Los hijos de madres obesas pasan más horas mirando la televisión

Las madres que padecen problemas de obesidad tienden a intentar calmar y entretener a sus hijos sentándolos frente la televisión, en especial cuando se encuentran irritados o inquietos. De esta manera, los niños se vuelven sedentarios y, por consiguiente, más propensos a ser obesos. Esta información se desprende de un estudio reciente, el cual fue realizado por expertos de la Universidad de Carolina del Norte, en los Estados Unidos.

Para la investigación fueron evaluadas unas 217 madres junto a sus bebés, todos de  raza negra y de bajos recursos económicos, residentes en el centro de Carolina del Norte. El equipo de investigadores visitó a las madres a los 3, 6, 9, 12 y a los 18 meses de haber nacido sus bebés, con el propósito de establecer la cantidad de horas que los hacían pasar frente a la televisión y el comportamiento que los niños presentaban.

Las mujeres debieron contestar preguntas acerca del uso que le daban a la televisión, cuántas horas pasaban sus bebés mirándola y si encendían el aparato en el cuarto de los pequeños o durante las comidas. Asimismo, se les preguntó sobre el ánimo, las actividades y el grado de nerviosismo de sus hijos. Así, los expertos consiguieron demostrar que las madres obesas fueron las que más horas exponían a sus hijos a la televisión cada vez que éstos se mostraban inquietos o irritables.  En concreto, el 40% de los pequeños de 1 año  pasaban en promedio unas 3 horas diarias viendo televisión. Dato preocupante, por cierto, ya que al alimentar a los niños frente al televisor puede limitar la capacidad de las madres de percibir las señales de los pequeños cuando ya no tienen hambre.

Permanecer despiertos hasta tarde afecta el desarrollo intelectual de los niños

Permitirles a los niños permanecer despiertos hasta tarde varias veces a la semana, algo que resulta ya una costumbre sobre todo si para ver la televisión se trata, puede perjudicar su desarrollo intelectual. En efecto, un estudio epidemiológico llevado a cabo en Inglaterra ha demostrado que los niños pequeños que no cumplen con horarios regulares de sueño poseen un desempeño más bajo en la escuela, en comparación con aquellos que descansan las horas suficientes.

La investigación, que fue desarrollada por un equipo de expertos del University College de Londres, se basó en los datos arrojados por el Estudio de Cohorte del Milenio, un registro a largo plazo de niños británicos nacidos en el 2000. De ese modo, los científicos analizaron la información de unos 11 mil pequeños de siete años de edad que fueron expuestos durante su niñez a diferentes rutinas familiares.

Durante el trabajo, los especialistas decidieron dividir a los niños en dos grupos para poder comparar el desempeño escolar entre ellos. Uno conformado por aquellos cuyos padres los mandaban a dormir comúnmente a una hora fija, y el otro compuesto por los que no tenían esa misma regularidad. De dicha comparación resultó que los niños que eran sometidos a un horario de sueño irregular evidenciaban un rendimiento escolar inferior con respecto a los otros en las pruebas de matemáticas, lectura y manejo espacial.

Los efectos fueron más evidentes entre las niñas, especialmente las de 3 años, ya que esta es una edad en que, como no asisten a la escuela, suele ser más habitual que los padres les dejen permanecer despiertos hasta tarde. Lo cual es un gran error, porque los investigadores sostienen que la restricción del sueño a muy corta edad altera procesos cognitivos, de modo que los niños necesitan esforzarse más a medida que van creciendo.

Los niños pasan las mismas horas frente a la televisión que sus padres

De acuerdo a una investigación desarrollada por un equipo de expertos de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos), los niños imitan los hábitos de los padres cuando consumen televisión. En base a esto, los investigadores sostienen que los pequeños pasan ante el televisor el mismo tiempo que sus progenitores. Por ese motivo, recomiendan a los padres dar el ejemplo para que los niños vean menos televisión. Los especialistas consideran que si los padres miran televisión cuando disponen de tiempo libre, los niños adoptarán ese comportamiento y harán lo mismo.

De todos modos, es necesario señalar que en el estudio no se especifica el tipo de programas que veían los niños, lo cual es importante porque si el contenido es de calidad el consumo de televisión no puede ser considerado negativo. Por otro lado, es necesario resaltar que la investigación se basó en una encuesta efectuada a través de internet, por lo que los padres que no tienen acceso a dicho medio fueron dejados afuera.

Es sabido que pasar muchas horas al día frente al TV es un hábito que se encuentra asociado al sedentarismo, lo cual conlleva más probabilidades de sufrir sobrepeso u obesidad, entre otras enfermedades. Los expertos dejan en claro que ver televisión no es algo malo, sino que el problema reside en el tiempo de exposición, de ahí que recomiendan hacerlo con moderación. Años atrás, la Academia Americana de Pediatría aconsejaba que los menores de dos años no debían ver televisión, mientras que los que superaran esa edad podrían hacerlo durante sólo dos horas cuando el contenido no fuera educativo.

En concreto, a través de este trabajo los expertos analizaron los resultados de la encuesta efectuada a 1.550 padres con hijos de diferentes edades y, tras examinar los datos, observaron que los niños pasan el mismo tiempo que sus padres viendo la televisión. Es por ello que recomiendan proponerles otras actividades a los hijos, como salir a pasear, jugar o hacer deporte, lo que resultará beneficioso no sólo para los niños sino para toda la familia.

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El 28% de los niños españoles tiene sobrepreso u obesidad

Aproximadamente el 28% de los niños españoles tiene sobrepreso u obesidad, según lo ha revelado un estudio realizado por la Fundación Thao. Esto se debe a que los niños juegan menos que antes y practican poco deporte, lo cual hace que tengan una vida por demás sedentaria.
Aparte de no llevar una dieta saludable, hoy en día los niños no juegan o sólo hacen una hora diaria de ejercicio físico, algo que aumente inevitablemente la tasa de sobrepeso y obesidad infantil.
Según los expertos, en el colegio solamente se realizan dos o tres horas semanales de educación física, lo cual resulta claramente insuficiente. De todos modos, debido a las limitaciones de esta área en la educación, los niños no pueden hacer educación física todos los días, por lo que es necesario realizar ejercicio o jugar algún juego que requiera de esfuerzo físico fuera del ámbito educativo.
Es muy importante prevenir la obesidad infantil, dado a que se trata de un problema que afecta el desarrollo de los niños, a nivel físico y psicológico. A ello hay que sumarle el hecho de que la salud se va degradando conforme pasan los años.
En aquellas localidades en las que se puso en práctica el programa Thao salud infantil se han obtenido resultados satisfactorios, a tal punto que el sobrepeso sólo aumentó un 0,9%, mientras que la obesidad solamente  lo hizo en un 0,1%, de lo cual se desprende que un 1% del total de los niños sufren sobrepeso u obesidad. La situación es bastante diferente en las localidades donde no se ha implementado el programa en cuestión.
De acuerdo a los datos arrojados por el estudio, el sobrepeso y la obesidad afectan a los niños desde muy pequeños. Lo más alarmante de todo es que a mayor edad la incidencia de este problema se incrementa notablemente.

Los niños prefieren mirar tv a jugar

Los tiempos inevitablemente van cambiando, y los niños de antes poco y nada se parecen a los de hoy, sobre todo en lo que respecta a los hábitos relacionados con el  juego y el entretenimiento, pues actualmente los expertos revelan que los niños juegan mucho menos que los de épocas pasadas.
Un estudio denominado Aladino, que se desarrolló acerca de la Alimentación, Actividad física, Desarrollo Infantil y Obesidad, ofrece datos preocupantes de las nuevas tendencias de los niños en cuanto al estilo de vida que adoptan, pues prefieren mirar televisión o navegar por internet en vez de jugar y aprender por sí mismos, lo cual los torna más propensos a convertirse en obesos.
El sedentarismo posee una vinculación estrecha con el aumento significativo de peso en un escaso periodo de tiempo, sobre todo en los niños de entre 6 y 9 años que pasan un promedio de 6 horas como mínimo mirando televisión los fines de semana, dedicándole tan sólo 4 horas a jugar.
En este estilo de vida, sin dudas, tienen mucho que ver los padres, quienes deberían rever las rutinas de su familia para prestarle mayor atención a las actividades que realizan sus hijos, pues en muchos casos los pequeños optan por refugiarse en la televisión, Internet y en los juegos de consola debido a que sus padres pasan muchas horas fuera de casa por el trabajo y no hay nadie que los controle realmente.
Lo ideal es empezar a regular los programas que los niños pueden ver en la televisión así como la cantidad de tiempo que pueden permanecer expuestos frente a la misma, procurando combinar la tv con otras actividades, como juegos al aire libre, deportes, juegos de ingenio y cualquier otra alternativa que favorezca el desarrollo de los pequeños y los mantenga alejados del sobrepreso.

La dieta mediterránea aumenta las posibilidades de concepción

La infertilidad es un problema que afecta a muchos hombres y mujeres, quienes para poder convertirse en padres deben recurrir a tratamientos médicos, aunque no todos pueden acceder a los mismos debido a que son muy costosos. En ocasiones, la infertilidad se debe a los malos hábitos de las personas. Por ejemplo,  tanto el alcoholismo como el tabaquismo afectan la fertilidad de hombres y mujeres, puesto que reducen la producción de óvulos y la calidad del semen, imposibilitando lograr un  embarazo.

Según los expertos, para conseguir un embarazo es necesario poseer buena salud, dejando a un lado las costumbres malas y cuidando la dieta. En efecto, investigadores del Centro Médico de Reproducción Asistida han descubierto que la dieta mediterránea incrementa las posibilidades de lograr un embarazo.

La dieta mediterránea consiste básicamente en la ingesta de legumbres, cereales, verduras, frutas, pescado y aceites, en grandes cantidades. De ese modo, la alimentación ayuda a solucionar diversos problemas disovulatorios, incrementando las chances de embarazo y mejorando el desarrollo del embrión. Al tiempo que permite mejorar las posibilidades de tener un bebé por vía natural, pero especialmente en aquellos que recurren a la reproducción asistida. Por lo que esta dieta, además de brindar beneficios para reducir el peso corporal de las personas, aumenta las posibilidades de concebir.

En el caso de la obesidad, esta enfermedad puede influir de manera negativa en las funciones del ovario, así como en la calidad ovocitaria y endometrial. Mientras que aquellas mujeres que poseen un peso menor al que le corresponde, son pasibles de sufrir retraso en la menstruación, además de una alteración de los ciclos menstruales y anovulación. De modo que es importante mantener una alimentación equilibrada, rica en nutrientes.

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Cómo corregir los malos hábitos de los niños

Los niños, por distintos motivos, adoptan malos hábitos que por lo general copian de  los hermanos mayores u otros integrantes de la familia, así como de la televisión. Para quitarles un mal hábito, como puede ser morderse las uñas, es fundamental que los padres sean muy pacientes pues no se trata de una tarea sencilla.

De por sí, los pequeños son muy ansiosos, quieren todo “ahora” y no poseen mucha paciencia que digamos, por esa razón no resulta extraño que adopten costumbres para lidiar con esa sensación, como enrularse el pelo. Para ello, en primer lugar es necesario analizar cuál es la causa que motiva al niño a hacer eso, pues puede suceder que situaciones tales como el nacimiento de un hermanito, una mudanza o discusiones familiares, le generen ansiedad. Aunque también puede ocurrir que simplemente posea una personalidad ansiosa que, de ser así, es preciso ayudarle a manejar.

De nada sirve gritarle o castigarlo para que se desprenda de ese mal hábito, pues esto no hará más que causarle mayor ansiedad, e incluso los padres se pondrán nerviosos, resultando una experiencia verdaderamente negativa.

La mejor estrategia para lograr enseñarle que no está bien lo que hace es conversar sobre el tema con el pequeño y explicarle que se trata de una costumbre desagradable que debe dejar de hacer. Por ejemplo, en caso que se muerda las uñas se le debe explicar que no es higiénico, que le puede provocar enfermedades y que además se puede lastimar las manos.

También puede ser útil establecer una palabra a modo de contraseña para utilizarla cada vez que el niño incurra en ese mal hábito deje de hacerlo. Es una buena opción ya que de ese modo se evita retarlo y avergonzarlo frente a los demás.

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Los niños consumen más calorías diarias que lo recomendable

Ya es sabido que la obesidad infantil constituye un problema que afecta actualmente a una inmensa cantidad de niños del mundo entero y que no para de crecer, por lo que es necesario que sea tratado. La principal causa de obesidad reside en los malos hábitos que adoptan las familias, no sólo en lo referido a una mala alimentación sino también a una vida sedentaria, entre otros motivos.

Pero lo que también incide negativamente es que gran parte de las familias ignoran que los pequeños poseen necesidades nutritivas distintas a las de los adultos, por lo que muchas veces comen las mismas comidas que los mayores. En consecuencia, corren un gran riesgo de padecer obesidad, especialmente cuando esa costumbre se extiende en el tiempo.

Por dar un ejemplo, en México existen lugares en las cuales los niños ingieren un 20% de calorías más por día de las que se recomiendan, pues no sólo consumen alimentos de bajo nivel nutricional, sino que a su vez los ingieren en grandes cantidades como si fueran adultos.

Resulta importante destacar que la proporción de calorías que precisan consumir los niños depende directamente de su edad. De este modo, los niños entre 3 y 5 años la deberían consumir entre 500 y 800 calorías, en tanto que a los niños de 6 a 12 años lo que se les recomienda son unas 600 a 2500 calorías diarias.

Lo cierto es que la alimentación de los niños tiene que ser equilibrada, teniendo en cuenta especialmente el tipo de actividades que realicen. Al consumir más alimentos de lo recomendable, los riesgos aumentan si además no se realiza actividad física.

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El hábito de comer tierra en los niños

Hay una etapa en la que los niños se llevan cada cosa que encuentran a la boca, pues esa es la manera que tienen de explorar e interpretar lo que los rodea. Aunque, a veces, hay bebés que suelen consumir determinadas cosas, lo cual puede llegar a demostrar la existencia de algún  trastorno alimentario, tal como sucede con la Pica, que consiste en el impulso que tienen ciertos niños de comer tierra.
Los bebés que presentan este tipo de problema por lo general suelen tener cierta preferencia por comer tierra, aunque incluso pueden llegar a comer jabón, arcilla, arena, tiza y hasta excremento de animales.
Cuando el problema perdura por más de un mes, volviéndose algo progesivo, se considera que se trata de la Pica, un trastorno alimentario que afecta entre el 10% y el 32% de los niños, con edades compendidas entre 1 y 6 años.
Muchos son los motivos que pueden suscitar la aparición de este problema, como una  alimentación inspropiada en el pequeño, falta de nutrientes, vitaminas  u oligoelemento. Pero en una gran cantidad de casos, sólo se trata de la etapa de exploración por la que pasan comúnmente los bebés.
De todos modos, más allá del motivo que lo origine, se trata de un problema que requiere ser solucionado pues el consumo de tierra le puede provocar al bebé trastornos estomacales y digestivos, y hasta corren peligro de ingerir elementos tóxicos, como los metales pesados que se pueden encontrar en la tierra.
Al identificar esos malos hábitos en los pequeños, es necesario consultar con un médico para que establezca si se trata de alguna falta de vitaminas o minerales, debido a que dicho comportamiento puede ser ocasionado por desnutrición, anemia o insuficiencia de algún elemento vital para el organismo. El tratamiento se debe complementar con una terapia conductual, para enseñarle al niño que existen cosas que se no deben comer y así corregir su conducta.
Por lo general, la Pica suele desaparecer espontáneamente en torno a los 6 años de edad, momento en que el pequeño comienza a ser más sociable. Aunque en aquellos casos en los que la práctica de comer tierra esté relacionado a un problema de desarrollo, ésta puede extenderse hasta la adolescencia e incluso la adultez.

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