La alimentación en niños de 1 año

Muchos padres, suelen preocuparse cuando comienzan a notar que sus hijos, al llegar al año de vida, ya no comen  en la misma proporción  que antes. Pero esto, en verdad, es completamente normal en todos los niños pues ya no  necesitan comer como lo hacían antes, debido a que el crecimiento es mucho más lento. De modo que ya no precisan  tanta energía extra, como sí ocurría durante sus primeros meses de vida, momento en que engordan y crecen de forma rápida, en proporción mucho mayor  en relación a cualquier otro momento de sus vidas.
Al llegar al año de vida, la energía que ganan a través de los alimentos la usarán en  funciones vitales, como moverse, pero ya no requerirán energía para el crecimiento corporal. De este modo, cuando los niños empiezan a comer menos no hay que preocuparse. Si se les obliga a comer de más  puede ser perjudicial.
Es muy importante, entonces, que se les brinde alimentos saludables, como por ejemplo frutas, verduras, cereales, pan y  lácteos, evitando darle productos de bollería y bebidas ricas en azúcar o gasificadas, de lo contrario se llenarán mucho antes y no recibirán los nutrientes que su cuerpo necesita.
Mientras el niño luzca atento, sano y con energía, no hay motivos para preocuparse. Pero en caso que se lo note cansado, somnoliento y con poco interés por lo que lo rodea, será necesario consultar con un especialista para desechar posibles complicaciones.

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Los niños comen menos a partir del año y medio de vida

Aproximadamente a los 15 meses de edad, puede llegar a suceder que tu hijo coma menos y eso te genere preocupación. Lo que sucede es que a esa edad, disminuyen los requerimientos nutricionales del niño, debido a que dejará de crecer de manera  acelerada, como lo hacía hasta entonces, y por consiguiente necesita menos nutrientes.
De esta manera, la cantidad de alimento que tienen que ingerir es notablemente inferior a la que requerían hasta esa edad., ya que los niños no crecen ni aumentan de peso en la medida que lo hacían antes, durante su etapa de lactantes. A partir del año y medio, comenzarán a crecer más lentamente y, en consecuencia, su apetito será bastante menor.
No obstante ello, los padres pueden llegar a sentirse algo preocupados si notan que el pequeño ya no come igual que lo hacía antes. Por eso, es importante evitar caer en la angustia y malacostumbrarlo. Es decir, si se le da de comer únicamente lo que desea, no sólo perpetuaremos el problema sino que continuará creciendo como un niño que se alimenta poco y mal.
Vale decir que los niños de esa edad, pueden no comer a causa de que no tienen hambre o porque, sencillamente, no cuentan con ganas de hacerlo.
Puede suceder que los niños se nieguen a comer debido a que están atravesando alguna enfermedad, por lo que su decaimiento hace que se les cierre el estómago. Por ejemplo, en caso de estar resfriados, lógicamente van a querer comer menos, porque al presentar dificultades para respirar y tragar, se cansan y comen menos.
Por otro lado, la anemia puede ocasionar inapetencia, por ello es recomendable realizar una consulta pediátrica.
Si hay algo que no se debe hacer es forzarlo a comer, cambiar alimentos por otro, o presionar mucho para que coma. En éste caso el niño podrá interpretar que, utilizando la comida como arma, puede hacer con la familia lo que le plazca, convirtiéndose en una herramienta de verdadera manipulación.