Un estudio permite detectar los casos de macrosomía fetal

Cuando un bebé nace con bajo peso debe afrontar diversas dificultades durante su desarrollo, pero cuando se da el caso opuesto también puede ser un problema. En efecto, en aquellos bebés que nacen con un peso superior a los 4 kilos se habla de macrosomía fetal, lo cual señala que su peso es mayor al normal, por lo que también es posible que deban enfrentar algunas complicaciones.

Un estudio, realizado por un grupo de especialistas del Complejo Hospitalario Universitario de Ourense, reveló que actualmente el 5% de los bebés que nacen poseen un peso superior al normal. En cuanto a ello, es necesario tener en cuenta que en madres que no padecen diabetes la  macrosomía fetal puede ser riesgosa tanto para la mujer como para el feto. Ese es el motivo por el cual es importante advertir estos casos antes de producirse el nacimiento, para de ese modo establecer cómo se va a actuar.

En la búsqueda de detectar precozmente los casos de fetos extra grandes, se logró descubrir que determinados parámetros de la proteína conocida como PAPP-A son muy eficientes para la detección desde el comienzo de la gestación, pues sus valores son más altos en embarazos de bebés grandes.

Los resultados de este trabajo son realmente reveladores, porque hasta el momento la macrosomía fetal no podía ser detectada a través de las ecografías, dada su escasa fiabilidad ya que un margen de error del 10 por ciento en el peso del feto implica una diferencia de 400 gramos.

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Infección urinaria, diagnóstico y cuidados

La infección urinaria es muy común en los niños. Se trata de una infección localizada ya sea en los riñones, la pelvis renal, los uréteres, la vejiga o la uretra, cuya detección y tratamiento es muy importante puesto que de no tratarse podría ocasionar daños serios en el riñón del pequeño.
Uno de los factores fundamentales que determina la aparición de las infecciones urinarias es el relacionado con los hábitos de higiene que la mamá tenga con su hijo, es decir, las veces en que se les cambia el pañal y la forma de aseo de los genitales, puesto que es muy fácil que los gérmenes que se hallan en las heces lleguen a la vejiga. Por ese motivo, hay que cambiarle con frecuencia los pañales al bebé.
Además del llanto continuo, falta de apetito, fiebre y vómitos, los niños que tienen infección urinaria generalmente presentan ictericia (coloración amarillenta de la piel), palidez y olor fuerte en la orina, entre otros síntomas.
Si además de ello, padece decaimiento o exhibe pérdida de peso, es necesario acudir con el niño al pediatra, para que le recete los antibióticos necesarios y realizarle las pruebas de rigor.
De manera que para combatir las infecciones básicamente es necesario darle el pecho al bebé a demanda, pues la lactancia materna ayuda a aumentar las defensas del organismo; no ponerle prendas que le puedan irritar, cambiarle con frecuencia el pañal.
Siempre ante la menor duda de infección se debe recurrir con prontitud al médico.

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