Al tener un bebé no sólo procuramos cumplir con las visitas periódicas al pediatra, para que nos vaya orientando acerca del crecimiento de nuestro hijo y realizarle los chequeos de rutina correspondientes, sino que también comenzamos a poner especial cuidado y observación en pos de lograr detectar cualquier síntoma de enfermedad o molestia del bebé.
La higiene dental es un factor muy importante para la salud del pequeño. La misma debe comenzar desde su nacimiento y no recién cuando aparecen los primeros dientes, como muchos creen. Para ello, se deben limpiar las encías con gasas húmedas o paños humedecidos, lo que permitirá cualquier posible infección en las mismas.
Al iniciarse el proceso de dentición, que generalmente se da alrededor de los seis meses de edad, es necesario continuar con el mismo sistema de limpieza. Ya a partir del año se recomienza empezar a utilizar el cepillo de dientes, solamente con agua o con un poco de pasta de dientes. Al efectuar este procedimiento, por un lado, le inculcaremos a nuestro pequeño hábitos de higiene adecuados y, por el otro, podremos prevenir la presencia de infecciones o caries.
Sin embargo, a pesar de todos estos cuidados, existe la posibilidad de que surja algún problema vinculado con la salud bucal que requiera consultar con un especialista, ya sean caries, mal crecimiento de los dientes, etc.
De todas maneras, es importante destacar que con buenos hábitos y, sobre todo, mucha constancia, es posible asegurarles una óptima salud dental a nuestros hijos.
Imagen: