¿De qué depende el tamaño de la barriga en las embarazadas?

Ni bien comienza a crecer la barriga durante el embarazo, muchos se lanzan a adivinar no sólo el sexo del bebé, sino también el tamaño que tendrá o la fecha en la cual nacerá, y todo ello valiéndose de la forma o las dimensiones del abdomen de la futura madre. Pero lo cierto es que todo este tipo de apreciaciones carecen de validez debido a que no son más que mitos que forman parte del imaginario popular.

También es común que surjan dudas acerca del tamaño de la barriga, pues algunas en apariencia crecen más que otras. Sin embargo, los expertos sostienen que cada embarazo es único y, por lo tanto, existen múltiples factores que condicionan la apariencia del abdomen de una embarazada. Por un lado, influye la edad gestacional, por lo que el abdomen será más prominente cuanto más avanzada esté la gestación. De todos modos, el crecimiento de la barriga no depende sólo del tamaño del bebé, pues puede ocurrir que dos mujeres con el mismo tiempo de embarazo y un feto de parecidas características tengan barrigas totalmente distintas.

El perímetro abdominal, a su vez, tiene mucho que ver con el tono muscular. Así, por ejemplo, el aumento de peso se hará más notorio en aquellas mujeres que posean poco tono muscular en el abdomen, sobre todo en segundos embarazos.

La posición del feto es otro de los factores determinantes. Si el bebé está ubicado con la espalda junto a la columna de la madre y las piernas hacia adelante, el abdomen puede verse más en punta. En cambio, si el feto se encuentra en posición vertical o próximo a la cara posterior del útero, es probable que la tripa no sea muy abultada.

Además, hay que tener en cuenta la anchura de la pelvis de la futura madre. Cuanto más estrecha sea, menos se encajará el bebé y mayor será el volumen de la barriga.

Otros factores que inciden en el tamaño de la barriga son el sobrepeso o la cantidad de líquido amniótico.

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Las mujeres nacidas prematuras tienen más riesgo de presentar complicaciones en su embarazo

Es sabido que la salud de la madre influye de manera directa en el desarrollo de su bebé durante el embarazo. De modo que todo lo que ella sienta o haga, como la actividad física, el ritmo de trabajo, las horas de descanso, la alimentación, etc, inciden en la gestación. Pero recientemente surgió un dato que hasta el momento se desconocía, y es que la gestación puede verse afectada si la madre nació prematura. De hecho, un estudio realizado por científicos canadienses demostró la existencia de una relación entre ambos factores.

Según el estudio desarrollado por la Universidad de Montreal,  las mujeres que nacieron prematuras poseen más chances de presentar complicaciones en el embarazo, tales como hipertensión, diabetes gestacional, hipertensión, preeclampsia o eclampsia. Para ser más concretos, el riesgo de que surjan complicaciones en el embarazo se eleva en aquellas mujeres que nacieron antes de las 32 semanas de gestación.

Los investigadores arribaron a esta conclusión tras analizar aproximadamente a 7.000 mujeres nacidas prematuramente y a poco más de 16.000 mujeres que nacieron a término entre 1976 y 1995 en Québec, Canadá. De acuerdo a lo que pudieron observar los expertos, solamente el 12% de las mujeres nacidas a término sufrieron complicaciones en su embarazo. Mientras que más del 13% de las que nacieron entre las 32 y 36 semanas de gestación y alrededor del 20% de las nacidas previo a la semana 32, presentaron problemas durante su embarazo.

Asimismo, se comprobó que aquellas que nacieron pequeñas para su edad gestacional, independientemente de si fueron prematuras o no, también tuvieron un riesgo mayor de tener efectos negativos durante el embarazo.

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Los movimientos del bebé en el vientre materno

Los movimientos fetales empiezan a percibirse entre las semanas 18 y 24 de gestación.
Por lo general, las famosas «pataditas» del bebé son percibidas por la embarazada cuando reduce la actividad y permanece acostada. Usualmente, esto ocurre durante la noche, cuando se está más atenta a los cambios de posición del bebé.
Los primeros movimientos del bebé, se sienten como vibraciones o como una sensación de burbujeo dentro de la panza.
A medida que el embarazo avanza, los movimientos pueden ser identificados de manera más clara e, incluso, es posible visualizar alguna parte de su cuerpo, como un codo, un talón o la cola, o percibir que el bebé se está moviendo para cambiar de posición.
En algunos casos, el bebé se moverá como respuesta a un estímulo específico, como es el caso de la música, un sonido o las emociones.
Es a partir de la semana 24 cuando el bebé puede tener hipo. En caso de que esto ocurra,  la mamá sentirá en el vientre leves y pequeños espasmos involuntarios y repetitivos.
Acercándose al final del embarazo, los movimientos tenderán a ser menos intensos y más definidos, debido a que el bebé cuenta con menos lugar para moverse.
Desde la semana 28 es de suma importancia reconocer y percibir cuando el bebé se esté moviendo. Un método casero que sirve para sentir los movimientos del bebé es comer o tomar algo dulce, aguardar unos minutos y recostarse, ya que en esa posición pueden distinguirse los movimientos con mayor claridad.
En caso que poseas la más mínima duda o sospecha de que el bebé ha pasado varias horas sin moverse, es importante que acudas al médico con celeridad para que pueda evaluar, a través de un ultrasonido o monitoreo, el estado de salud del bebé.

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