Desde que la Sociedad Americana de Pediatría comenzó a recomendar que los bebés duerman boca arriba, han disminuido los casos de muerte súbita en el mundo. Sin embargo, este cambio postural conlleva un efecto secundario, la plagiocefalia posicional, popularmente conocida como “cabeza chata”.
En tal sentido, la plagiocefalia se presenta cuando la cabeza del bebé se encuentra siempre en la misma posición al dormir, pues como el cráneo de los pequeños es demasiado blando este se puede deformar debido por acción de la fuerza de gravedad. De este modo, la parte de la cabeza que permanece siempre apoyada sobre el colchón, ya sea la nuca o el costado, se puede achatar. De todas formas, por lo general, este problema se soluciona naturalmente, e incluso puede prevenirse, aunque es importante saber que el mismo no genera daños en el desarrollo ni en las funciones cerebrales del bebé.
Para prevenir la plagiocefalia lo ideal es colocar al pequeño en posición supina, es decir, boca arriba, para dormir, procurando ir alternando la posición de su cabeza cada día.
Cuando se ya es evidente la existencia de una plagiocefalia, los especialistas recomiendan alternar a diario el extremo de la cuna en donde se coloca al bebé, de manera que su cabeza no esté siempre apoyada en el mismo lado. Otra opción sería colocar un móvil donde se desea que el bebé observe
A partir del quinto mes de vida, el niño comienza a rolar y, por consiguiente, a cambiar de posición durante el sueño, por lo que los padres ya no deben preocuparse.
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La mayoría de los padres se levantan por la noche para consolar al bebé cuando lo oyen llorar. No obstante, un estudio reciente demuestra que lo mejor es dejar que los bebés lloren en la cuna por la noche, pues de a poco dejarán se calmarán y conciliarán el sueño. De acuerdo a lo expuesto por los investigadores de la Universidad de Temple (Estados Unidos), es a partir de los seis meses de vida cuando los niños comienzan a dormir toda la noche, pero una vez por semana suelen despertar a los padres. Según los especialistas, este es un patrón de conducta que no se da en todos los niños y hay padres que interrumpen con frecuencia el sueño del pequeño.
Cuando llega el momento de dormir al bebé muchos padres sienten que afrontan una pequeña odisea, en especial durante los primeros meses de vida que es cuando tienen más dificultades para relajarse y conciliar el sueño producto de los estímulos que reciben del mundo exterior. Esto lleva a los adultos a adoptar recursos y herramientas para lograr el tan ansiado descanso. Una de las más comunes es la de utilizar el coche de la familia, puesto que no hay bebé que se resista a dormir dentro de ellos.
