Prevención de las estrías del embarazo

Una de las cosas que más le preocupa a las mujeres luego de dar a luz es la aparición de  estrías, algo muy común debido a la gran distensión de la piel que se produce en tan poco tiempo, por los cambios que se producen en el cuerpo de la mujer durante el embarazo y el puerperio.
Las estrías en el embarazo generalmente aparecen en zonas como el abdomen, los muslos e incluso en los pechos una vez culminada la etapa de lactancia.
Lo esencial es desmitificar la existencia de productos milagrosos, pues en verdad es poco lo que puede hacerse para impedir las estrías durante el embarazo, como por ejemplo llevar un peso saludable, tener una buena alimentación e hidratación para mantener nutrida la piel y aplicar periódicamente crema antiestrías.
También, es de gran utilidad hacer ejercicios abdominales, antes de quedarse embarazada y realizarlos con seguimiento médico hasta donde sea posible, para que el músculo se conserve terso por debajo de la piel.
Además, es importante usar crema hidratante, de buena calidad, que contenga vitamina A o E. La constancia con que se la use es lo que más puede servir de ayuda para la prevención de las estrías del embarazo, a pesar de que el factor genético influye indudablemente entre quienes las sufren y quienes no. El aceite de rosa mosqueta también es útil en estos casos.

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Complicaciones más comunes en el puerperio

Durante el puerperio, el cuerpo de la mujer presenta determinadas características. No obstante ello, pueden aparecer ciertas anomalías perjudiciales para la salud de la mujer que requieren ser tratadas de inmediato. De modo que si experimentas algunos de los síntomas que detallamos a continuación, es necesario que concurras rápidamente al médico.
En esta etapa, se pueden suscitar hemorragias abundantes, acompañadas de mal olor  y coágulos de sangre semejantes al tamaño de un limón. Al mismo tiempo, las infecciones urinarias, ardor y color oscuro de la orina; son muy comunes durante este periodo. Para aliviarlas, es importante beber abundante líquido  hasta que recibas la medicación para el caso.
Tal vez, consideres a la fiebre inofensiva y no le prestes la debida atención que se merece. Pero durante el puerperio si tienes 38º o más de temperatura, permaneciendo  así durante 1 día, puede que estés desarrollando una infección, ya sea en la zona de la episiotomía o en los pezones, que recibe el nombre de mastitis.
Respecto al dolor en las piernas, resulta aconsejable mantenerlas en alto para mejorar el flujo sanguíneo.
Si la molestia se concentra en las mamas, es bueno aplicar paños de agua caliente en la zona para bajar la inflamación así como masajear el área adolorida.
Mientras tanto, si el malestar se localiza en el bajo vientre, no tienes de que preocuparte si ocurre durante los 5 días subsiguientes al parto. Aunque si el dolor es intenso y persiste, es importante que consultes tu ginecólogo para realizarte el chequeo correspondiente.

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Complicaciones posibles en el puerperio

Durante el postparto o puerperio, pueden surgir algunas complicaciones, por lo que es importante que las mujeres estén atentas para, ante cualquier problema, acudir al médico.
Normalmente, la madre tiene un sangrando similar a la regla tras el parto, aunque en este caso éste durará varios días más que la menstruación. El color de la sangre tiene que ser rojo, pudiendo presentar coágulos, el olor debe ser similar al de la sangre menstrual, y hay que controlar que no haya dolor en el vientre y que no se trate de un sangrado continuo. Si presentas cualquier otro síntoma, deberás realizar una consulta médica. Es necesario permanecer alerta sobre el sangrado, de modo que si te baja sangre constantemente y sin ninguna pausa entonces es una hemorragia, debiendo acudir de manera inmediata al hospital.
Después del parto, puede desarrollarse una infección urinaria, con síntomas como la constante necesidad de orinar, quemazón en la zona, ardor al orinar, además del color oscuro de la orina.
Incluso, por la “bajada de la leche”, puedes presentar fiebre, que si supera los 39 ºC, En caso que la temperatura dure más de un día, es necesario concurrir al médico con el objeto de  descartar que sea una mastitis o una infección en la zona de la episiotomía o en la cicatriz de la cesárea.
Al mismo tiempo, durante el postparto puede sentirse dolor en la parte baja del vientre durante los primeros 5 días, pues el útero se encuentra en proceso de retornar a su tamaño normal. En caso que los dolores persistan, es necesario acudir al médico para ver que la placenta haya sido expulsada en su totalidad, lo cual  es más frecuente en los casos de parto prematuro o un parto complicado.
Puede suceder que la madre tenga un coágulo de sangre, que puede ocasionar  una infección en las venas, causando falta de aire, dolor en el pecho, pantorrillas y/o muslos.
En caso de tener mastitis, obstrucción del conducto lactífero, hará que la mujer sienta dolor en los pechos, los mismos estará duros y hasta hinchados. Para el alivio de dichos síntomas, además de concurrir al médico, se recomienda ponerse compresas calientes o darse un buen baño caliente masajeando el pecho.

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Posibles complicaciones durante el postparto

El postparto o puerperio es una etapa que no en todos los casos genera complicaciones en la mujer, pero es importante permanecer atenta por si se presenta algún inconveniente para consultar inmediatamente con el médico.
Normalmente la madre, luego del parto, posee un sangrado muy parecido a la regla, con la diferencia de que éste durará más días que la menstruación. El color de la sangre tiene que ser rojo, y se pueden presentar coágulos que no indicarán nada malo salvo  que superen el tamaño de un limón.
Es importante estar atentas a este sangrado, ya que esto servirá para estar seguras de que nos encontramos bien. Por ejemplo, si notas que tienes un sangrado permanente casi sin pausa podría tratarse de una hemorragia, de modo que es recomendable que te coloques una compresa helada en la zona baja de tu vientre, para ayudar a que se contraiga el útero, y acudir rápidamente al hospital.
Luego del parto, cabe la posibilidad de desarrollar una infección urinaria, de ser así sentirás algunos síntomas, como la necesidad de orinar frecuentemente, quemazón en la zona vaginal, ardor al orinar, y el color de la orina tenderá a ser oscuro.
También, durante el puerperio puedes levantar temperatura a causa de la bajada de la leche, lo cual es algo bastante común. Pero si superas los 39 ºC de temperatura o la fiebre persiste más de un día, deberás acudir al médico para poder descartar la posibilidad de que se trate de mastitis o una infección en la herida de la episiotomía o de la cesárea, según el caso.
Por otra parte, es común sentir dolor en la parte baja del vientre durante los primeros 5 días ya que el útero se encuentra en pleno proceso de retornar a su tamaño original. En caso de que el dolor continúe, es necesario consultar con el médico con el fin de revisar si la placenta fue expulsada por completo, lo cual puede suceder sobre todo si se tuvo un parto prematuro o complicado.
Asimismo, ante la presencia de un coágulo en la sangre, se puede sufrir una infección en las venas, lo cual producirá falta de aire, dolor en el pecho, pantorrillas y/o muslos. Ante cualquiera de estos síntomas no dudes en acudir al hospital de manera inmediata. 
Al mismo tiempo, algunas madres suelen sentirse mal o padecer cambios de humor luego del parto producto de que las hormonas han bajado rápidamente. Dicha condición por lo general desaparece después de transcurridos unos 15 días; pero en caso que llegara a persistir, se podría estar presente ante una depresión postparto, y para superarla precisarás ayuda profesional.
En fin, no hay que alarmarse. Sólo se trata de conocer todo lo que es normal y lo que no en la etapa del posparto, para poder saber cuándo es necesario recurrir al médico y no tomarse las cosas a la ligera.

Recuperar la figura luego del embarazo

La mayoría de las mujeres nos hacemos a la idea de que, tras el nacimiento de nuestro hijo, volveremos a tener inmediatamente la figura de antes, ¿no es verdad? Pero a decir cierto, esto no sucede tan rápido como lo esperamos, ni en todos los casos.
Inmediatamente luego del parto, al pararnos frente al espejo podemos observar que, si bien no estamos a punto de explotar como hasta hace unos días, aún lucimos como con unos cuantos meses de embarazo. Es más, no va a faltar aquel desubicado que pregunte cuánto nos falta para parir. Pues, bien, es lógico que después del alumbramiento, la barriga regrese a su tamaño normal aproximadamente entre 6 y 8 semanas más tarde, cuando el útero recupera su tamaño normal previo al embarazo.
Durante el embarazo y mientras nos recuperamos del proceso del parto, el ejercicio y una alimentación sana y equilibrada constituyen la clave para lograr la mejor readaptación del cuerpo, pero siempre respetando la prescripción médica del obstetra o ginecólogo.
No obstante, en ciertos casos la recuperación puede no resultar tan sencilla, en especial si se ha engordado mucho más de lo aconsejable durante el embarazo. Además, muchas mujeres quedan con “piel suelta” en la zona de la barriga después del parto e incluso luego de que el útero retorne a su tamaño normal. Esto se produce porque el útero aumenta cinco veces su tamaño normal durante el embarazo, por lo que la piel se estira para acomodar a un órgano del tamaño de una sandía pequeña. El problema que a muchas nos preocupa es que la piel estirada puede permanecer así. En ese caso, debemos consultar a nuestro médico la posibilidad de someternos a algún tipo de tratamiento estético.
Lo importante es no desesperarse. Nuestro cuerpo ha cambiado, pero nada puede opacar la alegría irrefrenable que nos despierta la llegada de un hijo.

¿Qué es la cuarentena?

Si hay algo complicado para cualquier nueva mamá ése es el período de puerperio, comúnmente llamado cuarentena, el cual supone un proceso de cambios hormonales y marca el final de una etapa compleja, como lo es el embarazo y el parto. De modo que, muchas veces, el  estado emocional y psicológico de la mujer es más débil y, generalmente, eso suele afectar el modo de ver las cosas.
La cuarentena es el momento en que el cuerpo de la mujer retorna a su situación normal después del embarazo. El organismo en su totalidad vuelve a su regularidad, aunque también se pueden presentar ciertas molestias, como constipación y hemorroides.
Este período de puerperio se extiende el tiempo necesario, por lo general durante seis u ocho semanas, para que el cuerpo de la mamá regrese a las condiciones pre-gestacionales, disminuyendo de manera paulatina las características adquiridas a lo largo del embarazo.
Tras el nacimiento del bebé, los profesionales de la salud recomiendan guardar 40 días de prevención para que la mujer retorne a su estado normal, de ahí el nombre de cuarentena, y comience a recuperar de a poco  el cuerpo que tenía antes.
Durante este período, es común que se produzcan ciertos cambios psicológicos importantes, ya que al producirse tantos cambios hormonales, la mujer atraviesa una especie de depresión, conocida como la depresión postparto, o período de tristeza, que debilita su sistema inmunológico.
La cuarentena era una medida que se tomaba fundamentalmente hace alrededor de 50 años, cuando se acostumbraba aislar a las mamás que podían llegar a sufrir algún trastorno o eran más débiles a cualquier contagio.
Hoy en día, la cuarentena es vista y tomada de otra manera, y las mamás no son aisladas en su casa por estos motivos. Tan solo los médicos recomiendan que, durante estos días, las mamás descansen lo suficiente y comiencen a incorporar los cambios que se van a suceder en su vida con la llegada del nuevo integrante a la familia.

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Puerperio

Luego del nacimiento de un hijo, comienza un nuevo camino por recorrer para la madre, el cual muchas veces es bastante diferente a lo que en algún momento imaginó. No todo es color de rosa. La ansiedad que se vive durante los nueve meses de embarazo suele chocar con la realidad. Así, se le da la bienvenida al puerperio y la maternidad.
El puerperio se caracteriza por ser un periodo de cambios físicos, hormonales y psicológicos, cuya duración depende de cada mamá en particular en base a su historia personal, su vínculo con el bebé y a cómo se incluye al flamante padre.
Al mismo tiempo, tras el nacimiento del bebé, surgen ciertas incomodidades físicas tales como las molestias por la episotomía, la cesárea, la bajada de la leche, el cansancio y un conjunto de emociones encontradas.
Por lo general, durante el puerperio las mujeres nos sentimos muy sensibles, irritables, inseguras, confundidas entre lo que anhelamos y extrañamos del embarazo con los mandatos o consejos externos acerca de lo que “debemos hacer” en esta nueva etapa de nuestras vidas.
Un recién nacido demanda continua atención de parte de su mamá, quien debe estar a su disposición para cambiarle los pañales, darle el pecho cada dos horas, bañarlo o calmar su llanto. Esta nueva etapa, si bien es agotadora, se da de manera natural y marca el comienzo de un nuevo camino.
Sin embargo, muchas mamás (entre las que me incluyo) suelen angustiarse durante las primeras semanas debido a que no saben cómo tratar a sus bebés, generando una sensación de frustración. Pero tranquilas, a medida que la mamá y el bebé van descubriéndose, la angustia de esta primera etapa va cesando.
De todas maneras, para algunas mujeres el puerperio deviene en una depresión post parto, una enfermedad muy común que puede persistir durante meses o, incluso, años, a causa de los cambios físicos y hormonales. Por lo que si bien las madres solemos padecer un periodo pasajero de tristeza tras el parto, un episodio depresivo severo no resulta normal y requiere de inmediata atención.

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