Riesgos del embarazo prolongado

Entre 37 a 42 semanas es lo que dura un embarazo normal. Cuando se sobrepasan las 42 semanas, contando a partir de la fecha de la última menstruación, es considerado un embarazo prolongado y, por ende, de alto riesgo. Dicha situación, ocurre con mayor frecuencia en mujeres menores de 35 años, generalmente madres primerizas.
Normalmente, se aguarda hasta la semana 41 y, en caso de no desencadenarse el parto,  se evalúa a través de ultrasonidos realizar una inducción o una cesárea para evitar futuras complicaciones. Para ello,  se lleva a cabo un seguimiento al estado de salud del bebé, evaluando los movimientos fetales, la frecuencia cardíaca y el funcionamiento de los órganos, entre otras cosas; la cantidad de líquido amniótico, ya que si disminuye  puede provocar trastornos en el feto; el buen funcionamiento del cordón umbilical para asegurar la buena nutrición del bebé, caso contrario habrá sufrimiento fetal; el estado de la placenta, pues si está madura no garantiza la nutrición del bebé, corroborar si el bebé elimina materia fecal (meconio), a través de la observación del líquido amniótico; y la madurez de los pulmones, para verificar si el bebé se encuentra preparado para respirar por sus propios medios.
Mientras no existan problemas en la gestación, se suele aguardar hasta la semana 42 para hacer una inducción del parto o una cesárea. Pasado ese lapso, se corre el riesgo de que el bebé aspire el meconio a sus pulmones.

Imagen:

www.lookfordiagnosis.com/mesh_info.php?term=E..

Ictericia en el recién nacido

Absolutamente todos los recién nacidos, poseen niveles altos de bilirrubina en la primera semana de vida. Incluso, entre el 60 y el 70 por ciento de los casos derivan en ictericia, que consiste en la coloración amarillenta de la piel y en la esclera, parte del ojo, a causa de un aumento en los índices de bilirrubina en la sangre. De este modo, la bilirrubina es depositada en la piel, así como en los huesos y tejidos del cuerpo; empezando por la cara, siguiendo por la cabeza hacia los pies y al descender lo hace a la inversa.
Se trata de una característica muy común y en la mayoría de los casos es de naturaleza benigna,  solucionándose de forma espontánea o con ayuda de los profesionales médicos. Pero en algunos casos, se transforma en un problema que puede devenir en daño neurológico permanente e inclusive la muerte.
El aumento de bilirrubina en la sangre se produce por diversos motivos. Por un lado, mientras permanece en el vientre materno, el bebé precisa una gran cantidad de glóbulos rojos.  Pero al nacer, requiere menos cantidad, de modo que son destruidos y se transforman en bilirrubina, la cual ve incrementado su nivel, que por lo general se estabiliza en los primeros días de vida.
También, es posible hablar de ictericia fisiológica y de ictericia por leche materna.
La ictericia fisiológica es la que se presenta entre el segundo y quinto día de vida del bebé, aumentando los índices de bilirrubina desde el nacimiento hasta el quinto día, para luego disminuir de manera progresiva hasta alcanzar niveles normales en el lapso de unos días o semanas, mientras el hígado madura produciendo la enzima glucoronil transferasa, la cual ayuda a eliminar la bilirrubina. En este caso, es altamente recomendable la lactancia materna ya que las grasas que aporta estimulan el funcionamiento de los intestinos, favoreciendo la evacuación del meconio y evitando así que la bilirrubina sea reabsorbida. Además, la fototerapia es un tratamiento que también ayuda a reducir el alto nivel de bilirrubina.
En tanto que la ictericia por leche materna representa una prolongación de la ictericia fisiológica del bebé, y se produce por una reacción a una sustancia de la leche materna, la cual incrementa la absorción de bilirrubina en el intestino del recién nacido.

Imagen:

www.subebe.com