Dejar de fumar en el embarazo

Es de público conocimiento que fumar durante el embarazo es sumamente perjudicial para la salud, no solo de la futura madre sino también del feto. No obstante, las estadísticas revelan que entre el 11% y el 30% de las mujeres embarazadas son fumadoras o se encuentran expuestas de manera pasiva al humo del cigarrillo. En el caso de España, el 43,5% de las mujeres con edades comprendidas entre los 25 y 44 fuma, aunque dicho porcentaje se reduce al 26,6% durante la gestación.
Al fumar, los niveles de concentración de nicotina en el feto superan en un 15% a los que se registran en la madre.
A pesar que las mujeres suelen disminuir el consumo regular de tabaco en el embarazo, es de suma importancia analizar cuáles son los efectos que produce en el desarrollo del feto la exposición a pequeñas cantidades de tabaco.
Continuando con los datos estadísticos, el 30 por ciento de las mujeres adictas al tabaco continuan fumando en las primeras semanas de la gestación.
Quedarse embarazada es la oportunidad perfecta para abandonar el hábito de fumar. De hecho, muchas mujeres lo logran, aunque luego de tener al bebé tienden a recaer en el vicio fácilmente. En efecto, el 50 por ciento de las mujeres vuelve a fumar tras pasar seis meses de haber dado a luz, pero esa cifra trepa al 80 por ciento un año después.
Desde ya que las madres no desean dañar la salud de sus bebés, pero en algunos casos la adicción es tal que dificulta el dejar de fumar por sí solas. En tal sentido, solamente cuatro de cada diez embarazadas logran abandonar este hábito por propia voluntad. Por eso, lo ideal es pedir ayuda como primera medida al médico ginecólogo.
De acuerdo a los datos epidemiológicos, las embarazadas que tienen una adicción al tabajo fuman en promedio unos 13 cigarrillos diarios. Si esta cantidad es multiplicada por los 9 meses de gestación, resultará que el bebé es expuesto al efecto nocivo de 3.640 cigarrillos.
Tan solo 20 minutos después de haber dejado de fumar, se normalizan el pulso y la presión sanguínea de la embarazada, transcurridas unas ocho horas ya se evidencia una reducción de los niveles de monóxido de carbono en el organismo y a las 24 horas disminuye el riesgo de sufrir un infarto.
Los efectos positivos de dejar de fumar también son sentidos inmediatamente por el bebé, puesto que comienza a recibir la cantidad de oxígeno adecuada y su desarrollo ya no es afectado por la nicotina u otras sustancias químicas del cigarrillo.

Riesgos de fumar durante el embarazo

El consumo de tabaco durante el embarazo afecta negativamente el desarrollo del bebé. Para tener una noción de sus efectos, sólo basta con pensar que con cada cigarrillo se incrementa el número de latidos fetales, se reduce un 40 por ciento el oxígeno que recibe el feto por acción del monóxido de carbono que es inhalado junto con el humo y afecta su crecimiento. Por lo que cuantos más cigarrillos fume la madre, menor será el crecimiento del pequeño; de ahí que los bebés de mujeres fumadoras pesan aproximadamente unos 200 gramos menos al nacer. Por todo esto, es muy importante dejar de fumar.
Asimismo, dejar de fumar protegerá al bebé de nacer prematuro. En efecto, uno de cada siete hijos de mujeres fumadoras nace antes de lo previsto.
Por otra parte, dejar de fumar reduce las posibilidades de muerte súbita del lactante, así como de sufrir abortos espontáneos y hemorragias. Pero eso no es todo, en comparación con una no fumadora, una embarazada que fuma un promedio de 20 cigarrillos diarios duplica el riesgo de que el bebé muera a causa de un desprendimiento de placenta.
Al respecto, el centro oncológico de Heidelberg, situado en Alemania, indica que el 25 por ciento de los bebés que nacen sin vida así como el 20 por ciento de los casos de muerte súbita, podrían evitarse si la embarazada abandonara el vicio antes de las 16 semanas de gestación.
Al mismo tiempo, dejar de fumar permite que los pulmones del feto se desarrollen correctamente, pues el humo del tabaco es nocivo para su desarrollo y puede llegar a dejarle secuelas al bebé de por vida.
También, los niños expuestos de manera pasiva al tabaco son pasibles de sufrir más enfermedades respiratorias agudas y crónicas, como otitis, asma y alergias.
Con respecto a las malformaciones congénitas, diversos estudios demostraron que fumar durante la gestación aumenta el riesgo en el bebé de tener labio leporino y paladar hendido cuando la madre posee ya una predisposición genética.
A la vez que los hijos de madres fumadoras corren un riesgo mayor de sufrir cáncer a futuro, como de riñón o vejiga.
Por último, destacamos que dejar de fumar disminuye las probabilidades de que el niño se vuelva un adicto en el futuro. De hecho, estos niños disponen de más receptores de nicotina en el cerebro, tornándolos más propensos a ser fumadores cuando lleguen a la adolescencia y se les de por probar tabaco por curiosidad.

Vive un embarazo libre de humo

Dejar de fumar permite prevenir daños celulares. Un gran número de sustancias tóxicas que contiene el humo del tabaco, como por ejemplo el monóxido de carbono, atraviesan la placenta y se depositan en la sangre del bebé. También, abandonar el consumo de tabaco es útil para la prevención contra las alergias, pues el cigarrillo las fomenta llegando incluso a afectar a varias generaciones.
En el interior del útero materno, el bebé se puede acostumbrar al tabaco pero, al nacer, es posible que presente un síndrome de abstinencia a la nicotina, provocándolo un llanto desmedido, irritabilidad y molestias las primeras semanas de vida.
De acuerdo a un estudio desarrollado en la Brown Medical School de Nueva York, los bebés de madres que fumaron unos seis cigarrillos diarios en el embarazo evidencian en las 48 horas posteriores de haber nacido síntomas adictivos, se encuentran nerviosos, tiemblan, tienen presión alta y con frecuencia suelen padecer problemas intestinales.
Además, dejar de fumar previene a futuro la aparición de trastornos de aprendizaje en el niño, pues diferentes estudios han demostrado que los hijos de mujeres que fumaron durante la gestación eran hiperactivos y tenían problemas de concentración.
Consejos para dejar de fumar
Para dejar de fumar y comenzar una vida libre de humo es necesario buscar apoyo en el médico u obstetra, quien te aconsejará para que las cosas te resulten un poco más fáciles.
Es necesario establecer un día para dejarlo. Cuanto antes, mejor. Lo ideal es que los primeros días intentes mantenerte muy ocupada para evitar pensar en el tabaco, retirando de tu casa y oficina todos aquellos objetos que remitan al tabaco, como ceniceros, cerillas, etc. 
Hay que abandonar el cigarrillo de una vez y por completo, Resulta más difícil intentar fumar poco que dejar el vicio del todo.
Sé positiva. Es importante que sepas que al dejar de fumar, la necesidad de consumir tabaco irá menguando luego que pasen los primeros diez o doce días. Mientras tanto, es probable que te sientas más sensible e irritable que lo habitual y experimentes problemas de concentración. Tales síntomas irán desapareciendo de a poco.
También, te ayudará cambiar tu rutina diaria, como evitar concurrir al bar donde siempre compraste cigarrillos. Pídele a tus amigos que traten de no fumar delante tuyo.

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bebesymas.com

La exposición a la nicotina durante el embarazo afecta la salud del bebé

Según una reciente investigación, desarrollada por expertos del Centro de Evaluación y Medida de la Conducta (CRAMC) de la Universidad Rovira i Virgili, los bebés recién nacidos que fueron expuestos a la nicotina, ya sea porque sus madres son fumadoras activas o pasivas, pueden presentar a futuro problemas de aprendizaje, obesidad, hiperactividad y trastorno por déficit de atención.
No obstante, a pesar que los trastornos pediátricos y obstétricos asociados al cigarrillo durante el embarazo se encuentran muy bien definidos, aún no hay muchos estudios que den cuenta sobre los efectos del tabaco en el comportamiento neonatal.
Este estudio, divulgado por la revista Early Human Development, también evalúa los efectos que puede conllevar el consumo pasivo de cigarrillo en el recién nacido durante la gestación.
Para arribar a tales resultados, los científicos analizaron el comportamiento de unos 282 bebés recién nacidos sanos a través de la Escala de Evaluación del Comportamiento Neonatal, la cual posibilita la interacción con el bebé de 48 a 72 horas de vida, evaluando su comportamiento y respuestas.
Del total de las madres que fueron estudiadas, el 22% reconoció que fumó durante la gestación y tan solo el 6% estuvo expuesta de forma pasiva al humo del tabaco. Entre las madres adictas al tabaco, el 12,4% consumían a diario entre 1 y 5 cigarrillos; mientras que un 6,7% fumaban entre 6 y 10; y un 2,8% entre 10 y 15 cigarrillos diarios.
Más allá de las estadísticas, lo cierto es que la nicotina afecta el desarrollo neuroconductual del recién nacido tanto si la madre es fumadora activa como pasiva, lo cual puede dar pie a futuras patologías.
Los resultados dan cuenta de que los hijos de mujeres fumadoras y de fumadoras pasivas poseen menos habilidades para inhibir estímulos que pueden generar alteraciones en el sistema nervioso central. Al mismo tiempo, los hijos de madres fumadoras pasivas presentan alteraciones en su desarrollo motor, mientras que los de fumadoras evidencian una capacidad menor para regular las conductas y respuestas a aspectos motores, fisiológicos, sensoriales y de atención.
Por este motivo, los médicos recomiendan reducir o eliminar el consumo de tabaco en las embarazadas y sus familiares, debido a los efectos que puede acarrear la exposición involuntaria al humo del cigarrillo para evitar dañar la salud del feto y el desarrollo infantil.
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Miedos más comunes de las embarazadas

Sentir temor ante lo nuevo que se avecina es algo que experimentan la mayoría de las embarazadas. Las principales preocupaciones suelen tener que ver con la incertidumbre de saber si se será buena madre o no y si el bebé nacerá sano. Pero hay muchos otros miedos que suelen rondar en la mente de las futuras mamás.
Algunas embarazadas suelen inquietarse con la posibilidad de que su hijo nazca prematuro, es decir,  antes de la semana 37. Este temor tiene fundamento, pues en los últimos diez años el porcentaje de partos prematuros se ha incrementado un 43%. De todos modos, en general los bebés prematuros nacen entre la semana 34 y 36, casi sin complicaciones graves. Y gracias al gran avance registrado en el campo de la medicina, el índice de supervivencia de un bebé prematuro es muy alto.
Otro de los temores que suelen experimentar las embarazadas es el de no recuperar nunca la figura luego del parto. Sobre todo en estos tiempos, en los que las madres famosas lucen una figura escultural apenas salen de la sala de parto. La realidad indica que, de acuerdo a las estadísticas, aproximadamente el 20% de las mujeres no pierden los kilos que aumentaron durante el embarazo. Por ese motivo, es importante seguir los consejos del médico sobre el tipo de alimentación que debes llevar en la gestación, pues si engordas más de lo debido te será más difícil retornar a tu peso anterior. Luego de dar a luz, amamantar a tu bebé te servirá también para ayudarte a adelgazar.
También, las futuras madres suelen creer que sus relaciones sexuales no serán iguales luego del parto. Pero no hay de qué preocuparse, tan sólo debes tomarte un tiempo para recuperar tu cuerpo y tu libido. Es importante saber que la lactancia, sumado al cansancio de las primeras semanas, puede apagar tu deseo sexual y solamente pienses en dormir. Sin embargo, con el tiempo todo volverá a ser como antes.
El dolor del parto es una de las cuestiones que más suelen desvelar a las mujeres, sobre todo en el último tramo del embarazo. Para calmar tu angustia, sólo debes pensar en cuántas mujeres han dado a luz desde que el mundo es mundo, incluso sin epidural. De todas maneras, es normal sentir temor a lo desconocido, en especial si eres madre primeriza. Lo mejor que puedes hacer es hablar sobre el tema con tu médico, asistir a las clases de pre-parto y conversar con otras madres. Todo eso te aportará tranquilidad para estar preparada para ese momento tan importante de tu vida.

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¿Qué hacer si el bebé tiene fiebre?

Al contrario de lo que suele pensarse, la fiebre no constituye en sí misma una enfermedad sino que más bien es un síntoma que puede acompañar a diversas enfermedades. En concreto, la fiebre representa un sistema de defensa mediante el cual el organismo supera los valores normales de temperatura en pos de intentar combatir tanto a los virus como bacterias. De esta manera, cuando la fiebre sube está indicando que algo anómalo está ocurriendo en el cuerpo.
Según los especialistas, cuando la temperatura corporal supera los 38º se considera que la persona tiene fiebre. Pero es preciso destacar que, a pesar que en general la fiebre está asociada a un proceso infeccioso, las causas de su aparición pueden estar ligadas a quemaduras, insolaciones, entre muchas otras.
Más allá de la fiebre, lo esencial es verificar cuál es el estado general del pequeño. Para poder bajar la fiebre es necesario cuidar que la habitación se mantenga bien ventilada y fresca, así como dejar al niño con ropa ligera y darle baños con agua tibia. Asimismo, es necesario que el niño beba mucho líquido, para que no haya riesgo de deshidratación, suministrándole antitérmicos sólo en los casos en que el cuadro febril le genere malestar al niño.
Es importante saber que la temperatura en los bebés por lo general es 1 grado más que la de los adultos. La misma puede variar en función del sitio donde se coloque el termómetro. Así, por ejemplo, se considera fiebre cuando la temperatura rectal o del oído es mayor de 38º, cuando la temperatura oral supera los 37,5º  o cuando la temperatura axilar sobrepasa los 37,2º. Comúnmente, los médicos suelen recomendar tomar la temperatura rectal, porque arroja resultados más fiables.
En cuanto a los termómetros, hay de tres tipos diferentes: de oído, de mercurio y digitales.  También hay cintas termómetro, aunque estas no son del todo fiables. En caso de usar un termómetro de mercurio, antes de colocárselo al niño, es necesario agitarlo hasta que baje el mercurio.
Lo que no debe hacerse
En ningún caso hay que administrarles antibióticos a los niños con fiebre, porque la misma no siempre indica la existencia de una infección sino que puede ser provocada también por un virus. De ser así, los antibióticos podrían acabar siendo contraproducentes. El uso de aspirina también está contraindicado.
Tampoco hay que frotarle alcohol al niño, porque puede provocar intoxicaciones si es absorbido por la piel.
Si el niño presenta un cuadro febril, será necesario entonces consultar con el médico para que se encargue de evaluarlo y recetar algún medicamento según el caso.

La lactancia materna exclusiva previene la muerte súbita

Los beneficios de la lactancia materna, tanto para el recién nacido como para la madre, son ya conocidos. Por un lado, es el mejor alimento para el niño, puesto que aumenta sus defensas. Y, por el otro, ayuda a generar un vínculo más fuerte con su madre.
Los médicos indican que lo ideal son seis meses de lactancia exclusiva, para que el bebé pueda crecer sano. Esto además es ventajoso para la familia porque no tiene que gastar dinero en leche de fórmula, sino que la madre sólo necesita llevar una dieta equilibrada  y un estilo de vida saludable.
Es importante destacar que, según diversas pruebas que se han realizado, la falta de lactancia materna puede acarrear ciertos riesgos al niño, pues está comprobado que los bebés que no son alimentados con leche materna corren un riesgo mayor de sufrir el síndrome de muerte súbita.
Los especialistas indican que es necesario tomar a la lactancia como una obligación, porque se trata de un alimento que supera en nutrientes a cualquier otra alternativa natural o artificial, debido a que previene el riesgo a infecciones, enfermedades y alergias.
Considerando el aumento de desastres naturales que ocurren en distintos lugares del mundo, como terremotos, inundaciones o huracanes, los profesionales de la salud señalan que en dichos casos los niveles de mortalidad infantil son de entre 2 a 70 veces más a causa de que los bebés, al no haber sido alimentados con leche materna, no poseen las defensas altas, quedando expuestos de ese modo a todo tipo de infecciones, enfermedades respiratorias o cuadros de desnutrición severa, etc.

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La lactancia materna exclusiva previene la muerte súbita

Los beneficios de la lactancia materna, tanto para el recién nacido como para la madre, son ya conocidos. Por un lado, es el mejor alimento para el niño, puesto que aumenta sus defensas. Y, por el otro, ayuda a generar un vínculo más fuerte con su madre.
Los médicos indican que lo ideal son seis meses de lactancia exclusiva, para que el bebé pueda crecer sano. Esto además es ventajoso para la familia porque no tiene que gastar dinero en leche de fórmula, sino que la madre sólo necesita llevar una dieta equilibrada  y un estilo de vida saludable.
Es importante destacar que, según diversas pruebas que se han realizado, la falta de lactancia materna puede acarrear ciertos riesgos al niño, pues está comprobado que los bebés que no son alimentados con leche materna corren un riesgo mayor de sufrir el síndrome de muerte súbita.
Los especialistas indican que es necesario tomar a la lactancia como una obligación, porque se trata de un alimento que supera en nutrientes a cualquier otra alternativa natural o artificial, debido a que previene el riesgo a infecciones, enfermedades y alergias.
Considerando el aumento de desastres naturales que ocurren en distintos lugares del mundo, como terremotos, inundaciones o huracanes, los profesionales de la salud señalan que en dichos casos los niveles de mortalidad infantil son de entre 2 a 70 veces más a causa de que los bebés, al no haber sido alimentados con leche materna, no poseen las defensas altas, quedando expuestos de ese modo a todo tipo de infecciones, enfermedades respiratorias o cuadros de desnutrición severa, etc.

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Las toallitas húmedas con fenoxietanol son tóxicas para los bebés

Las toallitas húmedas es uno de los tantos productos que la mayoría de las madres utilizan para la higiene de los bebés. Sin embargo, ahora se dio a conocer que estas toallitas contienen fenoxietanol, un bactericida que es usado combinado con otras sustancias químicas para la elaboración de vacunas e insecticidas y que hasta el momento los efectos adversos que se conocían eran mareos y diarrea. Los profesionales de la salud no recomiendan su uso en mujeres lactantes para impedir que este producto químico se transfiera de la piel al pezón y, por ende, a los bebés.
En Estados Unidos, por ejemplo, esta sustancia se encuentra autorizada por el Centro de Control de Enfermedades. No obstante, en países como Japón está prohibido su empleo. A largo plazo, el fenoxietanol puede resultar tóxico para el hígado y ciertas células del torrente sanguíneo, e incluso puede afectar al crecimiento y al sistema reproductivo. Lo cierto es que a mediados de 2012, la Agencia Nacional de Seguridad de los Medicamentos y Productos Sanitarios (ANSM) de Francia recomendó dejar de usar fenoxietanol en productos cosméticos para bebés de menos de tres años, como es el caso de las toallitas de higiene infantil. Pero los fabricantes de este producto ignoraron dicha recomendación.
De todos modos, esta noticia no es nueva pues desde hace un tiempo que se aconseja a los padres evitar por completo el uso de toallitas húmedas para bebés, sobre todo las que contienen esta sustancia, que son la gran mayoría. El problema radica en la inexistencia de estudios que den cuenta sobre los riesgos que encarna el empleo del fenoxietanol.
La recomendación de la ANSM es que, para los niños mayores de tres años, las toallitas húmedas o cualquier otro producto cosmético deben contener un 0,4% de dicha sustancia y no el 1% como hasta ahora. Al mismo tiempo, fue enviado este estudio a la Comisión Europea para que sea trasladado a la Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea, con el propósito de que se encargue de realizar los análisis y evaluaciones pertinentes sobre este compuesto.

La mala alimentación de las embarazadas incrementa las chances de bronquiolitis en sus bebés

Un grupo de médicos argentinos dio a conocer una investigación, según la cual las embarazadas deben cuidar su dieta pues consumir en exceso carbohidratos podría incrementar hasta siete veces el riesgo de que el bebé padezca bronquiolitis en sus primeros dos años de vida.
Por tal motivo, los expertos aconsejan que las mujeres modifiquen sus hábitos alimenticios, aumentando la ingesta de frutas y verduras, en beneficio de la salud de sus futuros hijos.
La bronquiolitis es una infección en las vías respiratorias muy común entre los niños que puede llegar a ser grave en los pequeños no poseen las defensas altas. Por ello, es importante saber que consumir en exceso pan, pastas, papa, refrescos, productos de bollería industrial, azúcar y arroz durante la gestación incrementa las chances de que el bebé nazca sin las defensas necesarias para afrontar esta enfermedad, que es la mayor causa de mortalidad en los niños menores de 2 años.
El doctor Fernando Polack, principal autor del estudio, señaló que llevar una dieta rica en frutas y verduras durante el embarazo brinda una protección similar a la que ofrece la lactancia materna.
La investigación fue desarrollada por un equipo compuesto por 36 pediatras y neumonólogos pediátricos, quienes se dedicaron a estudiar la población infantil que fue atendida por esta enfermedad en la ciudad de La plata, capital de la provincia de Buenos Aires. De este modo, efectuaron un seguimiento de cada caso en particular acerca de las condiciones de vida de los niños con bronquiolitis, con el propósito de poder conocer cómo vivía su grupo familiar, el nivel de estudios alcanzado por sus padres, si los progenitores fumaban en el hogar, si recibieron o no lactancia materna y su historia clinica desde su nacimiento.
Al mismo tiempo, realizaron un cuestionario para vislumbrar los hábitos alimentarios de las madres, organizando las respuestas en grupos de macronutrientes como por ejemplo las proteínas, carbohidratos, frutas y verduras y las grasas. Así, lograron demostrar que las madres que ingerían más hidratos de carbono afectaban de manera negativa la salud respiratoria de sus hijos.

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