Los bebés que nacen durante el verano suelen presentar granitos en su piel a causa de las elevadas temperaturas. Ese sarpullido o sudamina consiste en una alteración de la piel, que no reviste importancia, más allá de que es un poco antiestética. Es de vital importancia no confundirla con otras afecciones infantiles en las que puede aparecer un sarpullido en la piel, razón por la cual es conveniente realizar una consulta con el pediatra.
A pesar que es muy común durante los primeros meses de vida de los bebés, la sudamina puede aparecer también en niños mayores cuando la temperatura sube por encima de los 30 ºC. Por lo general, los granitos aparecen de manera dispersa o, bien, juntos formando ronchas de tono rojizo, pudiendo producir picazón producto de que la piel se encuentra inflamada.
Los granitos que produce la sudamina aparecen cuando la piel del pequeño impide salir el sudor y éste resulta retenido en las capas de la dermis, dando lugar a pequeños granitos rojos. Cuando se trata de una sudamina leve, las ampollas diminutas se rompen con facilidad y se forman costras. Pero si el calor persiste, los granitos rojos pueden producir picazón y reaparecer comúnmente en diferentes partes del cuerpo, siendo las más habituales: la frente, las mejillas, los párpados y la nariz. Aunque también suelen brotar en los brazos, la nuca y en el tronco superior, además de la zona del pañal y en los muslos.
La que se recomienda para mantener al bebé libre de sudamina es evitar que sude, algo que en el verano se torna muy difícil con la subida de las temperaturas. De modo que para ayudar a mantener fresco al bebé se aconseja cambiarle el pañal con frecuencia, para que no acumule calor y humedad, bañarlo solamente con agua, sin usar gel o jabones que puedan provocar la irritación de su piel, secarlo con suaves toques, para absorber la humedad de su piel, y vestirlo con ropa liviana, evitando ponerle ropa ajustada.
Además, resulta recomendable conservar el ambiente fresco, evitar la exposición directa y prolongada al sol, y tocar la nuca del bebé para saber si está acalorado.
Cuando aparecen los granitos de la sudamina, aparte de aplicar todas las medidas preventivas para evitar que se agraven, el pediatra puede recomendar una crema con cortisona, en los casos más severos.
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Dermatitis del pañal
La dermatitis o sarpullido del pañal es uno de los problemas de la piel que más se presentan en los bebés, durante su primer año de vida. Básicamente, consiste en una inflamación de la piel en la zona que permanece en contacto con el pañal.
Una de las principales causas de la dermatitis es, sin dudas, el exceso de humedad y fricción, en lo que intervienen el contacto prolongado con la orina y las heces, la temperatura de la zona, las enzimas fecales, bacterias y hongos, entre otras cosas. Cuando las heces y la orina se encuentran presentes de manera simultánea, la enzima llamada ureasa fecal produce la separación del amoníaco que integra la urea, generando un aumento en el pH de la piel, irritando de esa manera la piel.
Según estudios realizados, se comprobó que los bebés alimentados a pecho poseían un pH fecal menor y, en consecuencia, las enzimas como la lipasa y proteasa se hallaban disminuidas, por lo que era menor la incidencia de la dermatitis del pañal.
Es muy importante consultar inmediatamente con el pediatra o el dermatólogo infantil para diagnosticar las diversas causas de la afección, ya que la distribución y clase de lesiones en la piel sirven para definir un adecuado diagnóstico y tratamiento.
El empleo de pañales de celulosa descartables ha colaborado bastante en reducir este tipo de inflamaciones. El pañal usado tiene que ser lo suficientemente grande y poseer un diseño que permita reducir el roce al mínimo. El pañal debe ser cambiado cuando se encuentra mojado o sucio y para la higiene diaria lo mejor es limpiar con aceite común u óleo calcáreo, prescindiendo del uso de polvos.
En el caso de que tu pequeño sufra de dermatitis, es recomendable utilizar agua y jabón en el lavado cuando se lo cambia, dejando secar la parte afectada al aire libre por unos minutos, para luego aplicar un preparado a base de pasta lasar. En caso de que haya una sobreinfección con un hongo, lo indicado es el uso de una crema con derivados imidazólicos tópicos, y si el niño presenta además un eccema atópico de base se deberán suministrar antihistamínicos por boca. El tratamiento dura entre ocho y diez días, tiempo necesario para que la piel se regenere.