Es posible diagnosticar la muerte súbita e incluso prevenirla, pero hasta el día de hoy se desconoce a ciencia cierta el por qué ocurre. La muerte súbita representa una de las causas principales de fallecimiento de lactantes de entre un mes y un año de vida.
Si bien los casos de este síndrome han mermado, gracias a los esfuerzos de prevención establecidos por diferentes organizaciones, aún continúa siendo un problema que ocasiona un profundo dolor a muchos padres y familias.
Sinceramente, nadie espera que algunos bebés, en apariencia sanos, mueran de ese modo, de forma tan repentina como inexplicable. Según los últimos estudios realizados por el Instituto Nacional de Desarrollo Humano y Salud Infantil de los Estados Unidos, revelan que la muerte súbita podría tener una relación directa con una alteración en el funcionamiento cerebral, debido al desequilibrio que produce en la respiración, en la temperatura corporal y en el despertar del sueño del bebé. No obstante, todavía queda mucho camino por recorrer para llegar a comprender y conocer los verdaderos mecanismos que provocan que algunos bebés mueran súbitamente. Las estadísticas indican que el 90% de los casos se da en lactantes de entre dos y seis meses de edad, sobre todo en los meses invernales.
Cabe destacar que existen medidas para hacer que el sueño del bebé sea más seguro, las cuales desde que han sido adoptadas consiguieron disminuir el riesgo de Síndrome Muerte Súbita en Lactantes (SMSL) hasta en un 70%. Tales medidas comienzan por la mejor posición para acostar al bebé, al que se recomienda acostarlo boca arriba, en un colchón firme y sin almohada; dejando los brazos, las manos y la cabeza del bebé fuera de la ropa de cama, bien al descubierto. Hay que cuidar de no abrigarlo de manera excesiva y mantenerlo con una temperatura lo suficientemente cálida.
Al mismo tiempo, no se debe admitir que nadie fume en el cuarto del bebé ni en el interior de la casa, además de darle leche materna tantas veces lo pida.
Cuando un bebé muere de manera repentina, para poder confirmar que se trato de un caso de SMSL, es necesaria una historia clínica detallada del bebé, además de la realización de la autopsia, de una investigación familiar y del entorno del pequeño, y un estudio local de la situación.
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La importancia del chequeo médico antes de buscar un embarazo
Antes de intentar quedarse embarazada, sobre todo en casos en que las mujeres hayan tenido problemas en embarazos previos o que padezcan diabetes u otras enfermedades crónicas, resulta aconsejable hacerse un chequeo médico bien completo.
El chequeo es muy importante como medida preventiva, ya que el especialista puede realizar un estudio de la historia clínica de la mujer, para descartar de ese modo posibles infecciones o cualquier otro problema.
Por ejemplo, con un simple análisis de sangre se puede detectar el nivel de inmunidad de la mujer ante enfermedades tales como la Rubéola. En el caso que la mujer no haya pasado ya esta enfermedad y, por lo tanto, no exista inmunidad, se debe vacunar y esperar para buscar un embarazo por lo menos unos tres meses.
Al mismo tiempo, se puede detectar si se es inmune o no a otras enfermedades, como por ejemplo la Toxoplasmosis, una infección leve que puede ocasionar daños significativos al feto. Por ello, a las futuras madres se les aconseja no ingerir embutidos y carnes crudas o poco cocidas, además de evitar el contacto con excrementos de gatos.
Por otro lado, la consulta al médico también permitirá determinar la existencia o no de anticuerpos de la Hepatitis B, de la Varicela y demás infecciones vaginales y/o del aparato urinario.
A su vez, es de suma importancia revisar el estado de la boca previo a un embarazo, ya que una boca sana evita posibles infecciones que pueden afectar al resto del organismo. Vale aclarar, que tales cuidados se tienen que mantener durante la gestación, porque las afecciones bucales pueden producir partos prematuros así como un mayor riesgo de padecer Preeclampsia.
En tanto que el futuro padre también es preciso que se someta a un estudio clínico para la detección de posibles enfermedades o infecciones, además de efectuarse un espermograma, un análisis seminal a través del cual se determina la calidad y la cantidad de espermatozoides. También, se evalúan las particularidades físicas del semen, su aspecto, volumen, viscosidad y consistencia.