El llanto del bebé al nacer resulta beneficioso no solo para él mismo sino también para su madre. Aunque esto no implica que todos los bebés tengan que llorar, ya que muchos no lloran al nacer y son sanos.
El llanto del bebé posee efectos psicológicos sobre la madre, quien al escuchar llorar a su hijo, siente alegría y tranquilidad por igual, además de experimentar haber cumplido una meta, que no es otra más que el nacimiento, y enfrentarse a otra por cumplir, la crianza. Al mismo tiempo, se produce un efecto hormonal en la madre, lo que hace que su organismo comience a liberar hormonas que estimulan la producción y bajada de la leche.
Por otra parte, el solo llanto del recién nacido impulsa la respiración voluntaria del pequeño, quien comenzará a usar sus pulmones cuando deje de recibir oxígeno a través del cordón umbilical; a la vez que ayuda a eliminar el líquido y mucosidades que el bebé posee tanto en la boca, la nariz como en sus vías respiratorias.
Al nacer, el bebé segrega unas hormonas, denominadas catecolaminas, que se encargan de inducir a los pulmones a respirar por sí mismos. Tales hormonas, son liberadas frente a estímulos que reciben al nacer. Por ejemplo, cuando el nacimiento se produce por parto normal, el bebé debe atravesar el cuello del útero y el conducto vaginal, lo cual provoca una compresión en el cuerpo del bebé, especialmente en su tórax, y después de salir, su cuerpo se expande, lo que incita a los pulmones del bebé para comenzar a respirar de forma voluntaria.
Asimismo, al nacer, el bebé sufre un cambio térmico, puesto que la temperatura de la sala de partos será inferior a la temperatura del interior del cuerpo materno. A esto se le suma que el bebé está mojado, generando mayor sensación de frío; ante lo cual el bebé reaccionará abriendo la boca, estimulándolo de ese modo a empezar a respirar por sí mismo.
A su vez, el pequeño recibe otros estímulos como ser: cambios de luminosidad y sonoros, manipuleo del médico, entre otros.
En el caso de un parto complicado, que conlleva sufrimiento fetal, el bebé nacerá cansado. Esto puede reducir su reacción frente a los estímulos, siendo necesario darle una nalgada para ayudarlo a reaccionar. Esta situación también puede darse en los bebés nacidos por cesárea o partos en el agua, donde el bebé es sacado del vientre materno tan relajado de modo que no segrega las hormonas catecolaminas, que inducen a los pulmones a respirar por sí mismos.