Lo usual es que la cantidad de líquido amniótico aumente hasta el inicio del tercer trimestre del embarazo, alcanzando su nivel máximo entre las 34 y 36 semanas. Luego, empieza a disminuir de manera gradual hasta el parto.
El exceso de líquido amniótico se conoce como polihidramnios, problema que afecta aproximadamente al 1 por ciento de los embarazos.
El médico podrá sospechar que la mujer tiene mucho líquido amniótico en caso de que el útero esté creciendo más rápido de lo normal, o ante la presencia de malestares en la zona del abdomen, dolor de espalda, falta de aire e hinchazón excesiva en los pies y tobillos. Y para confirmar sus sospechas, se le realiza a la embaraza una ecografía.
En general, los especialistas desconocen cuales son las causas de la mayoría de los casos de polihidramnios, sobre todo cuando son cuadros leves. De todos modos, algunos de los desencadenantes más comunes son:
Diabetes materna
Aquellas embarazadas que padezcan diabetes y no puedan controlar de manera adecuada la enfermedad, son más propensas a tener niveles altos de líquido amniótico. Según datos estadísticos, cerca del 10 por ciento de las embarazadas diabéticas sufren polihidramnios, principalmente durante el tercer trimestre.
Embarazo múltiple
Las embarazadas de mellizos, gemelos o más bebés, tienen un riesgo mayor de presentar niveles altos de líquido amniótico. Incluso, en el caso de un embarazo de gemelos existe la posibilidad de que se produzca el síndrome de transfusión intergemelar, que es cuando uno de los gemelos genera mucho más líquido que el otro.
Anomalías genéticas
Los bebés que poseen altos niveles de líquido amniótico, tienen más probabilidades de padecer una anomalía genética, como por ejemplo síndrome de Down.
Anomalías fetales
Aunque no se suele dar con frecuencia, puede que el bebé presente un problema médico o un defecto congénito por el cual deja de tragar líquido amniótico en tanto que sus riñones siguen produciendo más orina. Esto se puede deber a ciertas complicaciones, como estenosis pilórica, obstrucción del tubo digestivo, labio leporino o fisura palatina. Además, determinados problemas neurológicos, como la hidrocefalia o los defectos del tubo neural, también pueden llevar al bebé a que deje de tragar.
Anemia fetal
En raras ocasiones, la polihidramnios puede presentarse por una anemia grave en el bebé causada tanto por una incompatibilidad de Rh como por una infección como la quinta enfermedad.
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Oligohidramnios en el embarazo
Normalmente, la cantidad de líquido amniótico va aumentando hasta el inicio del tercer trimestre del embarazo, llegando a su punto máximo etre las 34 y 36 semanas, que suele ser de alrededor de un litro. A partir de entonces y hasta el momento del parto, comienza a disminuir gradualmente.
La presencia de poco líquido amniótico es un problema que se denomina oligohidramnios. Por el contrario, cuando se tiene demasiada cantidad se llama hidramnios o polihidramnios. En tal sentido, cerca del 4 por ciento de las embarazas poseen niveles bajos de líquido amniótico en alguna etapa de la gestación, generalmente durante el tercer trimestre.
La pérdida de líquido, el tamaño del útero menor a lo normal para el momento del embarazo que se esté transitando o la disminución de los movimientos fetales, son sólo algunos de los indicios que pueden llevar al médico a pensar que la mujer posee poco líquido amniótico. Además, el profesional realizará un mayor seguimiento en aquellas embarazadas que hayan tenido ya un bebé con bajo crecimiento, padezcan de hipertensión arterial crónica, lupus, preeclampsia o diabetes, e incluso cuando se ha sobrepasado la fecha de parto.
No siempre es posible saber que es lo que está causando la existencia de un nivel bajo de líquido amniótico. Lo cierto es que cuanto más tarde surja esta complicación, menos consecuencias tendrá para el bebé.
Entre las causas más comunes de oligohidramnios se encuentran la rotura de membranas, que incrementa el riesgo de infección por el ingreso de bacterias al saco amniótico, problemas de placenta, como puede ser el desprendimiento parcial de la misma, ciertas afecciones, como preeclampsia, hipertensión, lupues o diabetes. A ellas se le agregan los embarazos múltiples y las anomalías congénitas del feto.
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Causas más comunes de los sangrados en el embarazo
Más allá del estado de alarma que suelen generar en las futuras madres, los sangrados en el embarazo son más comunes de lo que se piensa. De hecho, una de cada cinco mujeres tiene sangrados durante el primer trimestre de gestación, sin que esto suponga un problema para el feto o la madre.
El sangrado, es una hemorragia o pérdida de sangre que se produce en cualquier estadío del embarazo. Ante esta situación, es de suma importancia consultar con el médico, sobre todo si se trata de una pérdida grande, intentando mantener siempre la calma pues el sangrado no siempre indica la existencia de un problema, aunque puede ser señal de aborto espontáneo o alguna otra complicación. Curiosamente, hay casos en los que las mujeres pierden a su bebé sin tener sangrados.
La mayoría de las mujeres tienen pequeñas hemorragias durante la gestación, sobre todo durante el primer trimestre y más aún cuando se trata de embarazo de mellizos o cuando el bebé es muy grande.
Diversas son las causas de los sangrados, una de ellas es la implantación del embrión en la pared del útero, que puede suceder en la segunda semana posterior a la fecundación. Otro de los motivos puede residir en los cambios en el cuello uterino propios del embarazo. En este caso, fluye más sangre al cuello del útero tornando el área más sensible y proclive a sangrados. El aborto espontáneo puede ser también otra de las causas, que generalmente se da durante los primeros tres meses. Aunque en este caso, los sangrados suelen ir acompañados de dolores abdominales intensos, provocados por las contracciones uterinas.
Luego del primer trimestre, los sangrados pueden producirse por problemas en el cuello del útero, tales como infecciones, inflamación, etc; placenta previa, parto prematuro, aborto espontáneo, ruptura uterina o desprendimiento de la placenta. Incluso, una pérdida puede estar indicando el desencadenamiento del parto. También, es bueno saber que es común que una o dos semanas previas a la fecha probable de parto se produzca un sangrado de tonalidad rosada o rojiza.
El tratamiento dependerá exclusivamente de la causa del sangrado, del estado general de la madre y de si existe o no sufrimiento fetal.
Además, para prevenir la aparición de sangrados resulta esencial evitar consumir alcohol y cigarrillos, realizar una dieta balanceada y tomar las vitaminas prenatales indicadas por el médico.
En caso de que existan sangrados en el embarazo y se desconozca su causa, es necesario no tener relaciones sexuales.
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Hipertensión en el embarazo
Seguro que alguna vez te has preguntado porqué razón te miden la tensión arterial en casa control médico durante el embarazo. El motivo reside en que de ese modo es posible diagnosticar la hipertensión, una complicación habitual entre las futuras madres, pues si no es detectada a tiempo tanto la madre como el feto pueden sufrir serias consecuencias.
La tensión arterial puede definirse como la presión que ejerce la sangre en las arterias y los vasos sanguíneos, en especial los que transportan el oxígeno y los nutrientes que alimentan al bebé por nacer. De esta manera, cuando esa sangre circula muy fuerte se denomina hipertensión, e hipotensión cuando lo hace demasiado lento.
La presión arterial va variando a medida que avanza el embarazo. Durante las primeras semanas, es muy similar a la de cualquier mujer, pero a la mitad de la gestación desciende un poco, retornando comúnmente a la normalidad a partir de la semana 36. Se habla de hipertensión cuando sube por encima de 14/9. De todos modos, se desconoce a ciencia cierta por cuál motivo la hipertensión se presenta en unas embarazadas y en otras no, aunque parecería que cuando se forma la placenta, el organismo de la madre responde como si la rechazara. Esto ocasiona alteraciones en el desarrollo de la misma que, al liberar ciertas sustancias, generan daños en los vasos sanguíneos de la madre, haciendo que la sangre no circule a la presión que se debe, reduciéndose el volumen que llega al útero, lo cual puede influir en la alimentación del feto.
Los grupos considerados de riesgo son, además, las mujeres que padecen obesidad, las que tienen más de 40 años, aquellas que presentan embarazos múltiples, diabéticas o fumadoras.
Cuando se da un cuadro de hipertensión, esto puede hacer que surja la posibilidad de que tener que realizar una cesárea o que el bebé nazca con bajo peso o prematuro. Pero si la hipertensión es controlada debidamente, el embarazo seguirá su curso normal.
Entre los principales síntomas se hallan: visión borrosa, dolor abdominal y cefalea. Aunque en ocasiones tales síntomas se suelen confundir con los síntomas típicos del embarazo. De ahí la importancia de consultar con el médico para medir la presión arterial y actuar en consecuencia.
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Aumentan los casos de parto prematuro
Hasta el momento, se desconoce la manera de evitar por completo los nacimientos prematuros, tan sólo pueden analizarse los motivos que inciden en que cada día exista una mayor cantidad de bebés nacidos antes de tiempo, los cuales tienen que afrontar serias complicaciones para poder sobrevivir.
El parto prematuro es muy frecuente. Es considerado espontáneo cuando sucede antes de las 37 semanas de gestación, y podría estar relacionado con distintas causas, como una infección, traumatismo o estrés en la mujer, así como con embarazo adolescente y embarazo múltiple.
La Organización Mundial de la Salud ha difundido que, en todo el mundo, más de 15 millones de bebés nacen prematuramente. Aunque estas cifras se hallan en constante crecimiento. Aquellas embarazadas de edad avanzada o que han logrado un embarazo mediante tratamientos de fertilidad, son algunos de los muchos factores que influyen.
En el caso de las madres adolescentes, éstas poseen un alto riesgo de que su embarazo culmine antes de lo previsto puesto que su desarrollo aún no se ha completado y, generalmente, su estado nutricional es deficiente. A ello se le suma que tienen un menor control prenatal y suelen ser un tanto desorganizadas y descuidadas.
Según los especialistas, los partos prematuros pueden darse cuando una mujer posee intervalos cortos entre los embarazos, teniendo en cuenta que en esos casos el riesgo aumenta considerablemente. Lo más conveniente es esperar por lo menos entre 18 y 24 meses para planificar un nuevo embarazo, porque de lo contrario el cuerpo no tiene tiempo de recuperar sus reservas nutricionales.
Otros motivos que pueden poner en riesgo la continuidad de un embarazo son las infecciones, ya sean éstas vaginales, urinarias o uterinas, debido a que afectan de manera directa las membranas y pueden provocar roturas en la placenta, lo cual podría devenir en un parto antes de tiempo.
Asimismo, el riesgo crece cuando la futura madre pasa por vivencias traumáticas, posee muchas preocupaciones o atraviesa una situación de mucho estrés, porque esto hace que se produzcan ciertas hormonas que acaban por desencadenar el parto de manera prematura.
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Síndrome del nido
¿Alguna vez has oído hablar del síndrome del nido? Pues, bien, se trata de un llamativo estado de fuerza y euforia que suelen experimentar algunas embarazadas durante las últimas semanas de gestación, justamente cuando la mayoría se sienten sumamente cansadas. Dicho estado, posee causas físicas y emocionales.
Con respecto al nivel físico, el síndrome del nido puede ser explicado como una reacción espontánea que pone a prueba el cuerpo de la mujer para que esté en forma y bien preparado para el momento del parto.
Desde lo emocional, esta llamativa actividad no es más que un modo de evasión que emplea la embarazada ante el temor que le genera la aproximación al parto. Al mismo tiempo, constituye una evidente muestra de su interés e ilusión por tener todo preparado para la llegada del bebé.
Vale señalar que el síndrome del nido suele darse con más frecuencia entre las embarazadas activas, nerviosas e inquietas. Por lo que se recomienda intentar controlar la euforia y aunque la futura madre sienta que es capaz de hacer muchas actividades al mismo tiempo, es preferible que no las haga, porque aparte de exponerse a percances, como caídas o golpes, que podrían revestir peligro para el bebé y la mujer, realizar un esfuerzo extra podría hacer que el parto se adelante, lo cual es necesario evitar.
Lo mejor es procurar distraerse haciendo algunos ejercicios de gimnasia y relajación, pasear, organizar el bolso que se llevará a la clínica. Saber que todo está listo, servirá para que la madre se sienta más relajada.
Puede ocurrir que el afán por hacer cosas se incemente por las noches. En ese caso, se recomienda buscar hacer alguna actividad tranquila. Una cosa es mantenerse ocupada todo el día y otra muy distinta es hacer tareas que demanden estar mucho de pie o coger cosas pesadas. En este último caso, es necesario evitarlas porque implicarán un gasto extra de calorías. Ya de por sí el organismo posee varios kilos de sobrepeso, al tiempo que el metabolismo está acelerado para poder satisfacer las necesidades del bebé y no se descansa bien. Todo esto implica un desgaste de energías que no debe ser acentuado.
Por otro lado, en los días previos al parto, es importante evitar consumir chocolate, al igual que té o café, pues puede aumentar aún más el nivel de excitación.
Estudian la causa de los abortos espontáneos recurrentes
Un grupo de investigadores del Hospital Princess Anne de Southampton, Reino Unido, en conjunto con miembros del Centro Médico Universitario de Utrecht, en Holanda, sostienen que la causa de los abortos espontáneos recurrentes residiría en un exceso de fertilidad. Tal afirmación es realizada luego de haber logrado comprobar que el útero de algunas mujeres es muy eficaz para permitir que se implanten los embriones, y hasta acepta aquellos que por lo general son rechazados. Los resultados de dicho estudio fueron publicados en la revista especializada ‘PLoS ONE’.
Quienes realizaron esta investigación, aseguran que dicho hallazgo podría ser usado para desarrollar un test para poder detectar la existencia de esta condición en las mujeres.
Para llevar adelante el estudio, se tomaron muestras de los úteros de seis mujeres que tuvieron embarazos normales, además de otras seis que sufrieron abortos espontáneos recurrentes. Luego, fueron colocados embriones de diversa calidad en un canal que estaba conformado por dos líneas de células del útero. De este modo, los resultados arrojados dieron cuenta de que las células uterinas que procedían de las mujeres con fertilidad normal crecieron hasta igualar a los embriones de mayor calidad, siendo ignorado el resto. Mientras que las células consideradas “superfértiles” crecieron hacia la totalidad de los embriones.
Suele ocurrir que las mujeres que han sufrido abortos recurrentes crean que simplemente su cuerpo está rechazando el embarazo, por lo que llegan a experimentar sentimientos de culpabilidad.
Frente a ello, los expertos consideran dicha situación puede ser causada porque son superfértiles, de modo que acogen embriones que en casos normales no llegarían a sobrevivir hasta implantarse. Incluso, los especialistas explicaron que los embriones débiles que llegan a implantarse pueden sobrevivir hasta dar un test de embarazo positivo.
No obstante, la teoría planteada en la investigación no sirve para explicar la totalidad de los casos de abortos espontáneos, por lo que son necesarias más pruebas. Además, resta estudiar si esta condición se podría llegar a detectar mediante un test o, bien, si se podría modificar el exceso de receptividad.
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Los niños con trastornos del sueño tienden a desarrollar problemas de conducta
Hay una gran cantidad de niños que roncan cuando duermen, lo cual puede denotar la existencia de un problema, aunque esta situación suele ser desconocida por los padres. En estos casos, es necesario hacer una consulta con el médico, porque el roncar de manera intensa y constante en la niñez puede estar intrínsecamente relacionado con problemas de conducta en los pequeños que están en edad de preescolar, como pueden ser deficit de atención, hiperactividad, etc.
Dicha afirmación, se desprende de un estudio realizado por científicos estadounidenses del Hospital Médico Infantil de Cincinnati, dirigidos por el Dr. Dean Beebe. Los especialistas concuerdan que los ronquidos indican un problema de fondo, que incluye desde la falta de atención e hiperactividad, hasta depresión durante la etapa de la infancia, los cuales constituyen problemas que influyen directamente en el desarrollo de los niños.
Para arribar a dicha conclusión, los científicos efectuaron una investigación, que incluyó la observación de 249 niños, sobre los cuales fueron sus propias madres quienes debieron responder a cuestionarios acerca de la naturaleza del sueño de los pequeños, así como de su comportamiento durante el resto del día.
Los resultados han logrado revelar que los niños de entre los dos y los tres años que roncan de manera fuerte, al menos dos veces a la semana, presentaban mayores problemas de conducta en contraste con aquellos niños que no roncaban al dormir.
Entre los principales factores que producen los ronquidos se encuentran un bajo nivel socioeconómico además de la falta de la lactancia materna, ya sea total o por un breve período. De modo que los ronquidos fuertes, que se prolongan a través del tiempo, no pueden ser considerados normales, volviéndose necesario consultar con un pediatra puesto que existen tratamientos que permiten solucionar este problema.
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El insomnio en los niños
De acuerdo a un estudio, realizado por investigadores del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria, el 30 por ciento de los niños, de entre 6 meses y 3 años de edad, tienen problemas de insomnio, generados mayormente por deficiencias en la enseñanza brindada por los padres acerca del hábito del buen sueño y el descanso.
Dicho hospita,l cuenta con una Unidad del Sueño, en la que son atendidos cada año aproximadamente unos 300 niños que presentan toda clase de efectos en su estado de salud a causa del insomnio. Este trastorno del sueño puede presentarse a temprana edad y prolongarse durante la infancia, influyendo de manera negativa en el desarrollo de los pequeños.
En la mayoría de los casos, las consecuencias provocadas por el insomnio en el proceso de crecimiento se pueden resolver a través de un simple tratamiento, aunque hay casos en los que se requiere la asistencia de especialistas neurofisiológicos para evaluar cuál es la causa que genera insomnio en los niños.
Vale aclarar que el insomnio puede acarrear complicaciones tales como alteraciones en el comportamiento y la conducta del niño, retrasos leves y graves, trastornos de aprendizaje, dolores de cabeza, entre otros. Pero fundamentalmente, cuando este trastorno se prolonga en el tiempo, puede ocasionar una desetabilización en el seno familiar, ya que no sólo no duermen los pequeños sino que tampoco pueden hacerlo los padres.
Generalmente, los niños que sufren de este trastorno del sueño no logran dormir de manera natural, despertándose repetidas veces por las noches, al tiempo que precisan de ayuda para conciliar el sueño puesto que se hallan vigilantes todo el tiempo.
En la mayoría de los casos, los médicos suelen indicar el empleo de medicina farmacológica para ayudar a que los niños puedan conciliar el sueño y dormir sin interrupciones, para de ese modo ir formando un hábito saludable de descanso.
De todas maneras, los especialistas aconsejan, entre otras cosas, establecer horarios fijos para acostarse, evitar el consumo de dulces o refrescos azucarados al final del día y bañarse antes de ir a la cama.
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Cómo actuar ante la fiebre en los bebés
Uno de los temas que suele preocuparnos a todos los padres es la fiebre en los bebés, la cual representa un síntoma de diversas enfermedades infantiles.
La fiebre es un mecanismo de defensa que posee el organismo ante el posible ataque de gérmenes patógenos. De manera que lo principal no es bajarla, pues de ser así se alteraria el proceso de defensa, sino más bien detectar lo que la causa. No importa cuánta fiebre tenga tu niño, siempre hay que consultar con el médico.
Según el protocolo médico, hasta 37,5 ºC se trata de febrícula y no necesita ser tratada con medicación. De 38 ºC a 39 ºC se considera fiebre moderada, la cual se debe bajar con los fármacos prescriptos por el profesional médico. Mientras que si el pequeño tiene 39 ºC o más, se la considera fiebre alta, por lo que es necesario bajarla y consultar con prontitud con el pediatra.
En el caso de los recién nacidos y bebés menores de 3 meses, como aún no regulan bien la temperatura corporal, puede que ésta les suba, por ejemplo, ante algún berrinche o el exceso de ropa en su cuna. Por lo que primero es necesario corroborar que la temperatura del ambiente no sea excesiva y, de ser necesario, quitarle un poco de ropa. Hay otros factores que pueden influir, como la aplicación de una vacuna, la leche del biberón caliente o si ha estado mucho en brazos. Si nada de esto puede aplicarse a tu bebé, entonces debes consultar con el médico para que le realice las pruebas necesarias para identificar el problema, siendo las infecciones respiratorias, urinarias y la otitis las causas más frecuentes.
Pasado el tercer mes de vida, el sistema inmunológico del bebé comienza a madurar, al tiempo que cuenta con el respaldo de las vacunas. Aunque no hay que confiarse de ello, por lo que si el pequeño tiene fiebre no debes dejar de consultar con el médico.
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