Objetos peligrosos para los niños

Es muy común que los niños se traguen accidentalmente objetos, como  botones, anillos, monedas, alguna pieza pequeña de un juguete, etc.
Los bebés, naturalmente se llevan a la boca los objetos como una forma de reconocerlos, y es allí cuando tales objetos pueden ser aspirados o tragados por accidente. Por lo que si el objeto no es eliminado de forma natural, necesitará ser sometido a una endoscopia o incluso una cirugía.
Ante esta situación, los padres tienen que estar atentos para poder evitar que el niño se atragante. En caso que el pequeño se ponga morado, sufra asfixia o pierda el conocimiento, habrá que trasladarlo de inmediato a un centro de emergencias.
Para prevenir este tipo de situaciones, es necesario evitar alimentar a los bebés mientras se encuentran llorando o riendo ya que existe el riesgo que el alimento pase a las vías respiratorias. También, es necesario evitar que use ropa  con accesorios que se puedan desprender, como botones, lentejuelas, etc;  evitar que jueguen con objetos redondos y duros, como por ejemplo pelotitas, canicas, granos, semillas, joyas y partes de juguetes que están sueltos o rotos, entre otras cosas.
Si se trata de niños, hay que tener especial cuidado con productos químicos habituales en el hogar como insecticidas, limpiadores, lejía, etc, que además de envenenamiento pueden provocar quemaduras. Asimismo, es preciso evitar que haya medicinas a su alcance.

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Cómo combatir la sudamina en los bebés durante los meses de calor

Los bebés que nacen durante el verano suelen presentar granitos en su piel a causa de las elevadas temperaturas. Ese sarpullido o sudamina consiste en una alteración de la piel, que no reviste importancia, más allá de que es un poco antiestética. Es de vital importancia no confundirla con otras afecciones infantiles en las que puede aparecer un sarpullido en la piel, razón por la cual es conveniente realizar una consulta con el pediatra.
A pesar que es muy común durante los primeros meses de vida de los bebés, la sudamina puede aparecer también en niños mayores cuando la temperatura sube por encima de los 30 ºC. Por lo general, los granitos aparecen de manera dispersa o, bien, juntos formando ronchas de tono rojizo, pudiendo producir picazón producto de que la piel se encuentra inflamada.
Los granitos que produce la sudamina aparecen cuando la piel del pequeño impide salir el sudor y éste resulta retenido en las capas de la dermis, dando lugar a pequeños granitos rojos. Cuando se trata de una sudamina leve, las ampollas diminutas se rompen con facilidad y se forman costras. Pero si el calor persiste, los granitos rojos pueden producir picazón y reaparecer comúnmente en diferentes partes del cuerpo, siendo las más habituales: la frente, las mejillas, los párpados y la nariz. Aunque también suelen brotar en los brazos, la nuca y en el tronco superior, además de la zona del pañal y en los muslos.
La que se recomienda para mantener al bebé libre de sudamina es evitar que sude, algo que en el verano se torna muy difícil con la subida de las temperaturas. De modo que para ayudar a mantener fresco al bebé se aconseja cambiarle el pañal con frecuencia,  para que no acumule calor y humedad, bañarlo solamente con agua, sin usar gel o jabones que puedan provocar la irritación de su piel, secarlo con suaves toques,  para absorber la humedad de su piel, y vestirlo con ropa liviana, evitando  ponerle ropa ajustada.
Además, resulta recomendable conservar el ambiente fresco, evitar la exposición directa y prolongada al sol, y tocar la nuca del bebé para saber si está acalorado.
Cuando aparecen los granitos de la sudamina, aparte de aplicar todas las medidas preventivas para evitar que se agraven, el pediatra puede recomendar una crema con cortisona, en los casos más severos.

Medidas para prevenir la muerte súbita en los bebés

Es posible diagnosticar la muerte súbita e incluso prevenirla, pero hasta el día de hoy se desconoce a ciencia cierta el por qué ocurre. La muerte súbita representa una de las causas  principales de fallecimiento de lactantes de entre un mes y un año de vida.
Si bien los casos de este síndrome han mermado, gracias a los esfuerzos de prevención establecidos por diferentes organizaciones, aún continúa siendo un problema que ocasiona un profundo dolor a muchos padres y familias.
Sinceramente, nadie espera que algunos bebés, en apariencia sanos, mueran de ese modo, de forma tan repentina como inexplicable. Según los últimos estudios realizados por el Instituto Nacional de Desarrollo Humano y Salud Infantil de los Estados Unidos, revelan que la muerte súbita podría tener una relación directa con una alteración en el funcionamiento cerebral, debido al desequilibrio que produce en la respiración, en la temperatura corporal y en el despertar del sueño del bebé. No obstante, todavía queda mucho camino por recorrer para llegar a comprender y conocer los verdaderos mecanismos que provocan que algunos bebés mueran súbitamente. Las estadísticas indican que el 90% de los casos se da en lactantes de entre dos y seis meses de edad, sobre todo en los meses invernales.
Cabe destacar que existen medidas para hacer que el sueño del bebé sea más seguro, las cuales desde que han sido adoptadas consiguieron disminuir el riesgo de Síndrome Muerte Súbita en Lactantes (SMSL) hasta en un 70%. Tales medidas comienzan por la mejor posición para acostar al bebé, al que se recomienda acostarlo boca arriba, en un colchón firme y sin almohada; dejando los brazos, las manos y la cabeza del bebé fuera de la ropa de cama, bien al descubierto. Hay que cuidar de no abrigarlo de manera excesiva y mantenerlo con una temperatura lo suficientemente cálida.
Al mismo tiempo, no se debe admitir que nadie fume en el cuarto del bebé ni en el interior de la casa, además de darle leche materna tantas veces lo pida.
Cuando un bebé muere de manera repentina, para poder confirmar que se trato de un caso de SMSL, es necesaria una historia clínica detallada del bebé, además de la realización de la autopsia, de una investigación familiar y del entorno del pequeño, y un estudio local de la situación.

Causas más comunes del parto prematuro y cómo prevenirlo

En este post vamos a referirnos acerca del parto prematuro, que es aquél que  se produce antes de las 37 semanas de gestación. No existe mejor incubadora que el útero materno, por esa razón cuanto más tiempo permanezca el bebé en el útero, mejor será el pronóstico que tendrá el bebé. De ese modo, el mejor tratamiento para el parto prematuro es, sin dudas, prevenirlo.
Ahora bien, sería bueno saber cuáles son las causas del parto prematuro. Por lo general, no se llega a saber con exactitud cual es la razón por la que se  desencadena el parto de manera prematura o se produce una rotura prematura de bolsa, aunque sí se conocen algunas de las causas que pueden predisponer al parto prematuro y que son factibles de evitar.
Por un lado, se hallan las enfermedades de origen materno, las cuales son las más frecuentes, como es el caso de las infecciones de las vías urinarias, enfermedades renales, cardíacas, diabetes, anemias severas y alteraciones tiroideas sin tratamiento.
Por otro lado, se ubican las enfermedades propias del embarazo, como por ejemplo la preeclampsia o una diabetes gestacional, que pueden producir el parto en forma prematura, ya que en este caso es para mejorar el pronóstico de la mamá y del bebé, el cual, de permanecer dentro del útero, corre serios riesgos, incluso mayores que la prematurez misma.
También, interfieren factores uterinos, como miomas uterinos, cuello uterino incompetente, mala implantación de la placenta, malformaciones del útero y útero bicorne.
Al mismo tiempo, existen factores emocionales, debido a que la ansiedad y la tensión de la madre pueden provocar un parto prematuro; la edad materna, ya que las menores de 16 años o mayores de 35 años poseen mayores posibilidades de partos prematuros; factores fetales, a causa de embarazos múltiples, malformaciones cardíacas, cromosómicas o infecciones intrauterinas; factores sociales, como es el caso del bajo nivel socio-económico, malnutrición materna o exceso de actividad física; y hábitos tóxicos maternos, que incluyen el tabaquismo, alcoholismo y el uso de drogas.
Dicho esto, cabe preguntarse ¿Cómo puede prevenirse el parto prematuro? Lo fundamental es evitar el parto prematuro, siempre que se pueda, mediante el reposo y la medicación úteroinhibidora. En caso que resulte imposible frenar el parto, es de vital importancia que la atención del mismo sea realizada en un centro médico con la complejidad necesaria para dar solución a cualquiera de las complicaciones más comunes del bebé prematuro.
Para ello, también es importante reconocer los síntomas del parto prematuro: presión sobre el pubis y periné, dolor en la zona lumbar, puntadas o sensación de vacío en la zona vaginal profunda, aumento de las secreciones vaginales, flujo vaginal amarronado o levemente sanguinoliento, rotura de la bolsa de aguas y hemorragia vaginal.
En caso que sientas cualquiera de estos síntomas, debes mantener la calma ya que algunos de ellos pueden confundirse con los síntomas normales del embarazo. Pero ante la menor sospecha de que algo no está bien, no dudes en consultar inmediatamente al médico.

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Señales de alerta de parto prematuro

Un parto prematuro es aquel que sucede antes de la semana 21 y 37 de gestación. Nacer antes de lo previsto puede acarrear consigo consecuencias nocivas para el bebé, por lo que resulta importante saber distinguir las señales de alarma ante un parto prematuro.
Alrededor de un 10% de las mujeres experimentan signos de parto prematuro en algún momento del embarazo, no obstante en muchos casos se pueden frenar los síntomas de parto, haciendo que el nacimiento se produzca a término.
Por eso, reconocer las señales de alarma es sumamente importante para la detección precoz de dicha complicación. Hoy en día, es más probable actuar a tiempo para que el bebé  siga creciendo en el vientre materno hasta el momento adecuado para nacer.
Entre los síntomas y señales de alarma del parto prematuro se encuentran el aumento de la frecuencia de las contracciones entre la semana 21 y 37 de gestación, sangrado vaginal en el segundo o tercer trimestre,  expulsión del tapón mucoso, acortamiento y borramiento del cuello uterino, aumento y cambio de fluido vaginal, rotura de bolsa amniótica, calambres o cólicos abdominales durante más de una hora, presión intensa en la pelvis, caderas y cara interna de los muslos, dolor constante en la parte baja de la espalda, sensación de desasosiego y de intranquilidad y puede haber aumento de temperatura corporal y escalofríos.
En caso de padecer contracciones regulares, recuéstate de lado sobre el costado izquierdo. Si al cabo de una hora las contracciones no se detienen, debes acudir al médico.
Ante la aparición de cualquiera de estos síntomas, es preciso acudir al hospital para ser evaluada por el profesional médico, quien verificará el estado del bebé y lo más probable es que detenga el trabajo de parto con medicación. En función de la dilatación del cuello uterino y el avance del embarazo, puede que la embarazada deba permanecer en el hospital.
Por este motivo, es fundamental acudir a las revisiones médicas prenatales de forma regular, las cuales ayudan a disminuir las probabilidades de parto prematuro. De todos modos, muchas embarazadas experimentan señales de parto prematuro en algún momento del embarazo, por lo que saber identificarlas a tiempo es esencial para intentar prevenir un parto prematuro.