Uno de los malestares más comunes durante el embarazo, luego de las náuseas, es la acidez. Pero es importante saber que siguiendo algunas recomendaciones las molestias suelen disminuir.
Durante el embarazo, el útero se expande para que el bebé tenga más espacio, lo que a la vez supone menos espacio para el estómago, y eso es lo que causa la acidez. A ello, se le suma la acción de las hormonas del embarazo que relajan el esfínter, que sirve de separación entre el esófago y el estómago, permitiendo la filtración del ácido; de modo que el esófago deja de tener protección contra los ácidos estomacales y, en consecuencia, da lugar a la acidez estomacal.
Por lo general, la acidez genera ardor o dolores en torno a la zona del pecho, siendo más común la aparición de estas molestias durante la noche. Para prevenirla, es recomendable evitar el consumo de comidas ricas en grasas o frituras, al igual que chocolate y cualquier otro alimento que contenga menta o hierbabuena, debido a que contienen sustancias que incrementan la relajación del esfínter. También, deben evitarse los cítricos, el té, el café, el alcohol, el tomate y las bebidas gasificadas.
Al mismo tiempo, es necesario no comer comidas demasiado calientes ni que estén condimentadas con pimienta o picantes.
Lo ideal, es comer entre cinco o seis pequeñas raciones de comida diarias. Es importante, además, comer despacio, masticando bien los alimentos, para facilitar la digestión. Hay que tener en cuenta que cuanto más se mastica, menos ácido se produce.
En cuanto a los hábitos de vida, es recomendable usar ropa holgada, de lo contrario se comprime el estomágo y suben los ácidos.
Una hora después de comer, es beneficioso para la digestión salir a caminar. Jamás hay que recostarse inmediatamente luego de comer.
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