Ya es sabido que los casos de depresión materna repercuten de manera directa en los hijos, tanto durante el embarazo como después de nacer. Hace poco, se dio a conocer que la depresión de la mujer y la toma diaria de un antidepresivo puede afectar al niño, viéndose comprometido su desarrollo del lenguaje.
Esta información se desprende de un nuevo estudio que estuvo a cargo de investigadores de la Universidad de Columbia Británica, en conjunto con la Universidad de Harvard y el Hospital Infantil de Columbia Británica. Los resultados dieron cuenta de que el tratamiento de la depresión materna con determinados antidepresivos puede acelerar la capacidad de los bebés para percibir los sonidos y, de ese modo, comenzar a familiarizarse con su lengua materna. En tanto que cuando los cuadros depresivos no reciben el tratamiento necesario, se puede ralentizar dicho período de ajuste.
En la investigación se ha logrado demostrar cómo la depresión materna y el tratamiento que se aplique a ella pueden modificar el lenguaje en los bebés. De todos modos, aún se desconoce si el hecho de acelerar o retrasar el desarrollo del lenguaje puede llegar a implicar algún tipo de consecuencia permanente en la adquisición futura del lenguaje o si, en cambio, hay vías de desarrollo que pueden ser tomadas como alternativas.
Durante el proceso de investigación se estudió a tres grupos de madres que presentaban síntomas evidentes de depresión. Uno de los grupos fue tratado con inhibidores de la recaptación de la serotonina. Por su parte, las mujeres que conformaban el segundo grupo no tomaban ninguna medicación para su depresión, mientras que las mujeres del tercer grupo ya habían superado la depresión y no presentaban síntomas.
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