Muchas mujeres, durante el embarazo, procuran cuidar la línea para intentar engordar lo menos posible, preocupándose por conservar una imagen similar a la de antes de la gestación. Esto es lo que lleva a algunas madres a ingerir alimentos bajos en grasa durante el embarazo. En relación a esto, un estudio realizado por la Escuela de Salud Pública de Harvard (HSPH) ha determinado que esta práctica, sobre todo en el caso de los yogures con contenido reducido en grasas, podría aumentar el riesgo de que el futuro bebé padezca rinitis alérgica o asma.
El objetivo del estudio residía básicamente en determinar si los ácidos grasos, que están presentes tanto en la leche como en los productos lácteos, podían servir para prevenir que los bebés no desarrollen estos problemas y otras afecciones de carácter alérgico. Para ello, se llevó a cabo un análisis de los productos lácteos que ingirieron las mujeres embarazadas que participaron del estudio. Además, posteriormente se realizó un seguimiento a los bebés para precisar la cantidad de casos en los cuales se desarrollaba rinitis o asma infantil. De este modo, los resultados han revelado que la leche no tenía relación alguna, lo que sí ocurría con la ingesta de yogures bajos en grasa durante la gestación.
Según el estudio, en comparación con las madres que consumían yogures enteros, la ingesta de yogures reducidos en calorías aumentaba en 1,6 veces las posibilidades de que los bebés sufrieran alguna de las enfermedades mencionadas cuando llegaran a la edad de 7 años. Los investigadores llegaron a la conclusión de que ciertos componentes no grasos de los yogures pueden desempeñar un esencial en el incremento del riesgo.
Éste representa el primer estudio que se realiza buscando la relación del consumo de esta clase de yogures con las enfermedades de los futuros bebés. De todos modos, la hipótesis de esta investigación no es del todo concluyente, por lo que los expertos han indicado que será necesario efectuar nuevos estudios enfocándose en otras líneas de investigación, como por ejemplo el tipo de dieta y hábitos alimentarios, seguimiento del consumo de ciertos alimentos con y sin grasa, por mencionar sólo algunas.
Los extremos nunca son buenos, por lo que un término medio es lo más conveniente. De manera que una dieta saludable y equilibrada, sería lo más adecuado para asegurar que los futuros bebés puedan desarrollarse de forma adecuada, contando con todos los nutrientes para ello y, por consiguiente, disminuir el riesgo de sufrir ciertas enfermedades y alergias.
Si tienes alguna duda al respecto, lo mejor es consultar con tu médico para que te recomiende la dieta más conveniente, la cual irá a depender siempre de las condiciones físicas de cada mujer.
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La ingesta de vitaminas podría reducir los casos de partos prematuros y de bebés de bajo peso
Según un estudio, que fue publicado recientemente en el American Journal of Clinical Nutrition, tomar vitaminas antes y durante las primeras semanas de gestación podría servir de ayuda para reducir las posibilidades de parto prematuro y los nacimientos de bebés con bajo peso. De todas maneras, a pesar de los resultados, los investigadores aún no recomiendan su consumo en este periodo, debido a que es necesario llevar a cabo más estudios para estudiar de qué manera afectan las vitaminas a los bebés.
La toma de ácido fólico, previo a quedar embarazada y en los primeros tres meses de gestación, ayuda a prevenir defectos del tubo neural en el feto. A esto, ahora se le agrega que tomar complejos multivitamínicos antes de la gestación puede ayudar a reducir los partos prematuros y nacimientos de bebés de bajo peso.
El estudio, que fue llevado a cabo de manera conjunta por las universidades de Pittsburgh (EE.UU) y de Aarhus (Dinamarca), ha sido realizado a aproximadamente 36.000 embarazadas danesas. De acuerdo a lo arrojado por dicha investigación, se logró comprobar los efectos del consumo de vitaminas cuatro semanas antes y ocho semanas después de haberse producido la concepción.
No obstante, los investigadores coinciden en que es necesario proseguir con los estudios de los efectos de los suplementos multivitamínicos previo al embarazo, por lo que aún no se arriesgan a recomendar su consumo sin previa prescripción médica.
De acuerdo a los resultados obtenidos, la cantidad de partos prematuros, producidos antes de la semana 37, fue de un 4,3% en el grupo de mujeres que tomaba suplementos vitamínicos en contraste con el 5,35% del grupo que no tomaba ninguna clase de vitaminas. Tales diferencias, fueron observadas además en el peso y la talla del bebé. Es decir, que el grupo de madres que tomó multivitaminas fue menos proclive a tener un bebé pequeño conforme a su edad gestacional.
Según lo señalado por los científicos, existían ciertas diferencias entre ambos grupos asociadas especialmente al estilo de vida, como por ejemplo una alimentación inapropiada o el consumo de tabaco. Conforme a ello, el grupo que tuvo peores resultados llevaba una vida menos saludable, lo cual podría dificultar la absorción de alimentos así como favorecer los casos de partos prematuros y el bajo peso al nacer.
De todos modos, a pesar de los resultados positivos que arrojó el estudio, los investigadores todavía no recomiendan tomar complejos multivitamínicos sin prescripción médica debido a que aún se desconocen los efectos que éstos podrían causar en el bebé.
Se está investigando el lenguaje de los bebés
Especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) están investigando el lenguaje de los más pequeños; pero, desde un punto de vista distinto, ya que consideran que días después de la llegada al mundo del bebé es cuando este empieza a adquirir un conocimiento de la lengua mucho más complejo. Así, la titular del laboratorio del lenguaje de la Facultad de Psicología de la UNAM, Elda Alva Couto, ha explicado que antes del momento de nacer, el feto ya puede identificar sonidos únicos y particulares o, incluso, las voces de sus padres. Pero, los primeros meses de desarrollo son muy importantes, en el dominio del lenguaje que va a suceder a posteriori, por eso es tan importante realizar una investigación para saber como sucede este paso. Además, el proceso de aprendizaje es muy distinto de un niño a otro; pues, en algunos casos, son capaces de articular sus primeras palabras a los 10 meses; pero, otros, tardan más de un año. Algunos de los factores que van a tener una gran importancia en esto son, por ejemplo, la exposición que tiene el bebé o la manera en la que los adultos responden a sus balbuceos. Algunos de los factores que más estimulan al bebé son: los padres aparezcan sensibles a las acciones de los peques, el contacto visual y los gastos del pequeños. Además, sorprende el dato de que los niños cuando cumplen dos años, ya son capaces de diferenciar entre masculino y femenino, o singular y plural. Por el momento, dicha investigación: «permite dar un seguimiento de la línea que guía el desarrollo del lenguaje y la adquisición de múltiples habilidades cognitivas, relacionadas con la forma en que nuestros infantes aprenden el español».