¿De qué depende el tamaño de la barriga en las embarazadas?

Ni bien comienza a crecer la barriga durante el embarazo, muchos se lanzan a adivinar no sólo el sexo del bebé, sino también el tamaño que tendrá o la fecha en la cual nacerá, y todo ello valiéndose de la forma o las dimensiones del abdomen de la futura madre. Pero lo cierto es que todo este tipo de apreciaciones carecen de validez debido a que no son más que mitos que forman parte del imaginario popular.

También es común que surjan dudas acerca del tamaño de la barriga, pues algunas en apariencia crecen más que otras. Sin embargo, los expertos sostienen que cada embarazo es único y, por lo tanto, existen múltiples factores que condicionan la apariencia del abdomen de una embarazada. Por un lado, influye la edad gestacional, por lo que el abdomen será más prominente cuanto más avanzada esté la gestación. De todos modos, el crecimiento de la barriga no depende sólo del tamaño del bebé, pues puede ocurrir que dos mujeres con el mismo tiempo de embarazo y un feto de parecidas características tengan barrigas totalmente distintas.

El perímetro abdominal, a su vez, tiene mucho que ver con el tono muscular. Así, por ejemplo, el aumento de peso se hará más notorio en aquellas mujeres que posean poco tono muscular en el abdomen, sobre todo en segundos embarazos.

La posición del feto es otro de los factores determinantes. Si el bebé está ubicado con la espalda junto a la columna de la madre y las piernas hacia adelante, el abdomen puede verse más en punta. En cambio, si el feto se encuentra en posición vertical o próximo a la cara posterior del útero, es probable que la tripa no sea muy abultada.

Además, hay que tener en cuenta la anchura de la pelvis de la futura madre. Cuanto más estrecha sea, menos se encajará el bebé y mayor será el volumen de la barriga.

Otros factores que inciden en el tamaño de la barriga son el sobrepeso o la cantidad de líquido amniótico.

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Cómo debe ser la dieta en la lactancia

Muchas mujeres que fuimos mamá recientemente sentimos cierta preocupación por los kilos aumentados en el embarazo, lo cual nos lleva a buscar la forma de perderlos después del nacimiento del bebé.
En este orden, es necesario saber que la dieta en la lactancia no la debemos tomar a la ligera, puesto que es necesario ingerir todos los nutrientes necesarios para que, por ende, el niño los reciba.
Por ese motivo, las dietas que no son balanceadas, como es el caso de la hiperproteica, no son para nada recomendables. Tales dietas consisten en ingerir una alta cantidad de proteínas, lo que con el tiempo genera en el organismo cambios bioquímicos para nada beneficiosos, tanto para la madre como para el bebé.
Asimismo, bajar de peso sin realizar ejercicio físico se traduce en una pérdida de masa muscular, que a largo plazo produce un efecto rebote. De ahí que el ejercicio es la mejor forma de perder peso.
Por ello, es recomendable seguir una dieta sana y equilibrada, con la cantidad necesaria de calorías, que incluya frutas y verduras, lácteos desnatados, cereales integrales, algunas proteínas magras y abundante agua. Por supuesto, siempre acompañada de la práctica de algún deporte o gimnasia.
Con estos planes alimentarios, podremos perder el peso ganado aunque tal vez nos lleve un poco de tiempo. Lo importante es preservar nuestra salud y la de nuestros hijos.

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Los kilos de más en el embarazo

Una de las consecuencias más visibles del embarazo es, sin dudas, el aumento de peso. En suma, entre el feto, la placenta, el líquido amniótico, y la retención de líquidos, suelen aumentarse normalmente entre 9 y 14 kilogramos. Aunque, muchas mujeres aumentan mucho más de lo aconsejable.
Por eso, durante la gestación, es muy importante cuidarse del aumento de peso, puesto que el peso del bebé irá a depender de lo que engorde la madre en el embarazo. Generalmente, se suele engordar a razón de entre 1kg o 1.5 kg por mes, siendo absolutamente desaconsejable  engordar más de lo debido, porque puede traer consecuencias para la madre y el bebé. En el caso de la madre, puede sufrir sangrados vaginales y desgarros durante el parto o, incluso, hipertensión. Mientras que el bebé tiene posibilidades de padecer obesidad, huesos del cuello rotos u hombros pegados en el parto.
Por consiguiente, la alimentación de la mujer debe ser sana y equilibrada. Y si para ello se precisa un poco de ayuda, lo recomendable es consultar con un especialista en nutrición.
Algunos consejos que puedes poner en práctica: jamás hay que omitir el desayuno, ya que es la comida más importante del día, es preferible realizar seis comidas diarias, hay que comer de forma moderada y tener mucho cuidado con los “antojos”.
Bajo ningún concepto hay que dejar de comer, nada más alejado de una dieta sana. La falta de nutrientes puede ocasionarle al bebé  retardo en el crecimiento dentro del útero, menor coeficiente intelectual así como mayor índice de mortalidad infantil perinatal.
Durante el embarazo, no sólo la futura mamá aumenta de peso sino que también suele engordar el padre, básicamente debido a los antojos y las comidas copiosas que prepara la embarazada para saciar su hambre.
Si tienes algún tipo de duda, lo más conveniente es que consultes primero con tu médico obstetra, seré él quien evaluará tu peso y quien, de ser necesario, te derivará con un nutricionista.

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Aumento de peso en el embarazo

Una de las cuestiones que suele preocupar a toda futura mamá es aquella que alude a la posibilidad de aumentar de peso de manera excesiva. Sin embargo, esto es algo que puede controlarse con tan sólo respetar algunas reglas básicas.
La mayor parte de las mujeres bajan los kilos ganados durante el embarazo, por lo general, entre los seis meses y un año luego de dar a luz.
Resulta imposible predecir si una embarazada va a aumentar mucho de peso o no. Algunas mujeres, perderán el control de su alimentación durante el periodo de gestación y van a ganar kilos, en tanto que otras vivirán los cambios de su cuerpo de una manera muy relajada.
Vale aclarar que las hormonas ligadas al embarazo favorecen el aumento del apetito. Al tiempo que la aparición de retención de líquido, inclusive de edemas, acarrea un aumento importante de la curva de peso, especialmente en el último trimestre del embarazo.
El aumento de peso en el embarazo depende de cada persona. El promedio del aumento de peso varía entre 9 y 13 kg, aunque las mujeres muy delgadas pueden aumentar más  sin que ello implique ningún riesgo para su futuro bebé.
Es importante subrayar que la cuestión no es comer por dos durante el embarazo, sino comer mejor, adoptando un régimen equilibrado. Ciertos factores, como la edad, el haber aumentado mucho de peso en los embarazos anteriores, y un ritmo de vida sedentario, pueden acarrear consigo el aumento de peso.
En cualquier caso, la idea no es hacer un régimen restrictivo sino, más bien, vigilar la calidad de tu alimentación, en especial las cantidades.
Resulta complicado predecir el tiempo que se necesitará para recuperar la línea. A algunas mujeres les costará bajar los kilos ganados durante el embarazo, mientras que otras los perderán sin problema. En cualquier caso, lo importante es no obsesionarse con el tema, y vivir este maravilloso estadio de la manera más relajada posible.

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