Durante el embarazo resulta imprescindible dormir bien para, de ese modo, mantener una buena salud, puesto que se comprobó que las mujeres embarazadas que no descansan bien tienen mayores riesgos de tener un parto prematuro.
Las futuras mamás que por diferentes razones no logran dormir bien, ya sea por insomnio o cualquier otro trastorno del sueño, corren riesgo de que se desencadene un parto antes de tiempo, con las serias compliaciones de salud que ello implica para un bebé prematuro.
En efecto, una investigación realizada recientemente reveló que las embarazadas que no duermen lo suficiente durante la gestación tienen un 25% más de posibilidades de parto prematuro en contraste con aquellas mujeres que descansan bien, durante el primer trimestre de embarazo. En tanto que si la imposibilidad de un buen descanso ocurre en el tercer trimestre el riesgo es de un 18%.
Del estudio, que fue presidido por la doctora Michele Okun, participaron unas 166 embarazadas. De esa manera, se consiguió verificar que el riesgo real surge cuando los trastornos de sueño suceden en el primer trimestre de embarazo, puesto que si ello ocurría durante el segundo no se evidenciaba un aumento significativo del riesgo de parto prematuro.
A pesar de que pueden existir otros factores de riesgo, el sueño se puede medir de manera sencilla y rápida en los controles prenatales. Ante esta situación resulta clave que la embarazada le informe a su médico que posee problemas para dormir, para así lograr identificar el incremento del riesgo de parto prematuro y tomar las medidas necesarias para ayudarla a descansar mejor.
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Seguro que alguna vez te has preguntado porqué razón te miden la tensión arterial en casa control médico durante el embarazo. El motivo reside en que de ese modo es posible diagnosticar la hipertensión, una complicación habitual entre las futuras madres, pues si no es detectada a tiempo tanto la madre como el feto pueden sufrir serias consecuencias.
En un reciente estudio se llegó a la conclusión de que las embarazadas que sufran de problemas renales corren el riesgo de que el desarrollo del feto se vea afectado, porque este tipo de afecciones hacen que las pacientes pierdan proteínas, lo cual aumenta las posibilidades de tener un aborto o de que se produzca un parto prematuro. Otras de las complicaciones que pueden darse son anemia en la embarazada y serios retrasos en el crecimiento del pequeño.