Efectos de la depresión materna en el desarrollo infantil

Según los especialistas, la depresión materna puede influir en el desarrollo del bebé durante el embarazo e incluso después de su nacimiento, lo cual se relacionaría con las bajas expectativas para el niño en función a una desatención durante su crianza por parte de la madre, quizá desarrollada involuntariamente.
Al mismo tiempo, la Academia Estadounidense de Pediatría sostiene que la depresión postparto puede afectar de manera negativa en los pequeños, perjudicando su desarrollo físico, lo cual repercutiría directamente en su crecimiento, incidiendo de este modo en la estatura de los mismos. Por este motivo, los expertos subrayan la importancia de llevar a cabo un tratamiento apropiado para combatir la depresión materna durante el primer año de haberse producido el parto, para así prevenir que los niños tengan baja estatura.
Al respecto, Pamela J. Surkan, de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg, en Baltimore, en una nueva investigación sobre el tema postula que si bien investigaciones anteriores lograron demostrar que la depresión materna puede influir negativamente en el desarrollo de los niños, retardando incluso su crecimiento durante los primeros dos años de vida, no hay mucha información que de cuenta acerca de cómo estos síntomas inciden en los niños mayores.
Durante la realización del estudio, se comprobó que los síntomas de depresión materna después de haber transcurrido nueve meses del parto tendrían efectos negativos sobre el crecimiento de los niños de más de tres años de edad, pues se ha logrado comprobar que  los hijos de madres que sufren una depresión severa poseían un 48% de probabilidades de situarse por debajo de la media de estatura apropiada en torno a los cuatro y cinco años, en comparación con otros pequeños cuyas madres no padecían depresión.
Las causas de la depresión materna podrían estar relacionadas con una alimentación pobre, como sería el caso de  una breve lactancia materna, así como una falta de apego entre madre-hijo, algo vital para que el desarrollo del bebé sea adecuado.

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La alimentación en niños de 1 año

Muchos padres, suelen preocuparse cuando comienzan a notar que sus hijos, al llegar al año de vida, ya no comen  en la misma proporción  que antes. Pero esto, en verdad, es completamente normal en todos los niños pues ya no  necesitan comer como lo hacían antes, debido a que el crecimiento es mucho más lento. De modo que ya no precisan  tanta energía extra, como sí ocurría durante sus primeros meses de vida, momento en que engordan y crecen de forma rápida, en proporción mucho mayor  en relación a cualquier otro momento de sus vidas.
Al llegar al año de vida, la energía que ganan a través de los alimentos la usarán en  funciones vitales, como moverse, pero ya no requerirán energía para el crecimiento corporal. De este modo, cuando los niños empiezan a comer menos no hay que preocuparse. Si se les obliga a comer de más  puede ser perjudicial.
Es muy importante, entonces, que se les brinde alimentos saludables, como por ejemplo frutas, verduras, cereales, pan y  lácteos, evitando darle productos de bollería y bebidas ricas en azúcar o gasificadas, de lo contrario se llenarán mucho antes y no recibirán los nutrientes que su cuerpo necesita.
Mientras el niño luzca atento, sano y con energía, no hay motivos para preocuparse. Pero en caso que se lo note cansado, somnoliento y con poco interés por lo que lo rodea, será necesario consultar con un especialista para desechar posibles complicaciones.

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Cuánto medirán nuestros hijos de grandes

La edad ósea no coincide en todos los casos con la edad real del niño, de ahí que hay unos más altos que otros en relación a su edad cronológica. El crecimiento del esqueleto no posee un patrón fijo, por lo que varía de una persona a otra. Se considera que se trata de una característica que se hereda.
Para saber si la edad ósea se encuentra retrasada o adelantada, el pediatra acostumbra pedir una radiografía de la mano y de la muñeca izquierda, en la cual es posible apreciar la cantidad de cartílago que todavía  queda disponible. Cuando los cartílagos se cierran, el hueso ya no puede crecer más. De modo que para saber si hay un adelanto o retraso de la edad ósea, se calcula la calcificación de los huesos de esta zona, con el fin de determinar su maduración y, por ende, su edad aproximada.
Siempre que no haya enfermedades preexistentes que puedan llegar a influir en el crecimiento, los niños generalmente alcanzan la talla correspondiente por su herencia genética, a pesar de que esto puede suceder antes o luego de lo previsto.
Para conocer cuánto medirá de grande, hay diversas fórmulas, como es el caso de la «talla diana«, la cual resulta de la talla del padre más la talla de la madre más 13 / 2. En el caso de los varones, se agrega 13 a la suma de las tallas de los progenitores, mientras que en las mujeres se resta 13 a dicha suma.
Otro método que existe reside en calcular la «talla proyectada», teniendo en cuenta una gráfica de percentiles, hasta alcanzar los 18 años de edad. Asimismo, hay otros cálculos que tienen en cuenta la edad cronológica, así como la talla, la edad ósea, la velocidad de crecimiento en el último año y el nivel de desarrollo puberal. Con este método, es posible predecir la talla definitiva con un margen de error es de 2 a 4 cm.
Los resultados de tales fórmulas pueden variar en función a la carga genética de sus padres.

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La altura de los niños

El estirón de los niños es algo que resaltamos con orgullo en las reuniones sociales. Hay que tener en cuenta que la cuestión de la altura de los niños está transformándose en una preocupación, la cual puede derivar en complejos, no sólo en los niños sino también en los padres.
Hay muchos factores que influyen en el crecimiento de un niño: los genéticos, que están  determinados desde la concepción y que tienen que ver con la talla de los padres, el sexo y la raza; la alimentación, el ejercicio, los hábitos de vida y las enfermedades que padeció el niño, entre otros factores externos.
En la primera infancia, el crecimiento se da como un proceso homogéneo, a pesar de que  hay algunos períodos en los que se puede acelerar provocando un estirón repentino. Está comprobado que la fiebre también estimula la hormona del crecimiento, por lo que es muy común que después de una enfermedad se note que el niño ha pegado un estirón. De todos modos, es bueno saber que un niño bajito puede llegar a ser alto cuando alcance la vida adulta, pues existen niños que, debido a distintas razones ya sean ambientales u hormonales, crecen a un ritmo más lento y, en cierto momento, alcanzan el ritmo normal logrando así una altura correcta. Asimismo, hay niños que, por diferentes causas patológicas, padecen una maduración ósea acelerada, que luego se detiene sin alcanzar mucha estatura. Después, durante la pubertad, el niño experimenta un crecimiento muy marcado producto de la acción de las hormonas y al concluir dicha etapa los cartílagos de los huesos se cierran, finalizando el proceso de crecimiento.
Una alimentación rica en lácteos, frutos secos,  sal yodada y huevos, favorecerá la fabricación de la hormona del crecimiento que, sumada al ejercicio regular, puede elevar la talla de los niños.

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Control de esfínteres: momento de dejar el pañal

Piensas que es el momento de que tu hijo deje el pañal, pero ¿cómo saber si está preparado para hacerlo? A pesar que el verano generalmente es el momento perfecto para quitarle el pañal a los niños, no todos se hallan preparados en esa época, ya que cada niño posee un crecimiento diferente. Lo importante es respetar sus tiempos y no forzarlo por nuestra conveniencia.
Es fundamental saber que si lo presionamos, el pequeño demorará más en controlarse. Lo normal es que los niños comiencen a controlar sus esfínteres entre los dos y los tres años.
A partir de los dos años, los niños ya comprenden la diferencia entre seco y mojado. Asimismo, a esta edad es cuando empiezan a obedecer órdenes y poseen capacidad de decisión.
El niño da claras señales cuando se halla preparado para dejar el pañal. Por ejemplo, muestra incomodidad cuando está mojado y desea quitarse el pañal porque le molesta, cuando le retiramos el pañal y éste está seco, aguanta para no hacerse pis, y cuando reconoce las sensaciones previas a hacerse pis y las expresa.
Más allá de esto, las madres deben tener en cuenta que no es conveniente quitarle el pañal al niño cuando se produce un cambio en su vida, como es el caso de un viaje, una mudanza o el nacimiento de un hermanito.
Bajo ningún concepto se lo debe comparar con otros niños de su edad, pues cada cual posee su ritmo y es esencial respetarlo.
En caso que se produzca un retroceso, no hay que alarmarse debido a que es algo normal, en especial si se produce algún cambio en su vida.
Lo más importante de todo: no hay que regañarle cuando se haga pis o caca encima, porque esto podría ocasionar que el niño se sienta agobiado y pierda el control con frecuencia. Así que paciencia, el niño nos hará saber cuando esté listo para dejar el pañal.

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Qué hacer cuando los bebés comienzan a rascarse

Al llegar a los 3 o 4 meses de edad, los bebés empiezan a explorar todo lo que los rodea y a ejercitar su capacidad para alcanzar y agarrar algunos objetos, llevándolos a su boca y moviendo sus deditos imitando el movimiento de rascado.
Esto es algo muy natural que forma parte del crecimiento y desarrollo de todos los niños, pero en ocasiones puede resultar un tanto peligroso, en especial cuando aprenden a rascarse, y lo hacen constantemente en aquellas partes que les molesta. Por lo que siempre debemos estar atentas para descartar la presencia de cualquier tipo de enfermedad en su piel.
Este movimiento que los lleva a rascarse forma parte de un reflejo, por lo que es automático y no es necesario alarmarse, debido a que forma parte de su crecimiento. Pero si esto es algo que el pequeño hace constantemente, hasta llegar a provocarse lastimaduras, es preciso descartar la posibilidad de que no se trate de una consecuencia de alguna alteración dermatológica.
En el caso que consideremos que padece algún problema en la piel y llevemos al bebé al pediatra, lo más conveniente será colocarle unas manoplas para de ese modo impedir que el pequeño se lastime y aumente las posibilidades de infección.
Es muy importante mantener sus uñas cortas para que, cuando el niño se rasque y se lastime, no se provoque eccemas en la piel.

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Factores que influyen en el ritmo de crecimiento de los niños

El crecimiento de bebés y niños constituye una de las cuestiones que más nos desvelan a los padres, sobre todo durante los primeros años. Una alimentación sana y equilibrada es fundamental para el adecuado crecimiento de los niños. Incluso, el sueño es otro de los factores que ejerce su influencia, de manera notable, en el desarrollo de nuestros hijos. También, la genética y la presencia de algunas enfermedades pueden ser determinantes en cuanto al ritmo de crecimiento.
La mayoría de los padres solemos preocuparnos sobre cómo crecen nuestros hijos,  y realizándonos planteos del tipo: ¿estará creciendo correctamente?, ¿se alimenta bien?, ¿su peso es el adecuado?
Hay una serie de factores que determinan el ritmo de crecimiento de los niños, como por ejemplo la herencia genética, la alimentación y el sueño, así como las enfermedades que puedan contraer durante sus primeros años de vida.
En este orden, la cuestión genética  es importante ya que los genes inciden en nuestro peso y talla. Por lo que si los padres son altos, es muy probable que el bebé también lo sea.
Con respecto a la alimentación, ésta también posee un papel relevante en el crecimiento de los bebés. Tanto la leche materna como la de fórmula aportan todos los nutrientes necesarios para el desarrollo y crecimiento adecuado de nuestros hijos. Lo realmente importante es que se debe comprobar que el bebé aumenta de peso con regularidad.
En tanto que en los niños más grandes, una alimentación saludable y equilibrada también es fundamental para su desarrollo físico e intelectual.
Por su parte, el sueño desempeña una función reparadora en los bebés, debido a que durante el mismo el organismo segrega la hormona de crecimiento. Por lo que resulta sumamente importante respetar sus horarios de sueño.
Cabe aclarar que existen graves enfermedades, como la celiaca,  que pueden retardar el proceso de crecimiento del bebé.
Teniendo en cuenta ello, es indispensable que ante la menor duda acerca del crecimiento de nuestros niños consultemos con el pediatra, quien sabrá detectar cualquier tipo de anomalía y encarar, así, el tratamiento correspondiente.

A partir de qué edad los niños dejan de amamantar

Muchas mamás nos preguntamos, luego que dejamos de amamantar en qué momento los pequeños necesitan consumir leche desnatada, y si es una excelente opción donde no le faltarán los nutrientes que necesita, pues bien siempre antes de cambiar una fórmula de leche de un niño menor de 5 años, es necesario consultarlo con el pediatra.

Esto se debe como lo hemos dicho en alguna oportunidad, que cada niño va creciendo y desarrollándose de una forma en particular y no todos necesitan el mismo aporte calórico o de nutrientes, por lo tanto en todos los casos lo mejor será preguntar a nuestro especialista de confianza.

Hay muchos estudios realizados a cerca del tema de la leche desnatada en los niños, y lo cierto es que se les puede brindar luego de cumplidos los dos años de edad, sin ningún tipo de inconvenientes, pero antes de esa edad no, ya que los pequeños deben recibir leche materna o entera porque necesitan algo de grasa para crecer y desarrollarse de la manera adecuada.

Cuando le niño ha cumplido los dos años de edad, y consume absolutamente todos los alimentos recomendados en la pirámide alimentaria, se puede comenzar a reducir la cantidad de grasa que consumen a diario en su dieta, y en éstos casos la leche desnatada tiene exactamente los mismos nutrientes que la leche entera, por lo que no existen problemas en comenzar a brindársela de a poco. Aunque en mamateta.es no lo recomendamos, si se quiere dar leche de vaca se debe comenzar primero con aquellas leches parcialmente desnatadas y enriquecidas con calcio y hierro, hasta alcanzar el menor valor graso de la leche, sobre todo en aquellos pequeños que presentan algo de sobrepeso desde temprana edad, o tienen antecedentes de obesidad en la familia.

Aunque es más recomendable proporcionarle productos hechos con leche más que la leche sola. Por ejemplo: yogures, petit suisses, queso, galletas… Les proporcionarán más alimento y completarán una dieta sana y equilibrada para el niño.

De todos modos, siempre absolutamente siempre, hay que prestar atención a los parámetros de crecimiento del niño, y consultar cualquier cambio alimentario con vuestro pediatra.