El uso de antibióticos puede provocar eczema infantil

La utilización de antibióticos durante el primer año de vida de los niños incrementa el riesgo de que padezcan un eczema a futuro, así lo afirma un grupo de expertos de la Facultad de Medicina de Northwestern (Estados Unidos) en un nuevo estudio. La investigación, que se basa en otros estudios que se desarrollaron anteriormente, concluye que el riesgo de sufrir un eczema infantil por la ingesta de antibióticos asciende al 40%.

Este nuevo trabajo abona la teoría de que los antibióticos destruyen la flora bacteriana intestinal, que es básicamente de la que depende el desarrollo del sistema inmunológico de los bebés. A ello hay que sumarle otra hipótesis vinculada a la higiene, según la cual el sistema inmune de los pequeños no es expuesto a suficientes desafíos como para desarrollarse con mayor fuerza, situación que sucede en ambientes limpios en exceso y que aumentaría el riesgo de sufrir asma y alergias.

La mencionada investigación establece la existencia de una relación entre los antibióticos y el eczema infantil. En efecto, este tipo de fármacos no ayudarían al sistema inmunológico a que se desarrolle de manera adecuada, por lo que sólo deberían ser usados por indicación médica.

Fueron analizados unos 20 estudios en total, para evaluar la utilización de antibióticos en el embarazo y el uso de estos fármacos en los bebés menores de un año de edad. En el primer caso, no se pudo constatar relación alguna entre los fármacos tomados por las madres y el riesgo de eczema en los bebés. Por el contrario, en el segundo caso sí se pudo constatar dicha vinculación, incluso se comprobó que el riesgo aumentaba en equivalencia, es decir, cuanto mayor fuera el uso de antibióticos mayor era el riesgo de que se manifestara esta enfermedad.

Cabe señalar que un eczema es una afección de la piel que provoca la aparición de  placas irregulares, que se caracterizan por su color rojo y que producen picor. Al rascarse, estas vesículas se rompen y sale pus, formándose costras amarillentas.

Los expertos, lograron determinar que la amoxicilina es el antibiótico que mayor riesgo acarrea de padecer la enfermedad.

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Efectos de los fármacos en el desarrollo fetal

Existen ciertas enfermedades que necesitan ser tratadas con fármacos inclusive cuando se está embarazada, a pesar de que se sepa que el medicamento podría llegar a afectar el desarrollo del feto. Estos son los casos en los que el riesgo de interrumpir el tratamiento es significativamente mayor al riesgo que implica el efecto del medicamento en el bebé. Un ejemplo de ello es la depresión.
Es sabido que los antidepresivos pueden tener efectos sobre el feto, pero existen casos en los que la mujer necesita continuar tomándolos, por supuesto que siempre bajo prescripción médica.
Según un nuevo estudio liderado por la investigadora Hanan El Marroun, becaria postdoctoral del departamento de psiquiatría infantil y adolescente del Hospital Pediátrico Sofía y el Centro Médico Erasmo en Rótterdam, existen algunos antidepresivos, los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) como por ejemplo Paxil y Prozac, que pueden afectar al tamaño de la cabeza del bebé.
Los autores de la investigación, se basaron en datos de los partos de unas 7.700 mujeres. De las cuales, el 91 por ciento no padecía depresión o tenía síntomas muy leves. En tanto que el 7 por ciento tenía depresión pero no se medicaba con ISRS y el 1 por ciento restante tenía síntomas de depresión y se medicó durante la gestación.
El estudio reveló que los bebés de madres con depresión no medicadas con ISRS tendieron a ser proporcionalmente más pequeños y a nacer un día después de la fecha prevista de parto. Mientras que los bebés de las madres que sí tomaron dichos fármacos nacieron con cabezas más pequeñas, y mostraron el doble de posibilidades de nacer de manera prematura.
Vale aclarar que la finalidad de dicho estudio es servir de ayuda a los especialistas al momento de valorar la conveniencia o no de que la madre continúe con el tratamiento con ISRS durante la gestación.

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Factores que condicionan la fertilidad de la mujer

Al momento de conseguir un embarazo, muchas cosas entran en juego. Llevar una vida saludable, así como mantener una dieta equilibrada y evitar el estrés son algunas de ellas, que resultan claves para incrementar las posibilidades de lograr un embarazo.
La edad es uno de los factores más importantes que condicionan a las mujeres a la hora de tener hijos. A pesar de que el hombre es fértil hasta una edad avanzada, en la mujer es bien diferente, ya que a partir de los 35 años empiezan a surgir las dificultades para concebir. Aunque los avances de la ciencia han posibilitado que el umbral de edad en las mujeres para lograr un embarazo sea mayor. Si bien en la mayoría de los casos las dificultades se deben a problemas médicos, el estilo de vida es otro elemento que puede complicar conseguir con éxito la gestación. Cuestiones como la obesidad, el tabaco, el alcohol y una mala alimentación pueden generar efectos adversos en la fertilidad de cualquier mujer.
En el caso de la obesidad, ésta causa inconvenientes al momento de  la gestación, incluso mediante tratamientos de reproducción asistida. Por ello, hay que controlar el peso ya que una mujer que intenta aumentar su fertilidad necesita comer bien y mantener un peso saludable. De manera que si se padece obesidad, lo más conveniente es perder peso, mejorando así la calidad de los óvulos.
En el caso de las adeptas al deporte, si bien es cierto que resulta beneficioso para la salud y la calidad de vida, a la vez que ayuda a prevenir diversas enfermedades, lo mejor es bajar el ritmo y la intensidad del ejercicio, realizando deportes livianos como por ejemplo natación.
Para aquellas que toman fármacos, lo más indicado es consultar con el médico previo a intentar quedar embarazada, puesto que ciertos medicamentos afectan a la fertilidad e, incluso, hay algunos que pueden provocar defectos en el feto y hasta abortos.
Otro punto a tener en cuenta es evitar el contacto con ciertas sustancias como es el caso de los fertilizantes inorgánicos (nitratos, fosfatos), pesticidas y detergentes. 
Por su parte, el estrés también es un gran condicionante a la hora de buscar quedarse embarazada, debido a que puede reducir el nivel de gonadotropinas e incrementar los niveles de prolactina, lo que puede devenir en ausencia de ovulación. Hay que tener en cuenta que en aquellas mujeres que sufren un alto nivel de ansiedad y estrés las tasas de embarazo disminuyen considerablemente, aumentando a su vez las posibilidades de sufrir un aborto.
El apoyo psicológico es de suma importancia para poder afrontar la infertilidad. Está comprobado que la ayuda psicológica en tratamientos de reproducción asistida reduce la ansiedad y la depresión en pacientes infértiles, al tiempo que puede mejorar la tasa de embarazo.
Teniendo en cuenta todo esto, si al cabo de un año no se consigue quedarse embarazada, se debe acudir a un especialista para detectar la causa.

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