del “mal de ojo” o un empacho, y esto los lleva a intentar solucionar el asunto siguiendo recomendaciones de familiares o conocidos.
Comúnmente, la mollera se observa como una parte plana que puede latir o sobresalir cuando, por ejemplo, el pequeño llora. Pero en caso que el niño se ecuentre tranquilo y la mollera adopte forma de globo, a lo cual se le puede sumar somnolencia o fiebre, es indispensable llevarlo con urgencia al médico.
Por lo general, la mollera se mantiene abierta hasta aproximadamente los 10 o 18 meses de vida. Luego, a medida que el pequeño crece, va cerrándose pues los bordes de la misma se juntan hasta soldarse completamente con los demás huesos del cráneo.
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La rehabilitación del suelo pélvico tras el parto
Tras el parto, existen diferentes pautas que pueden adoptar las mujeres para ayudar en la cicatrización de la episiotomía y la fortalización del perineo.
Durante la recuperación, es necesario cuidar la higiene y la alimentación, además de tomar recaudos para evitar forzar el periné. Respecto a la higiene, se recomienda lavarse al menos dos veces al día con un poco de agua y sal o sino con algún antiséptico, y cambiar con frecuencia la compresa tocológica.
En cuanto a la alimentación, es necesario ingerir aquellos alimentos que previenen el estreñimiento, como ciruelas, cereales y kivis; y los que contienen vitamina K, especialmente las verduras de hoja verde, ya que poseen un gran poder cicatrizante.
En lo que se refiere a la protección, es importante que las mujeres adopten la costumbre de contraer los músculos del suelo pélvico cuando vayan a realizar un esfuerzo abdominal, al alzar al bebé, levantar cosas pesadas o estornudar. Además, no se deben reanudar las relaciones sexuales hasta tanto la recuperación sea absoluta.
Otra de las cuestiones a realizar es ejercicio. Aparte de continuar haciendo los ejercicios de Kegel, existe un tipo de gimnasia que está puramente destinada para las mujeres que acaban de parir. Se trata de la gimnasia abdominal hipopresiva, que permite reforzar sin dañar la musculatura perineal.
También, se puede optar por realizar una terapia de conos vaginales, la cual es muy útil para rehabilitar el suelo pélvico. Para ello, se usan conos de igual tamaño pero de distinto peso, que deben introducirse en la vagina, manteniéndolos por unos minutos, comenzando siempre por el más ligero.
Otra alternativa es apelar a los tratamientos con biofeedback o electroestimulación funcional, que son muy indicados para aquellas mujeres que poseen ciertas dificultades para contraer los músculos de la pelvis.
Por último, algunas mujeres suelen someterse a una cirugía íntima, que puede incluir desde un estrechamiento de la vagina hasta una reducción de los labios menores, que es conocida como labioplastia.
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Cómo actuar ante la fiebre en los bebés
Uno de los temas que suele preocuparnos a todos los padres es la fiebre en los bebés, la cual representa un síntoma de diversas enfermedades infantiles.
La fiebre es un mecanismo de defensa que posee el organismo ante el posible ataque de gérmenes patógenos. De manera que lo principal no es bajarla, pues de ser así se alteraria el proceso de defensa, sino más bien detectar lo que la causa. No importa cuánta fiebre tenga tu niño, siempre hay que consultar con el médico.
Según el protocolo médico, hasta 37,5 ºC se trata de febrícula y no necesita ser tratada con medicación. De 38 ºC a 39 ºC se considera fiebre moderada, la cual se debe bajar con los fármacos prescriptos por el profesional médico. Mientras que si el pequeño tiene 39 ºC o más, se la considera fiebre alta, por lo que es necesario bajarla y consultar con prontitud con el pediatra.
En el caso de los recién nacidos y bebés menores de 3 meses, como aún no regulan bien la temperatura corporal, puede que ésta les suba, por ejemplo, ante algún berrinche o el exceso de ropa en su cuna. Por lo que primero es necesario corroborar que la temperatura del ambiente no sea excesiva y, de ser necesario, quitarle un poco de ropa. Hay otros factores que pueden influir, como la aplicación de una vacuna, la leche del biberón caliente o si ha estado mucho en brazos. Si nada de esto puede aplicarse a tu bebé, entonces debes consultar con el médico para que le realice las pruebas necesarias para identificar el problema, siendo las infecciones respiratorias, urinarias y la otitis las causas más frecuentes.
Pasado el tercer mes de vida, el sistema inmunológico del bebé comienza a madurar, al tiempo que cuenta con el respaldo de las vacunas. Aunque no hay que confiarse de ello, por lo que si el pequeño tiene fiebre no debes dejar de consultar con el médico.
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Cómo mantener hidratados a los bebés en verano
Las elevadas temperaturas que se suscitan en el verano, hace que se deba prestar mucha atención en la hidratación de los bebés.
Según los especialistas, una deshidratación leve puede llegar a generar en los adultos, entre otras cosas, cansancio y falta de concentración. Motivo por el cual es necesario tomar todas las precauciones con los bebés.
Durante los meses de calor, el organismo de los bebés, y en especial de los recién nacidos, no tienen la capacidad de regular la temperatura corporal, lo cual aumenta los riesgos de padecer síntomas tales como vómitos, fatiga y náuseas, entre otros. Por eso, los padres deben extremar los cuidados para evitar una posible deshidratación en los bebés, aumentando las tomas de leche, ya sea materna o de fórmula, ya que es el líquido que necesitan los pequeños para mantenerse correctamente hidratados.
Además, para tolerar las intensas olas de calor, lo más conveniente es darles un baño con agua tibia, vestirlos con prendas ligeras, si son de algodón mejor, o dejarles tan sólo con el pañal, protegiéndolos siempre de los rayos del sol, sobre todo durante las horas de mayor calor. También, es necesario evitar que los pequeños pasen mucho tiempo en el cochecito, siendo preferible optar por las sillas de paseo ya que posibilitan un mejor paso del aire.
Como los bebés no saben reconocer ni tampoco manifestar que tienen sed, es fundamental amamantarlos cada un lapso de dos horas o darles el biberón con leche de fórmula cada tres horas.
Al mismo tiempo, hay que evitar exponer al bebé tanto al ventilador como al aire acondicionado, puesto que el aire que es desprendido por dichos aparatos puede hacer que se enferme.
La piel debe permanecer siempre hidratada, pues la sudoración excesiva puede llegar a producirle irritación de las áreas corporales más sensibles.
En caso de presentar algunos de los síntomas antes descritos, será necesario consultar con el médico para descartar la existencia de cualquier problema.
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Infección urinaria, diagnóstico y cuidados
La infección urinaria es muy común en los niños. Se trata de una infección localizada ya sea en los riñones, la pelvis renal, los uréteres, la vejiga o la uretra, cuya detección y tratamiento es muy importante puesto que de no tratarse podría ocasionar daños serios en el riñón del pequeño.
Uno de los factores fundamentales que determina la aparición de las infecciones urinarias es el relacionado con los hábitos de higiene que la mamá tenga con su hijo, es decir, las veces en que se les cambia el pañal y la forma de aseo de los genitales, puesto que es muy fácil que los gérmenes que se hallan en las heces lleguen a la vejiga. Por ese motivo, hay que cambiarle con frecuencia los pañales al bebé.
Además del llanto continuo, falta de apetito, fiebre y vómitos, los niños que tienen infección urinaria generalmente presentan ictericia (coloración amarillenta de la piel), palidez y olor fuerte en la orina, entre otros síntomas.
Si además de ello, padece decaimiento o exhibe pérdida de peso, es necesario acudir con el niño al pediatra, para que le recete los antibióticos necesarios y realizarle las pruebas de rigor.
De manera que para combatir las infecciones básicamente es necesario darle el pecho al bebé a demanda, pues la lactancia materna ayuda a aumentar las defensas del organismo; no ponerle prendas que le puedan irritar, cambiarle con frecuencia el pañal.
Siempre ante la menor duda de infección se debe recurrir con prontitud al médico.
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Ser madre después de los 35
En los últimos tiempos, creció la cantidad de mujeres que conciben a su primer hijo luego de los 35 años.
Ciertas dificultades, como la estabilidad económica y la incorporación plena de las mujeres al ámbito laboral, influyen en dicho crecimiento.
A pesar de que comúnmente las mujeres aguardan hasta la madurez para tener un hijo, éstas se suelen cuidar mucho desde el comienzo del embarazo. Además, las mejoras en la sanidad y la alternativa de apelar a tratamientos de fertilización, hacen que disminuyan los riesgos durante la gestación.
De todos modos, los embarazos producidos en mujeres mayores de 35 años son considerados gestaciones especiales y precisan un seguimiento médico mayor.
Cabe señalar que alrededor del 2,8% de los nacimientos se producen en mujeres que superaron la barrera de los 40 años. A esta edad, son más frecuentes los embarazos de alto riesgo, al tiempo que aumentan las probabilidades de producirse abortos, así como partos prematuros y cesáreas.
La terminología médica, se refiere como «primeriza madura» o «madre mayor«, a las madres primerizas con más de 35 años.
Según investigaciones realizadas, a esta edad las mujeres se esfuerzan por seguir una dieta saludable, realizar ejercicio y evitar riesgos. Todo para aumentar el bienestar del bebé.
Si bien uno de los problemas fundamentales que afrontan las mujeres con 40 años o más es la infertilidad, puesto que las posibilidades de fecundación comienzan a disminuir hacia los 25, actualmente existen técnicas de reproducción asistida que hacen posible lograr un embarazo.
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La toxoplasmosis en el embarazo III
Los gatos son los únicos animales que transmiten el parásito de la toxoplasmosis a partir de sus heces. De ahí que haya que tener cuidado al limpiar su arenal, alimentarlo con comida especial para gatos y mantenerlo lejos de la cocina, entre otras cosas, para evitar el contagio sin tener que deshacerse de él.
Sin embargo, tanto la carne de cerdo como de cordero y las presas de caza también albergan este parásito, aunque cualquier tipo de carne puede encontrarse infectada, por ende siempre debe cocinarse y manipularse de forma adecuada, pues si comes carne cruda o poco cocida puedes infectarte.
Algunas de las pautas para preparar la carne de manera segura son: congelar la carne en los días previos a cocinarla para reducir las posibilidades de una infección, cocinar bien la carne ya que es el único modo de eliminar la toxoplasmosis; evitar el consumo de carne curada en sal o ahumada, excepto que antes los calientes hasta que humeen.
También, para evitar la infección no debes beber leche que no esté pasteurizada, evita comer huevos crudos, lava o pela las frutas y los vegetales, y mantén bien conservada la comida.
Por otro lado, hay que mantener constantemente limpios los mostradores y utensilios de la cocina, no tocarse la boca, la nariz ni los ojos cuando se esté preparando la comida, lavarse las manos antes de comer, usar guantes al trabajar en el jardín y evitar los areneros públicos.
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¿Cómo prevenir la mastitis?
Algunas madres, tras el parto, sufren de mastitis. Pero ¿qué es la mastitis?, se preguntarán ustedes. Consiste en una infección de uno o ambos senos, la cual es provocada por la penetración de los gérmenes de la piel en los conductos glandulares de la mama. Dicho problema es bastante frecuente entre las mujeres en período de lactancia, debido a que durante el mismo se forman grietas en el pezón que favorecen el ingreso de los mismos.
Sin embargo, la mastitis puede prevenirse ¿De qué manera? Aunque no lo crean, dando el pecho al bebé con mayor frecuencia. No hay que dejar pasar mucho tiempo entre una toma y otra, y si observas que está muy congestionado, es recomendable ayudarse con un sacaleches.
Al mismo tiempo, es preciso cuidar mucho la higiene. Con una ducha diaria alcanza, pero también puedes lavar con agua tibia el pezón en el momento previo y posterior de cada toma, evitando el uso de jabón u otros productos irritantes. Luego de cada lavado, coloca una gasa esterilizada, y en caso que notes que hay segregación de leche, cámbialo cuantas veces lo creas necesario, ya que los senos tienen que permanecer secos.
Por último, es conveniente utilizar un sostén que sea un poco holgado, debiendo cambiártelo cada vez que salga leche. En caso que presentes síntomas intensos como escalofríos, fiebre o mucho dolor, visita a tu médico para que te recete un medicamento. Tengan en cuenta que la mastitis puede producirse en un solo seno, por lo que es posible continuar dando de lactar al bebé con el otro, y en caso que los dos senos se vean afectados, lo mejor es vaciarlos con el sacaleches.