Siempre se recomienda que los niños, en vez de mirar televisión, destinen su tiempo a jugar y realizar actividades al aire libre. Pero ahora un equipo de expertos aconseja no permitirles a los pequeños menores de 3 años que miren TV, porque es justamente a esa edad cuando aumenta el riesgo de desarrollar obesidad.
Los especialistas indican que los niños de tres años en adelante deben tener una exposición mínima a la televisión, estableciendo un máximo de dos horas diarias el tiempo tiempo que pueden pasar frente a la pantalla.
A pesar de que puede resultar una decisión muy drástica, la realidad es que durante los primeros tres años de vida se produce el daño cerebral más severo, con lo que el riesgo de desarrollar obesidad se acrecienta cuando se pasan más horas frente a la TV. La exposición a la televisión hace que el cerebro se vea obligado a recibir información extra constantemente, y en consecuencia va moldeándose a toda clase de estímulos que no en todos los casos son positivos, en especial durante los primeros años de vida que es cuando se atraviesa el desarrollo personal e intelectual. Por este motivo, los pediatras les solicitaron a las autoridades santiarias británicas ofrecer información acerca de tales daños con el fin de que las familias no les permitan a los niños mirar la televisión o permanecer frente la pantalla de los ordenadores hasta los tres años.
Esta recomendación es muy importante, teniendo en cuenta que las nuevas generaciones utilizan cotidianamente la televisión, ordenadores, consolas de video y toda clase de dispositivos tecnológicos, lo cual hace que los niños pasen más de 8 horas al día recibiendo estímulos que deben ser evitados. En efecto, los especialistas señalan que durante los primeros tres años de vida es cuando el niño desarrolla gran parte de su personalidad, por lo que es cuando más interacción debe tener con sus padres y su familia.
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Así como los bebés precisan realizar varios descansos al día, a medida que van creciendo dichos descandos van reduciéndose, pues el sueño es en sí mismo un proceso evolutivo. Como cada vez poseen un mayor interés por el mundo que les rodea, los niños no quieren perder tiempo durmiendo y es por ese motivo que a partir de los dos o tres años de edad, muchos dejan de dormir la siesta.

Hay muchas mujeres embarazadas que debido a sus obligaciones cotidianas, que incluyen indudablemente el trabajo o tareas familiares, se trasladan de un lugar a otro manejando. Por ello, si bien el hecho de estar esperando un hijo no inhabilita a las mujeres a conducir, es necesario que se tengan algunos cuidados.




