Embarazo adolescente

Cuando una adolescente se entera que está embarazada puede sentir una serie de emociones, tan distintas como intensas. Estos embarazos, en la mayoría de los casos, no son planeados y representan el comienzo de un largo camino lleno de cambios.
Con respecto a los cuidados prenatales, lo más importante es buscar atención médica lo antes posible, ya que protegerá tu salud y la de tu bebé.
Además de consultar con el especialista, es importante mantener una dieta equilibrada, además de no fumar, no consumir bebidas alcohólicas o tomar drogas, puesto que  incrementan el riesgo de parto prematuro, así como complicaciones durante el embarazo y bajo peso del bebé al nacer.
También, hay que tener en cuenta  el impacto emocional que producirá la noticia del embarazo tanto en ti como en tu seno familiar, debido a que  es normal que lleve un tiempo para la familia de procesar la nueva situación. Al principio, lo más común es que reaccionen con sorpresa o enojo, en especial los padres, pero esto no quiere decir que tu relación con ellos irá a cambiar. Sólo es cuestión de tiempo.
Lograr manejar las emociones te servirá de ayuda para llevar adelante tu embarazo y a tu familia a brindarte apoyo en el proceso. Para ello, puedes consultar con tu doctor, un consejero o psicólogo, en caso que te sientas desbordada por tus emociones. Los estudios demuestran que el apoyo por parte de los seres queridos tiene un gran impacto en el buen desarrollo de los embarazos en adolescentes.
Si bien se trata de una situación para nada fácil, tu embarazo no implica que abandones tus estudios y sueños. Para ello, puedes empezar por informarte sobre escuelas que disponen de programas especiales para mamás adolescentes. Y, lo más importante, es bueno que hables con tu familia sobre cómo se irán a organizar para cuando nazca el bebé.

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Posibles complicaciones durante el postparto

El postparto o puerperio es una etapa que no en todos los casos genera complicaciones en la mujer, pero es importante permanecer atenta por si se presenta algún inconveniente para consultar inmediatamente con el médico.
Normalmente la madre, luego del parto, posee un sangrado muy parecido a la regla, con la diferencia de que éste durará más días que la menstruación. El color de la sangre tiene que ser rojo, y se pueden presentar coágulos que no indicarán nada malo salvo  que superen el tamaño de un limón.
Es importante estar atentas a este sangrado, ya que esto servirá para estar seguras de que nos encontramos bien. Por ejemplo, si notas que tienes un sangrado permanente casi sin pausa podría tratarse de una hemorragia, de modo que es recomendable que te coloques una compresa helada en la zona baja de tu vientre, para ayudar a que se contraiga el útero, y acudir rápidamente al hospital.
Luego del parto, cabe la posibilidad de desarrollar una infección urinaria, de ser así sentirás algunos síntomas, como la necesidad de orinar frecuentemente, quemazón en la zona vaginal, ardor al orinar, y el color de la orina tenderá a ser oscuro.
También, durante el puerperio puedes levantar temperatura a causa de la bajada de la leche, lo cual es algo bastante común. Pero si superas los 39 ºC de temperatura o la fiebre persiste más de un día, deberás acudir al médico para poder descartar la posibilidad de que se trate de mastitis o una infección en la herida de la episiotomía o de la cesárea, según el caso.
Por otra parte, es común sentir dolor en la parte baja del vientre durante los primeros 5 días ya que el útero se encuentra en pleno proceso de retornar a su tamaño original. En caso de que el dolor continúe, es necesario consultar con el médico con el fin de revisar si la placenta fue expulsada por completo, lo cual puede suceder sobre todo si se tuvo un parto prematuro o complicado.
Asimismo, ante la presencia de un coágulo en la sangre, se puede sufrir una infección en las venas, lo cual producirá falta de aire, dolor en el pecho, pantorrillas y/o muslos. Ante cualquiera de estos síntomas no dudes en acudir al hospital de manera inmediata. 
Al mismo tiempo, algunas madres suelen sentirse mal o padecer cambios de humor luego del parto producto de que las hormonas han bajado rápidamente. Dicha condición por lo general desaparece después de transcurridos unos 15 días; pero en caso que llegara a persistir, se podría estar presente ante una depresión postparto, y para superarla precisarás ayuda profesional.
En fin, no hay que alarmarse. Sólo se trata de conocer todo lo que es normal y lo que no en la etapa del posparto, para poder saber cuándo es necesario recurrir al médico y no tomarse las cosas a la ligera.