Los más pequeños de la casa, deben vivir en un entorno feliz y alegre. Sin embargo, la realidad es que la tristeza, el dolor y la muerte también forman parte de la vida, pese a que en la sociedad actual, el último adiós se ha convertido prácticamente, en un tabú.
Tanto es así, que muchos padres deciden que sus hijos no vayan por ejemplo, al funeral del abuelo por el miedo de causarle un enorme sufrimiento. Sin duda, la muerte forma parte de la vida, es un hecho natural que se debe comprender. Por ello, en relación con esta cuestión, la psicóloga Loreta Cid explica que no es bueno utilizar las metáforas a la hora de explicarle al niño dónde se ha ido el familiar fallecido.
Y es que, se suele decir eso de: “Se ha ido al cielo”. El niño debe tener la oportunidad de participar en los ritos que forman parte de la cultura, siempre que el niño se sienta preparado y mentalizado para ello. Es decir, los peques deben ir al funeral de una persona que ha muerto y con la que ha convivido durante su vida. De este modo, también se facilita que el niño pueda realizar su propio proceso de duelo.
Esa etapa que implica la reconstrucción del dolor y la superación de la tristeza a la hora de aprender a vivir mejor. Además, el valor de la juventud es tan alto en la sociedad actual que incluso, se considera que una persona de sesenta años es joven. El hecho de que la calidad de vida sea mayor y también, que se vivan muchos más años es una experiencia muy positiva. Sin embargo, a nivel de inteligencia emocional, es fundamental, aprender a integrar el dolor y el sufrimiento en la rutina de un niño y de la familia en general.
Loreta Cid ha escrito el libro “Explícame qué ha pasado” que puede servir de ayuda a todos los padres que quieren profundizar un poco más en este tipo de cuestiones. Disfruta de esta agradable lectura que puede ser de gran información para ti.
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