La siesta infantil mejora la memoria y el aprendizaje

La siesta es muy beneficiosa para los niños, pues los ayuda a recuperar energía para afrontar el resto del día. A ello, ahora se le suma el hecho de que también permite mejorar la capacidad de aprendizaje, tal como ha sido demostrado mediante un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Massachusetts (Estados Unidos).

Según dicho trabajo, los niños menores de tres años que acostumbran dormir la siesta evidencian una mejora en la memoria y el aprendizaje.  Para arribar a esta conclusión, los expertos analizaron el comportamiento de un grupo de niños que asistía una guardería, todos ellos de aproximadamente tres años de edad. Es interesante señalar que existen estudios previos realizados con jóvenes en los que se arribó a una conclusión similar, aquellos que dormían la siesta aprendían mejor en comparación con los que no tenían ese hábito.

Esta investigación es una buena manera de llamar la atención a aquellas guarderías de Estados Unidos que buscan eliminar la siesta infantil para dedicarle más tiempo a la enseñanza.  Según parece, ciertas administraciones y grupos de padres, en especial de las guarderías dependientes del estado, dudan de los beneficios de este breve descanso infantil pues argumentan que diversas investigaciones dan cuenta de los beneficios de la educación temprana, en la cual la siesta no está incluida. No obstante, este nuevo estudio ha logrado demostrar que las siestas son beneficiosas para, dado que les permiten desempeñarse con éxito en la primera etapa de la educación.

Durante la realización del trabajo, en el cual se analizó a unos 40 niños de distintas guarderías, no sólo se efectuaron pruebas para constatar la mejora de la memoria y el aprendizaje en los niños que dormían la siesta, sino que además se estudiaron las fases del sueño infantil y el procesamiento de los recuerdos. De este modo, se estableció la existencia de una relación positiva entre el sueño profundo y la memoria, ya que durante esta fase se fija la información recibida a lo largo del día.

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Los bebés pueden reconocer lenguajes diferentes

A partir de los 7 meses, según un estudio publicado en la revista Nature Communications, los bebés son capaces de diferenciar idiomas, a la vez que es muy  viable que lleguen a aprenderlos si continúan en contacto con los mismos a pesar de que posean reglas gramaticales distintas.

Los resultados del estudio, que fue presentado en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias, en Boston, revelan información importante acerca de las capacidades humanas desde el nacimiento, pues los niños usan el tono y la duración de las palabras que oyen para lograr diferenciar los idiomas a los que son expuestos.

De acuerdo a lo señalado por la doctora Janet Werker, profesora de la Universidad de Columbia Británica y principal autora del estudio, los bebés son absolutamente capaces de reconocer lenguajes diferentes dado a que, gracias a un mecanismo mental verdaderamente impactante, mantienen  los dialectos separados y ordenados en su análisis.

Lo bueno de todo esto es que los bebés que se son criados con la posibilidad de aprender dos o más idiomas llegan a desarrollar innovadoras estrategias de comprensión, en comparación con aquellos pequeños que sólo aprenden un idioma.

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Jugar es mucho más que un pasatiempo

Más allá de la edad que se tenga, jugar es una actividad positiva y beneficios tanto para la mente como para el cuerpo. Pero básicamente se trata de algo fundamental durante la infancia.
Para evitar que se aburran, es importante que los niños se mantengan entretenidos jugando, pues esto es indispensable en el día a día de los pequeños, pues a través de los juegos puede activarse distintas partes de su cerebro y su cuerpo. Ese es el motivo por el cual es necesario que los niños jueguen tranquilos, ya que es una de las mejores formas para aprender a interpretar el mundo que los rodea.
No se trata únicamente de un pasatiempo sino que es una actividad a la que el pequeño le dedica mucha atención y entendimiento. De modo que los juegos de mesa, los juegos de ingenio o cualquier otro que involucre el cuerpo, son una valiosa herramienta para la conducta y el aprendizaje de los niños.
Al jugar se completa la construcción del aparato psíquico de las personas, razón por la cual sirve mucho también como herramienta terapéutica en aquellos niños que sufran alguna enfermedad, se encuentran tristes o estresados. De todas maneras, los extremos nunca son buenos, por lo que si un pequeño no siente ganas de jugar o posee mucha energía para lograr concentrarse en sus juegos, entonces habrá que analizar lo que está pasando por su mente.
Mediante el juego, el niño puede experimentar lo que es ganar, perder, sentirse ansioso o poderoso. A la vez que puede experimentar el esfuerzo, la espera, la resistencia o la renuncia. Por eso, para un mejor desarrollo, resulta sumamente importante incentivar a los niños para que jueguen.

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Los bebés aprenden más cuando están sentados

Desde el preciso momento de su nacimiento los bebés empiezan a incorporar conocimientos y a aprender a descubrir a su modo el mundo que los rodea, desde formas, colores y sensaciones, hasta aromas. De esa manera, consiguen desarrollarse mejor.

Con el propósito de conocer la manera en la cual los bebés interpretan su entorno, diversas universidades realizaron una investigación, de la cual se desprende que los pequeños cuando están sentados aprenden más pues la postura está relacionada con la facilidad de aprendizaje, el desarrollo cognitivo y la aprehensión de conocimientos.

Este estudio, que supone un avance en el descubrimiento del mundo infantil, señala que la postura que adoptan los bebés mientras aprenden y observan el entorno posee un rol clave en su capacidad mental y en su desarrollo cognitivo.

Los investigadores de las universidades de Dakota del Norte, Texas A & M. y Fargo, indican que lo mejor es que el bebé esté sentado puesto que de ese modo aprende más. La razón reside en que la facilidad que poseen los niños para sentarse por sus propios medios repercute directamente en la capacidad de los pequeños para incorporar nuevos conocimientos.

Además, los expertos han logrado descubrir que aquellos niños que no se pueden sentar por si mismos aprenden al mismo ritmo que aquellos que lo pueden hacer solos.

Para la investigación se llevaron a cabo dos experimentos con bebés pequeños, llegando a comprobar que, entre los cinco meses y medio y los seis meses y medio de vida, los bebés no utilizan todavía patrones para identificar los objetos por si mismos, sino que sólo lo empiezan a hacer desde el medio año de vida.

En el momento en que los niños se pueden sentar solos y sin apoyo es cuando crece la capacidad de aprender de los objetos pues como el niño ya no tiene que preocuparse en mantener el equilibrio puede concentrar por completo su atención en explorar los objetos que lo rodean, así como las cosas que observa, los sonidos que oye y lo que le dicen.

Una buena estrategia para ayudar a los niños en su proceso de aprendizaje es sentarlos en sitios cómodos y seguros para que aprendan a mantenerse solos. Así, pueden desarrollarse mejor con los procesos de aprendizaje mediante los objetos, en especial cuando se trata de niños con retrasos cognitivos.

El uso excesivo del chupete afectaría el desarrollo expresivo de los bebés

Siempre hemos escuchado decir que los niños que usan chupete durante un tiempo prolongado están expuestos a sufrir ciertas complicaciones en su salud bucal, como deformación del paladar o dientes chuecos. Pero a ello se le agrega ahora nueva información, que se desprende de una investigación realizada un estudio en la Universidad de Wisconsin-Madison, según la cual el uso excesivo del chupete puede afectar hasta incluso el desarrollo expresivo del niño.

Lo especialistas señalan que el uso prolongado del chupete puede traerle consecuencias al niño, pues puede llegar a alterar su expresividad facial y su capacidad de experimentar, lo cual puede provocar que no llegue a ser maduro emocionalmente, ya que el chupete afecta la comunicación del niño al limitarle su capacidad de imitar gestos.

La investigación, para la cual se estudió sólo a bebés varones, da cuenta de que el chupete les impide experimentar con plenitud sus expresiones faciales, teniendo en cuenta que los seres humanos, en especial durante los primeros años de infancia, imitamos las acciones de otras personas. Por lo que resulta de suma importancia para el aprendizaje de las expresiones así como del lenguaje corporal, un medio de comunicación con el entorno cuando todavía no se realiza mediante la palabra.

Según los especialistas, cuando el pequeño usa el chupete se ve limitada su  capacidad de imitar los gestos de las personas, lo cual afecta negativamente al proceso de  comunicación y aprendizaje, tornándoseles muy complicado expresar sus emociones. Por ende, esta situación puede hacer que se sientan frustrados y se vuelvan introvertidos.

Es sabido que el chupete les sirve a los bebés para entretenerse, calmarse y reducir el estrés. Por ese motivo, no es para nada conveniente sacárselo abruptamente, pues de lo contrario tendría un efecto negativo en ellos. Por lo que se recomienda medir el uso del chupete, para de a poco lograr eliminarlo de la rutina de los pequeños.

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