Pérdida de peso del recién nacido

Todos, seguramente, alguna vez hemos escuchado decir que los bebés suelen perder peso durante su primera semana de vida. En efecto, este fenómeno es conocido como pérdida de peso fisiológica. Pero, ¿a qué se debe?

En su mayoría, los bebés que nacen a término, entre la semana 38 y 40 de gestación, pesan aproximadamente entre 2.7 y 4 kg. No obstante, es posible que su peso se encuentre un poco fuera de este rango y estar saludables.

Existen diferentes factores que afectan al peso del bebé, como por ejemplo la semana de gestación en la que nace, el sexo, la salud y nutrición de la madre durante el embarazo y la constitución física de sus padres. En cualquier caso, los bebés suelen perder entre un 5% y un 10% de su peso durante los cuatro días siguientes al parto, en relación con el peso corporal que tuvieron al nacer. Incluso, la pérdida de peso presentarse entre los 5 y 7 días posteriores al nacimiento.

Dicha pérdida de peso temporal es producida por el cambio de ambiente, la humedad corporal, la temperatura ambiental y, desde ya, por las primeras heces fecales, la orina y el sudor.   El peso del recién nacido también puede disminuir cuando la madre no produce la cantidad de leche suficiente durante los primeros días. Comúnmente, la producción de leche materna se incrementa a partir del quinto día de haberse producido el parto.  Es preciso señalar que los bebés que son alimentados con leche materna es normal que pierdan hasta un 10% del peso, mientras que en aquellos a quienes les dan leche de fórmula la pérdida es de alrededor del  5%. Por supuesto que esto es algo temporal, ya que entre los 10 y 14 días de vida los bebés recuperan su peso.

Imagen:

sobrebebes.es

Mitos sobre la dentición

En esta oportunidad profundizaremos lo que ya hemos viniendo hablando en otros post anteriores acerca del proceso de dentición en los bebés, en torno al cual existen ciertos mitos que son necesarios derribar. En ocasiones, se suelen asociar ciertos  síntomas a la dentición, los cuales no todos son ciertos. 
Es común escuchar que la dentición provoca diarrea, lo cual es falso. No existe conexión alguna entre cortar los dientes y que el bebé tenga diarrea. Lo que sí es real es que, en su afán de calmar el dolor, el bebé se lleva objetos a la boca que a veces no están higienizados, generándole en algunos casos malestar estomacal.
También, es común pensar que la etapa de dentición provoca fiebre y secreción nasal, síntomas que en realidad se encuentran más ligados a una infección viral que a la dentición misma. En tal sentido, vale decir que los bebés son más susceptibles a sufrir infecciones virales durante el proceso de dentición porque las encías están rotas, volviéndolos más vulnerables a las infecciones. Al mismo tiempo, es preciso destacar que cuando comienzan a salirles los dientes la mayor parte de los bebés también empieza a gatear, lo que implica un mayor acceso a una gran variedad de cosas que de seguro se llevarán a la boca, incrementando las probabilidades de infección.
Otra de las creencias es que la dentición genera dolor de oído. En efecto, la aparición de los dientes no produce directamente dolor de oídos, sino que el tímpano y los dientes, al compartir el mismo centro neurálgico, podrían hacer que se refleje el dolor que el bebé siente. A esta edad resultan más que normales las infecciones del oído, de modo que si el bebé se encuentra irritable y se tira de la oreja no implica que le estén saliendo los dientes, sino que tan sólo puede tratarse de una infección de oído.
Algo muy común es asociar la dentición a la producción excesiva de saliva. Y, en realidad, no es que haya más saliva, sino que el bebé permanece mayor cantidad de tiempo con la boca abierta sin tragar la saliva.
Por último, se suele creer que la salida de los dientes produce pérdida de peso. En esto hay algo de cierto, ya que cuando hay sensibilidad y dolor en las encías puede que el bebé se niegue a comer y, por ende, pierda algo de peso.

Imagen:

http://www.crecebebe.com/wp-content/uploads/bebe_dientes.jpg

Control del peso en el embarazo

Si hay algo natural en todas las embarazadas es el aumento de peso, debido lógicamente a la nueva vida que se está gestando. Sin embargo, algunas mujeres suelen experimentar la  pérdida de peso durante el embarazo.
Por lo general, la pérdida de peso en el primer trimestre del embarazo es algo bastante común, debido a las náuseas y vómitos que aparecen durante esos meses. Incluso, la pérdida de peso puede deberse a otros problemas gastrointestinales, como es el caso de la diarrea. Comúnmente, la mayoría de las mujeres que presentan estos síntomas, suelen recuperar su peso y ganar algunos kilos a medida que avanza la gestación.
De todas maneras, es importante saber que la pérdida progresiva de peso no es algo que se produce comúnmente sino que se produce especialmente en mujeres que poseen sobrepeso. Si bien se supone que en el embarazo las mujeres ganan peso para acumular las grasas y energías necesarias para el momento del parto y para favorecer la lactancia, en el caso de las mujeres con sobrepeso sus cuerpos ya poseen estas reservas.
Por consiguiente, cuanto más gruesa te encuentres al momento de la concepción menos kilos habrás de aumentar. Inclusive, tu organismo emplea mayor cantidad de calorías durante la gestación, puesto que la prioridad de tu cuerpo es alimentar a tu bebé, por lo que si no modificas tu dieta tal vez tu cuerpo esté utilizando las reservas que tenía para ti.
No obstante, en caso de que engordes o adelgaces más de 4 kilos en una semana, es necesario que consultes con tu obstetra ya que puede estar indicando la existencia de algún problema.
De modo que durante el embarazo lo más adecuado es llevar una dieta sana y equilibrada, tratando de controlar los antojos y sin realizar ningún tipo de dietas caseras, por tu salud y la de tu bebé.

Imagen:

http://embarazo.cuidadoinfantil.net

Plan nutricional para después del parto

Durante los 9 meses de gestación, el bebé, de acuerdo ha ido creciendo y formándose en el vientre materno, fue absorbiendo vitaminas y minerales. De manera que, luego del parto, inmediatamente la madre debe comenzar un plan dietario para no solo recuperar las energías y nutrientes que perdió en el embarazo, sino para asegurar la calidad y cantidad apropiadas de leche materna.
El plan nutricional debe incluir porciones extra de calorías. El mínimo en una persona normal es 1,500, a lo cual hay que agregarle unas 300 calorías más, así como unos 70 u 80 gramos adicionales de proteínas.
Es bueno saber que uno de los minerales que más absorbe el bebé durante la gestación es el calcio, por consiguiente la madre tiene que recobrar los niveles bajos de calcio, ingiriendo entre 4 y 5 veces por día productos que lo contengan. El calcio, se halla en los productos derivados de la leche, como el yogurt, queso, mantequilla, entre otros.
Un cuerpo correctamente nutrido es aquel que consume a diario muchas frutas y verduras, por lo que la dieta debe contener al menos una taza de verduras y una de frutas.
Los  pescados y huevos, así como el aceite de oliva y los frutos secos, también son fundamentales en la alimentación de toda mamá ya que proveen los acidos grasos necesarios y vitaminas para subsanar las pérdidas de nutrientes, además de estimular la producción de leche de buena calidad.
También, es necesario tomar mucho líquido, 8 vasos por día como mínimo, que además de poseer efectos antioxidantes y diuréticos, ayuda a producir leche.
A contrario de lo que puede llegar a pensarse, todo ello no nos hará ganar peso, ya que mediante la producción de leche y lactancia, se estimula la pérdida de peso, además de generar las condiciones para que el útero regrese a su tamaño original.