Todas las embarazadas ansian que llegue el día en el que puedan comenzar a sentir las pataditas de su hijo. Aunque lo cierto es que el bebé se mueve en el interior de la panza desde que es tan solo una pequeña célula. Las pataditas indican que el bebé está bien y continúa creciendo, a la vez que reafirman, sin, dudas, el lazo emocional entre madre e hijo.
El feto comienza a dar pataditas desde el momento mismo en el que le brotan los brazos y las piernas, que es en torno a la semana 8. Pero la madre no lo percibirá hasta que éstos crezcan y posean la fuerza necesaria, pues para sentirlas el pequeño deberá mover las paredes del útero, las cuales se encuentran en contacto con la pared del abdomen.
Aquellas mujeres que ya han tenido un embarazo previo, puede que comiencen a sentir las pataditas entre la semana 20 y la 24. En el caso de las primerizas, éstas las notan más tarde debido a que el útero y la pared abdominal no tuvieron la extensión del primer embarazo. De todos modos, desde esa primera vez las futuras mamás percibirán los movimientos de su bebé a diario.
A las mujeres que estén transitando su primer embarazo, quizás les cueste distinguir al principio los movimientos fetales de los intestinales. La mayor parte de las embarazadas describen esa sensación como un pez nadando en su interior.
Las patadas del feto son señal de que todo marcha bien. Por eso es necesario estar atentas a ellas, puesto que si no se mueve estaría indicando de que algo ocurre.
Otra de las cuestiones que se suelen oír es que las patadas refuerzan el vínculo con el bebé, porque las embarazadas logran sentir que su hijo está creciendo en su interior. De modo que al notarlas se establece la primera relación entre la madre y la criatura.
En tanto que para el padre, las pataditas le hacen aflorar un instinto paternal cada vez que toca el vientre de la madre y percibe los movimientos fetales. Una sensación parecida es la que experimentan los hermanos.
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