Los niños que van a la guardería están más expuestos a las infecciones

Los niños menores de dos años que concurren a la guardería corren más riesgo de contraer infecciones, tales como neumonía, otitis, etc. Al menos así lo demuestra un estudio de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), el cual fue publicado el pasado mes de julio.

La investigación demuestra que los niños que van a la guardería no sólo consumen más medicamentos sino que incluso comienzan a necesitarlos más frecuentemente. En el caso de los pequeños menores de un año de vida, tienen 2,5 más posibilidades de necesitar recibir corticoides inhalados.

De todos modos, esto no significa que los niños menores de 2 años no deban asistir a la guardería, ya que los especialistas aseveran que la exposición a determinados gérmenes puede resultar positiva, en especial para la estimulación del el sistema inmunológico pues lo vuelve capaz de reaccionar ante el ataque de los mismos microorganismos patógenos a futuro. Además, es necesario tener en cuenta que las condiciones higiénicas son de suma importancia, sin embargo la higiene excesiva es tan o más contraproducente que la deficiencia de la misma.

Vale recordar que este tema fue tratado hace un tiempo en el XXXVII Congreso de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergia y Asma Pediátrica (SEICAP). Durante dicho encuentro, se hizo especial hincapié en que la sobreprotección de los bebés para evitar que contraigan virus y bacterias afecta negativamente el desarrollo del sistema inmunológico, a la vez que aumenta el riesgo de que los pequeños sufran alergias.

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Aspectos positivos y negativos del uso del chupete

Existen versiones a favor y en contra del uso del chupete, uno de los instrumentos favoritos de los más pequeños.
Los chupetes son una especie de aliado que ayudan a los bebés a conciliar el sueño, ya que  el acto de succión provoca la liberación de productos químicos que disminuyen el estrés, tranquilizándolos hasta alcanzar un estado de relax que permite que se queden dormidos. Por el mismo motivo, el chupete sirve para calmar el llanto del bebé, tranquilizarlo e incluso para contrarrestar dolores ocasionados por vacunas o enfermedades.
Al mismo tiempo, el uso de chupete estimula la producción de saliva y  es muy útil para combatir el dolor que el pequeño puede sufrir durante el proceso de dentición. A su vez, es bueno para los bebés prematuros puesto que les ayuda a mejorar el reflejo de succión, mejorando su alimentación.
Inclusive, se cree que el uso de chupetes por la noche reduce el riesgo de muerte súbita, aunque aún no se sabe bien el porqué, pues ayudaría a mantener abiertas las vías respiratorias del bebé mientras duerme.
La mayoría de los niños inconscientemente adquieren la costumbre de chuparse el dedo o sus puños, algo que a un futuro les puede traer problemas dentales. Este mal hábito queda relegado si se usa el chupete. A la vez, resulta más sencillo acostumbrarlo a dejar el chupete que acostumbrarlo a que ya no succione sus manos.
Además de todos estos aspectos positivos, el chupete también posee su lado negativo, en especial si no controlamos la frecuencia con que es usado por nuestro hijo.
Cabe destacar, que lo más recomendable es aguardar hasta las 6 semanas de vida para darle su primer chupete. Caso contrario,  el bebé no succionará correctamente el pecho de la mamá, trayéndole claras consecuencias en su alimentación.
En los bebés mayores de 12 meses, el chupete puede ocasionar dificultades en el desarrollo del lenguaje, dado a que quita las posibilidades donde el pequeño aprende a balbucear. Por otro lado, cuando su uso se prolonga hasta los 3 o 4 años, generalmente se asocia al chupete con problemas dentales como sobremordida, mordidas cruzadas o hendiduras en el paladar.
El uso del chupete durante largos períodos puede ocasionar infecciones, por el traslado de bacterias desde la boca hacia la garganta y oídos.

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